Las urnas del perd¨®n
La guerra civil que ha desangrado a Argelia estall¨® en las urnas, pero ha podido acabar tambi¨¦n en los colegios electorales. A comienzos de 1992, un golpe militar condujo a la anulaci¨®n de la segunda vuelta de unas elecciones generales en las que los islamistas se dispon¨ªan a llegar al poder. El amplio deseo de paz expresado ayer por los argelinos en el refer¨¦ndum marca tal vez el principio del fin de un largo conflicto interno que ha atrapado a la poblaci¨®n civil entre el fuego cruzado de las fuerzas de seguridad y las guerrillas integristas. En los colegios electorales de Argel despuntaba ayer un esp¨ªritu de reconciliaci¨®n nacional. "Yo no vot¨¦ por Buteflika (en las presidenciales de abril), pero hoy voto por la paz, hoy tengo esperanza", explicaba Hyurda Hamadach, una costurera de 27 a?os, con la cabeza cubierta por el pa?uelo isl¨¢mico. A su lado, F¨¢tima Messaudi, de 67 a?os, arengaba a los j¨®venes voluntarios del colegio Malika Harchi, un centro de votaci¨®n reservado a las mujeres en el distrito popular de Kuba, en cuya mezquita se fund¨® el Frente Isl¨¢mico de Salvaci¨®n. "Ojal¨¢ pudiera votar 100 veces s¨ª. Luego su semblante se ensombreci¨® al relatar el asesinato de un familiar.
"El presidente nos ha ofrecido una gran oportunidad para la paz", aseguraba el tip¨®grafo Abdelmuyur Cheraifa, de 46 a?os, poco despu¨¦s de haber votado en la escuela Abderram¨¢n Hom¨ªn del distrito de Belcourt, donde sigue sometido a detenci¨®n domiciliaria el l¨ªder hist¨®rico del FIS, Abassi Madani. "Tenemos que perdonar a los terroristas, si no seguir¨¢ habiendo m¨¢s muertes", argumentaba Cheraifa, que tampoco vot¨® por Buteflika y que sigue viviendo con el recuerdo del polic¨ªa al que vio morir tiroteado.
En Hydra, otro distrito de Argel castigado por la violencia, los votantes charlaban al sol en el patio del colegio electoral mixto Laila Jadiya. "Yo he votado por mi compa?ero de armas Buteflika; ?ah! y diga que me llamo Hadj Ferchal", sentenciaba el muyahid ante un corro de j¨®venes inform¨¢ticos de la administraci¨®n electoral, veintea?eros curtidos en el eco de los coches bomba.
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