Los primeros pasos de una renovaci¨®n
La reapertura del Liceo de Barcelona ha completado un mapa oper¨ªstico espa?ol con signos de animaci¨®n. El Real ha iniciado su tercera temporada, Bilbao cuenta con el flamante Euskalduna para las temporadas de la ABAO, en A Coru?a se ha modificado el auditorio para albergar producciones oper¨ªsticas y Valencia ve cercano un teatro l¨ªrico mientras contin¨²a haciendo m¨¦ritos como organizar un festival Puccini o representar en el teatro Tal¨ªa El emperador de Atlantis, de Viktor Ullmann, por medio del Taller de ?pera.El creciente inter¨¦s por la ¨®pera es un reflejo de lo que ocurre en otros pa¨ªses. Al contrario de los conciertos sinf¨®nicos, cuyo n¨²mero de adeptos est¨¢ disminuyendo en Europa, la ¨®pera vive su particular crisis de falta de consolidaci¨®n de nuevas creaciones con una huida hacia adelante volcada en el cambio de apariencia del repertorio tradicional. Lo que se entiende por modernizaci¨®n de la ¨®pera pasa por un cambio de la hegemon¨ªa de las voces por el protagonismo orquestal y la brillantez de las propuestas esc¨¦nicas.
Cualquier teatro que se precie tiene un director musical de campanillas al frente de unos grupos orquestales y corales en consonancia. Al mundo esc¨¦nico se incorporan las figuras de la direcci¨®n teatral y tambi¨¦n otras procedentes del cine o las artes pl¨¢sticas. Un p¨²blico joven se acerca, as¨ª, a la ¨®pera con el reclamo de Ripstein o La Fura dels Baus m¨¢s que por Berlioz o Strauss.
Nuevos est¨ªmulos
En Espa?a, las aportaciones con riesgo al espect¨¢culo oper¨ªstico son escasas. El Real, por ejemplo, ha buscado desde el principio un p¨²blico conservador para tener garantizado el ¨¦xito de ocupaci¨®n. Las desviaciones del modelo se dosifican a cuentagotas, aunque, curiosamente, en t¨ªtulos de Henze, Britten, Janacek o Monteverdi, el coliseo de la plaza de Oriente ha obtenido algunos de sus mayores triunfos. El Liceo de Barcelona parte con un dise?o m¨¢s abierto, haciendo equidistar lo tradicional y lo moderno. Es una inc¨®gnita todav¨ªa saber c¨®mo ser¨¢ el nivel art¨ªstico de sus producciones. Sevilla se ha asentado en la comodidad. Bilbao hace esfuerzos por la extensi¨®n del repertorio italiano del XIX a otros autores rom¨¢nticos y posrrom¨¢nticos. Los festivales de verano suelen tener alg¨²n signo de audacia, aunque predomina la prudencia.
Un nuevo p¨²blico convive con el de la ¨®pera de toda la vida. En el Liceo se ha duplicado el n¨²mero de abonos respecto a los existentes antes del incendio. En el Real es dif¨ªcil conseguir una entrada, y no digamos en Bilbao o Sevilla.
El crecimiento de espectadores puede estar en funci¨®n de una moda pasajera, pero, si se hacen bien las cosas, los reci¨¦n incorporados ya no se van. No me atrevo a decir que la ¨®pera goce en Espa?a de buena salud todav¨ªa. Pero s¨ª que est¨¢ provocando nuevos est¨ªmulos. La renovaci¨®n de la ¨®pera en Espa?a no ha hecho m¨¢s que empezar. El pron¨®stico sobre el futuro est¨¢ plagado de incertidumbres. Lo que s¨ª est¨¢ claro es que se est¨¢n moviendo cuestiones hasta hace poco intocables.
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