G¨¹nter Grass pide que la literatura sirva para dar la palabra a los perdedores

"Los testimonios presenciales de la literatura dan la palabra a los perdedores: a todos aquellos que no hacen la historia, pero a los que inevitablemente la historia les ocurre, porque su dictado los convierte en culpables o v¨ªctimas, simpatizantes o perseguidos". As¨ª resumi¨® ayer G¨¹nter Grass las relaciones entre historia y literatura, que fueron el eje de su discurso en Oviedo, pronunciado en nombre de todos los galardonados con los Premios Pr¨ªncipe de Asturias 1999, dotados con cinco millones de pesetas y una escultura de Mir¨®. El parlamento del escritor alem¨¢n se llen¨® de recuerdos y citas de escritores y artistas espa?oles o que hab¨ªan vivido en Espa?a. De este modo, desfilaron por sus palabras Cervantes, Max Aub, Goya, Picasso o George Orwell y su Homenaje a Catalu?a, que sirvi¨® al intelectual germano para comprender muchos aspectos de la guerra civil espa?ola.En una intervenci¨®n que fue largamente aplaudida por los m¨¢s de mil invitados que llenaban en la tarde de ayer el decimon¨®nico teatro Campoamor de Oviedo, Grass reflexion¨® sobre la literatura al decir que "vive de las crisis, florece entre los escombros y su funci¨®n es profanar cad¨¢veres". "Por un precio o por nada", a?adi¨®, "vela a los difuntos y cuenta a los supervivientes, siempre de nuevo, las viejas historias". Tras definir la profesi¨®n de escritor como un oficio pasado de moda y describir su forma de trabajar, escribiendo a mano y mecanografiando en una vieja m¨¢quina, G¨¹nter Grass reclam¨® el libro como un objeto subversivo. Al mismo tiempo, el escritor alem¨¢n mostr¨® su confianza en el futuro del libro en medio de un mundo cada d¨ªa m¨¢s tecnificado. "No hay espect¨¢culo m¨¢s hermoso que la mirada de un ni?o que lee". No dud¨® el intelectual germano al concluir su discurso con esta sentencia: "Ser¨¢ el libro el que tenga siempre la ¨²ltima palabra, aunque s¨®lo sea en forma de octavilla".

Grass coment¨® en la ma?ana de ayer, en una conferencia de prensa, que la se?al para la concesi¨®n del Nobel de Literatura hab¨ªa partido de Asturias. El autor de El tambor de hojalata volvi¨® a recordar sus compromisos con la defensa de una Europa abierta y tolerante, con los derechos de las minor¨ªas y con la necesidad de recordar los horrores de la historia como terapia para no repetirlos. G¨¹nter Grass, que hoy presenta en Madrid su ¨²ltima novela, Mi siglo (Alfaguara) -a las doce y media de la ma?ana, en el C¨ªrculo de Bellas Artes, acompa?ado por su traductor, Miguel S¨¢enz; el periodista I?aki Gabilondo y los actores Carlos Hip¨®lito y Josep Maria Flotats-, se neg¨® a definir El tambor de hojalata como su mejor novela y coment¨® que, a su juicio, otras, como El rodaballo, Es cuento largo o la ya citada, pod¨ªan situarse a id¨¦ntica altura.

Junto con G¨¹nter Grass, reci¨¦n galardonado tambi¨¦n con el Nobel de Literatura 1999, tom¨® la palabra en nombre de los premiados el astronauta estadounidense John Glenn, uno de los primeros hombres que fueron lanzados al espacio. Desde las largas d¨¦cadas de experiencia en la carrera espacial, Glenn resalt¨® que "en nuestro tiempo hemos tenido el privilegio de poder aventurarnos en el espacio y de utilizarlo como nuevo laboratorio". "En el espacio", agreg¨®, "afortunadamente, la confrontaci¨®n ha dado paso a la cooperaci¨®n".

Aplausos para Glenn

Glenn habl¨® en nombre de los cuatro astronautas que participaron en el experimento del Discovery, lanzado el a?o pasado desde Cabo Ca?averal. Los otros tres astronautas distinguidos fueron el ruso Valeri Poliakov, la japonesa Chiaki Mukai y el espa?ol Pedro Duque, que no s¨®lo ha sido el primer astronauta espa?ol, sino que en la citada misi¨®n representaba a todos los Estados miembros de la Agencia Espacial Europea. Las palabras de Glenn fueron acogidas con aplausos especialmente c¨¢lidos, ya que se refiri¨® a que los d¨ªas de la guerra fr¨ªa han pasado a la historia y de esta forma el espacio se ha convertido en un ejemplo de cooperaci¨®n internacional beneficiosa para todos los pa¨ªses.