Un rayo de esperanza

El destino no ha podido ser m¨¢s cruel con la escena vocal del jazz. En el transcurso de apenas unos a?os han desaparecido Sarah Vaughan, Ella Fitzgerald, Carmen McRae y Betty Carter y ahora s¨®lo Shirley Horn, Abbey Lincoln y Jeanne Lee parecen legitimadas para representar la tradici¨®n madura del canto de jazz... a la espera de nuevas incorporaciones. La de Cassandra Wilson es una de las m¨¢s oportunas y felices.Sus primeros discos, grabados para el sello alem¨¢n JMT (Jazz Music Today), descubrieron a una artista seriamente comprometida con las se?as de identidad del movimiento M-Base. Esa etapa cumpli¨® su funci¨®n, pero deb¨ªa dar paso a otra en la que sus propios c¨®digos expresivos tomaran el mando. La sucesi¨®n se produjo sin sobresaltos y de manera natural: con su nueva etiqueta, la hist¨®rica Blue Note, Wilson avist¨® la posibilidad de renovar su arte vocal desde dentro en vez de retocarlo superficialmente. Cuatro discos han bastado para se?alarla como la pr¨®xima Betty Carter. Se dice que su voz carece de contrastes y que su dicci¨®n dista mucho de ser perfecta, pero basta mirarla a los ojos para sentir el dardo del talento. El mismo que tambi¨¦n han percibido m¨²sicos de conceptos tan encontrados como Wynton Marsalis y Henry Threadgill. Con el primero, Wilson grab¨® Blood on the fields, la obra que consigui¨® ganar el primer Pulitzer para el jazz. Con el segundo se embarc¨® en una lun¨¢tica aventura s¨®nica de final estimulante. Son apenas dos caras de una cantante despreocupada del futuro porque presiente que alguna vez ser¨¢ suyo.