Un tost¨®n y un torero chaletero

De rositas se iba a haber ido Juan Mora en otros tiempos despu¨¦s de su mitin con la espada busc¨¢ndole los bajos al toro con inequ¨ªvocas intenciones. El broncazo pod¨ªa haber sido m¨¢s que mediano pero en estos tiempos light suenan unos pititos y la gente cambia impresiones sobre cualquier otra cosa pasando ol¨ªmpicamente del torero, de sus fechor¨ªas y de las pir¨¢mides de Egipto.A buenas horas, cuando en los tendidos predominaban los aficionados, se hubiera ido Juan Mora tan serrano, como si no hubiera pasado nada. Suerte tienen ahora los toreros con la indiferencia de los p¨²blicos. La cosa es ir a los toros y luego comentar que los han visto. Alg¨²n chungo hay que por su cuenta suelta los gatitos pertinentes al caso. Como uno que anunci¨®: "Chalecos Mora; se atiende sobre la marcha". Si esto ocurri¨® en el cuarto, en el primero tampoco fue la cosa como para romperse la camisa. Templ¨® Juan Mora al bobalic¨®n de turno y acab¨® persigui¨¦ndolo por toda la plaza a ver si pod¨ªa cubrir el cupo de muletazos previstos.

La corrida fue otro tost¨®n m¨¢s en la feria. En el descaste general de la tarde, hubo un par de descastados, quinto y sexto, que tiraban a maleantes. Dos toros de esos que se fijan atentamente en los muslos de los toreros, los miden escrupulosamente, echan el hocico a la arena y cuando menos se espera sueltan una cornada que por fortuna suele hacer agua pero que si acierta descuajeringa al m¨¢s pintado.

A Liria le tir¨® uno de sus toros un viaje avieso a la yugular que puso carne de gallina. No s¨¦ si a Liria tambi¨¦n, que es aguerrido lidiador. Con ese toro Pep¨ªn anduvo tenso. Se quedaba el animal debajo de la muleta y sus intentos no fructificaron. Realmente con no perder la compostura bastaba. En su primero, no tuvo tampoco Liria el material que le va. Un toro descastado y que recula le sienta tan bien a Pep¨ªn Liria como a un San Luis un sable de caballer¨ªa.

D¨¢vila Miura se present¨® en Salamanca y bien pudo comentar al volver al hotel: "Si lo s¨¦, no vengo". Su primero le volte¨® en un pase de pecho. Embest¨ªa destemplado y pegando botes el toro como en los rodeos americanos, y me surgi¨® una duda que me atormenta siempre que se da el caso. Me explico: cuando la voltereta, la gente aplaudi¨®. Y digo yo: ?al toro por acertar o al torero por salir indemne? No se crea que es balad¨ª el asunto. En el ¨²ltimo de la tarde, otro maleante de la misma catadura que el anterior D¨¢vila Miura ni estuvo confiado ni encontr¨® razones para estarlo. Menuda feria. Por si fuera poco, como nota verdaderamente tr¨¢gica, hay que rese?ar la de la muerte a cornadas del mayoral de Los Bayones, por el que se guard¨® un minuto de silencio. Fue un silencio absoulto.