Julian Barnes: "Las naciones tienden siempre a maquillar su historia"
El autor brit¨¢nico ironiza sobre su pa¨ªs en la novela "Inglaterra, Inglaterra"
?Es posible construir un parque tem¨¢tico en el que est¨¦n representadas las principales atracciones tur¨ªsticas inglesas? El escritor brit¨¢nico Julian Barnes no s¨®lo se lo pregunta en su ¨²ltima novela, Inglaterra, Inglaterra, sino que satiriza los azares de un pa¨ªs convertido en descomunal proyecto de parque tem¨¢tico. Ayer, en Barcelona, adonde acudi¨® a presentar el libro, manifest¨® Barnes: "Las naciones siempre tienden a maquillar su historia".
El parque tem¨¢tico que describe Barnes en su novela (que publica Anagrama, en castellano, y Proa, en catal¨¢n) incluye a la familia real, los acantilados de Dover, el palacio de Buckingham, los megalitos de Stonehenge, el t¨¦ de las cinco, los pubs y el Manchester United. En el inicio de Inglaterra, Inglaterra, Julian Barnes bucea en el primer recuerdo de una mujer y profundiza en la manifiesta falsedad de esos primeros recuerdos, casi siempre inducidos o falseados. "?ste es uno de los temas de mi novela", explic¨®. "El paralelismo que hay entre la vida de una persona y la vida de una naci¨®n. Parte del libro trata de c¨®mo los pa¨ªses, de un modo u otro, siempre acaban maquillando su historia para que quede m¨¢s vistosa".Para ilustrar el sentido de sus palabras, Barnes cont¨® una an¨¦cdota surgida en su primer viaje a Espa?a. "Sali¨® a la conversaci¨®n el nombre de Francis Drake y un amigo espa?ol lo calific¨® de pirata. Yo, en cambio, dije que era un marinero ilustre y un h¨¦roe ingl¨¦s. Mi amigo respondi¨®: "S¨ª, de acuerdo, pero adem¨¢s era un pirata". Me di cuenta de que cada pa¨ªs manipula la historia y los recuerdos seg¨²n su conveniencia".
Julian Barnes (Leicester, 1946), uno de los valores de la nueva generaci¨®n de narradores brit¨¢nicos, ha optado por sorprender a sus lectores con un tipo de escritura en el que cada novela es muy distinta a la anterior. No le gusta el camino f¨¢cil ni repetirse, aunque siempre acaban aflorando dosis abundantes de humor e iron¨ªa de la buena. A ra¨ªz de la publicaci¨®n de la multipremiada El loro de Flaubert, fue etiquetado como "el m¨¢s franc¨¦s de los novelistas ingleses", pero ¨¦l lo pone en duda. "Lo coment¨¦ en Francia", se?ala, "y me dijeron: "Si nos gustas es precisamente porque eres tan ingl¨¦s".
Quiz¨¢ por este juego constante de equilibrio entre lo franc¨¦s y lo ingl¨¦s, entre la mirada interior y la del extranjero, Barnes ha podido escribir Inglaterra, Inglaterra, donde hurga en las esencias de lo brit¨¢nico. La identidad de la Inglaterra real es una de las claves de la s¨¢tira de Barnes sobre su pa¨ªs. "Sucede, por un lado, que todos queremos ser muy europeos", coment¨® el escritor. "Pero, por el otro, se invita a cada pa¨ªs a fomentar su propia individualidad, sus mitos, sus s¨ªmbolos, sus monumentos..., y se destaca la individualidad de la naci¨®n casi como algo tribal".
El parque tem¨¢tico que satiriza Julian Barnes nace en su novela de la imaginaci¨®n de un magnate que compra la isla de Wight para instalar all¨ª las quintaesencias tur¨ªsticas del pa¨ªs. "Eleg¨ª la isla de Wight porque pens¨¦ que era de una medida adecuada para que cupiera en ella todo lo que imagin¨¦", dijo Barnes. "Adem¨¢s, no hab¨ªa en ella ning¨²n monumento patrimonio de la humanidad y pod¨ªa ser escenario de un golpe de Estado que la independizar¨ªa de Inglaterra".
Para ilustrar que la ficci¨®n, de hecho, no est¨¢ tan lejos de la realidad, Julian Barnes cita el ejemplo de Las Vegas, donde en los ¨²ltimos tiempos se han inaugurado casinos que reproducen la torre Eiffel y los canales de Venecia.
Babelia
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