El suced¨¢neo

No sali¨® el toro sino su suced¨¢neo. Luego los pases que le dieron fueron tambi¨¦n suced¨¢neo del toreo.Vinieron las figuras y ya se sabe. Aunque a cualquiera se le llama figura. El mucho contratar y el mucho salir en los papeles no bastan para alcanzar la categor¨ªa de figura. Otros mimbres se necesitan.

Rivera Ord¨®?ez, sin ir m¨¢s lejos, es suced¨¢neo de figura. De donde cabe deducir que con el suced¨¢neo de corrida estaba en sus salsas.

Al suced¨¢neo de corrida no le faltaba detalle: hab¨ªa acudido la afici¨®n suced¨¢nea.

La afici¨®n suced¨¢nea es aquella que s¨®lo va a los toros cuando anuncian figuras o sus suced¨¢neos, y participa activamente piropeando, aplaudiendo, orejeando a la figuraci¨®n.

Que no se le ocurra a nadie poner reparos, desaprobar ventajismos o protestar corruptelas en presencia de la afici¨®n suced¨¢nea: ser¨¢ objeto de oprobio e incluso puede que le echen de la plaza.

La fiesta suced¨¢nea fue as¨ª en Guadalajara. Toros de trap¨ªo hubo cuando faltaban figuras; toros impresentables cuando arribaron haciendo uso de toda su prepotencia.

Y ya el suced¨¢neo de toro en el redondel, alguno dio la nota. La dio Rivera Ord¨®?ez con una primera faena llena de trampas -largando tela a un lado, metiendo pico, rectificando terrenos-, y una segunda sin los ¨¢nimos ni los recursos que requer¨ªa un suced¨¢neo de toro algo quedado y prob¨®n.

Se estir¨® mejor Uceda Leal. Uceda Leal, no figura en sentido estricto aunque va para ello, se comport¨® como si lo fuera y calc¨® las maneras habituales de esa casta exclusiva. No de principio. De principio, al inv¨¢lido novillote, le lig¨® muy guapa y macizamente dos hermosas tandas de redondos.

Intent¨® despu¨¦s Uceda una tanda de naturales, que le sali¨® llena de enganchones, y arregl¨® el desaguisado al estilo de las figuras; es decir, luci¨¦ndose en los molinetes y en los pases de pecho, que encandilan siempre a la afici¨®n suced¨¢nea. A mayor abundamiento, dio el pase de moda, que es el circular de espaldas (conocido tambi¨¦n por invertido), genial creaci¨®n del maestro Llapisera, que capitaneaba el espect¨¢culo c¨®mico-taurino-musical llamado El Empastre. Y le dieron una oreja.

La faena al regord¨ªo, trastabillante y un punto encastado quinto ya no fue ligada. Afanosa s¨ª, ligada no. Y la acab¨® de desgraciar mediante un horrendo sablazo que atraves¨® las b¨®vidas carnes de parte a parte por los aleda?os del costillar.

Ahora bien, para horrendo espadazo, el metisaca que le meti¨® El Juli al quinto toro. Y no s¨®lo el metisaca. Primero perpetr¨® el metisaca tabernario y bajero, luego remach¨® la vil agresi¨®n cobrando un bajonazo. Y le dieron la oreja.

Ya se dijo: al suced¨¢neo de afici¨®n no darle las orejas a una figura le parece inconcebible.

Lo cierto es que El Juli se estuvo ganando la oreja durante toda la lidia del tercer toro, curi¨®samente el ¨²nico encastado de la ficci¨®n de corrida. Se la gan¨® en las ver¨®nicas juntas las zapatillas, en el dif¨ªcil quite por gaoneras afaroladas, en la faena de muleta ajustada y decidida.

El Juli no es un suced¨¢neo de figura. El Juli no torea para la galer¨ªa. Consiente y se arrima para embarcar al toro y dominarlo. Par de coladas y varios ga?afones le tir¨® aquel tercero y no s¨®lo los aguant¨® imp¨¢vido sino que reemprendi¨® la tanda recrecido en su pundonor. Con el tardo sexto estuvo igual de valiente aunque bastante espeso de ideas.

A un servidor le dio la sensaci¨®n de que El Juli porfiaba por un sentido de la responsabilidad innato, pero sin ganas porque estaba atorado. Un suced¨¢neo de figura puede salir cien tardes a hacer el suced¨¢neo de toreo y se forra sin que pase nada. En cambio cuando se quiere ser figura aut¨¦ntica no se puede salir cien tardes intentando el toreo aut¨¦ntico porque eso se paga. Y muy caro.