Convergencia inflacionista e incorporaci¨®n tecnol¨®gica
El crecimiento mensual del IPC en septiembre fue del 0,19%, valor muy pr¨®ximo a la predicci¨®n actualizada (0,21%) del Bolet¨ªn de Inflaci¨®n y An¨¢lisis Macroecon¨®mico. En los datos de septiembre solamente destaca una peque?a innovaci¨®n a la baja de los precios de los alimentos elaborados (excluidos grasas y tabaco) que descendieron un 0,01% frente a un aumento previsto del 0,04%. Todos los dem¨¢s grandes grupos de precios estuvieron muy de acuerdo con sus correspondientes predicciones.Con los datos de septiembre la tasa de crecimiento anual del IPC se sit¨²a en el 2,53% y, por lo dicho anteriormente, estos datos no cambian pr¨¢cticamente las expectativas inflacionistas existentes antes de su publicaci¨®n.
Tales expectativas se pueden resumir diciendo que en lo que resta de a?o la tasa anual continuar¨¢ creciendo ligeramente hasta alcanzar en diciembre un valor entre el 2,6-2,7% dependiendo de la magnitud del efecto de la reducci¨®n de las tarifas telef¨®nicas. Con ello, la inflaci¨®n anual media en 1999 resultar¨¢ ser del 2,3%. Para el a?o 2000 la tasa anual de inflaci¨®n ir¨¢ disminuyendo desde su valor de diciembre de 1999 hasta alcanzar niveles sobre el 2,3% a finales del a?o 2000.
Esta evoluci¨®n de la inflaci¨®n en el IPC prevista para el bienio 1999-2000 viene determinada por dos componentes. Uno consiste en una evoluci¨®n muy estable de la inflaci¨®n tendencial, que desde marzo de 1997 viene oscilando entre el 2,3% y el 2,0% y sobre la que se esperan valores medios del 2,1% tanto para 1999 como para el a?o 2000. Otro, una evoluci¨®n muy oscilante de la inflaci¨®n residual, que desde la fecha indicada antes viene registrando cifras entre un valor negativo de 1,6% y un valor positivo del 4,4% y con expectativas de que supere el 5% a finales de este a?o.
La inflaci¨®n residual viene determinada por los precios de los alimentos no elaborados, energ¨ªa, tabaco, aceites y paquetes tur¨ªsticos, y es la responsable de que la inflaci¨®n en el IPC alcance en determinados momentos valores muy distantes, por encima o por debajo, de la inflaci¨®n tendencial que viene determinada por todos los dem¨¢s precios que suponen aproximadamente el 80% del IPC. Pero esos valores de la tasa anual del IPC en ciertos momentos, como, por ejemplo, el 1,40% registrado en diciembre de 1998, no son representativos de un posible futuro nivel inflacionista estable, ya que vienen determinados por oscilaciones en precios muy concretos. Adem¨¢s, sobre estas oscilaciones no s¨®lo se tiene el conocimiento de que no se van a mantener, sino que adem¨¢s se sabe que van a cambiar su direcci¨®n. Por ello, m¨¢s importante que la inflaci¨®n en el IPC es la inflaci¨®n tendencial que marca pautas mucho m¨¢s estables y que, por tanto, constituyen referencias de mayor utilidad para los agentes econ¨®micos privados y p¨²blicos.
Lo anterior tiene implicaciones en el procedimiento de fijaci¨®n de objetivos de inflaci¨®n. As¨ª, ¨¦stos no debieran definirse sobre el IPC, sino sobre alguna medida de inflaci¨®n tendencial. Siendo adem¨¢s preferible no fijarlos sobre el valor de la tasa anual en un mes concreto, sino sobre el valor de la tasa anual media del a?o correspondiente.
Estas tasas sobre la inflaci¨®n tendencial se predicen con menor error que la simple tasa anual del IPC, con lo que los riesgos de tener que revisar los objetivos inflacionistas se minimizan.
Otra caracter¨ªstica de las expectativas inflacionistas en la econom¨ªa espa?ola es que las previsiones de inflaci¨®n tendencial sobre el 2,1% para 1999 y 2000 se componen de una inflaci¨®n tendencial sobre el 1,2-1,3% en los mercados de bienes y del 3,3-3,2% en los mercados de servicios. Un cierto diferencial de inflaci¨®n entre mercados se da pr¨¢cticamente en todos los pa¨ªses desarrollados, lo que resulta menos usual es la magnitud del diferencial espa?ol. Tal diferencial viene en gran parte determinado por la menor competencia existente en los mercados de servicios en relaci¨®n con los mercados de bienes. Estimular la competencia en los servicios es, por tanto, una medida antiinflacionista necesaria, que debe considerar tambi¨¦n el fomentar y exigir mayor informaci¨®n sobre calidad y precio en los servicios.
Recientemente se han publicado tambi¨¦n los datos de inflaci¨®n sobre Alemania, registr¨¢ndose en el mes de septiembre una tasa mensual negativa del 0,2%, con una correspondiente tasa anual del 0,7%. Esta tasa anual se reduce al 0,1% cuando se eliminan del IPC los precios de los combustibles y carburantes, a pesar de estar afectada por una subida puntual debida al impuesto ecol¨®gico sobre la energ¨ªa el¨¦ctrica. La tasa de inflaci¨®n anual alemana no supera desde 1998 el 1%. Lo que caracteriza el actual proceso inflacionista alem¨¢n es que, mientras que los precios de los combustibles y los carburantes crecen a tasas muy elevadas, cercanas al 18%, la inflaci¨®n tendencial est¨¢ cayendo por la contribuci¨®n de sectores, tanto de bienes como de servicios, que estando cada vez m¨¢s abiertos a la competencia incorporan las nuevas tecnolog¨ªas con mucha mayor rapidez que en el caso espa?ol.
As¨ª pues, mayor competencia y mayor incorporaci¨®n tecnol¨®gica parecen ser las claves principales de una menor inflaci¨®n europea en relaci¨®n con la espa?ola.
El hecho de que la econom¨ªa espa?ola est¨¦ creciendo por encima de la media europea no es una justificaci¨®n satisfactoria para una mayor inflaci¨®n. El mayor crecimiento puede y debe generar mayores rentas, y en concreto mayores salarios, debido a mejoras en la productividad, pero sin que dicho crecimiento se refleje de forma apreciable en los precios, pues en tal caso los factores impulsores del crecimiento desaparecer¨¢n con rapidez.
Finalmente, junto a la relativa lentitud de incorporaci¨®n tecnol¨®gica por parte de las empresas espa?olas, se da tambi¨¦n la necesidad de una reorganizaci¨®n m¨¢s profunda del gasto p¨²blico que, sin abandonar los objetivos establecidos para el d¨¦ficit, asigne mayores recursos y de forma m¨¢s eficiente para infraestructuras, educaci¨®n e investigaci¨®n, como modo de abaratar los costes de la actividad econ¨®mica en Espa?a.
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