Cabrera Infante se define como un escritor c¨®mico ante todo
El autor re¨²ne 18 cuentos en "Todo est¨¢ hecho con espejos", 13 de ellos in¨¦ditos en Espa?a
Su primer contacto con la literatura fue el cuento, un g¨¦nero en el que Guillermo Cabrera Infante (Cuba, 1929) se mueve m¨¢s c¨®modamente que en la novela. Es m¨¢s, afirma que su c¨¦lebre Tres tristes tigres es en realidad un chiste de 500 p¨¢ginas. "Me siento ante todo un escritor c¨®mico", declar¨® ayer. Ahora publica la serie de cuentos Todo est¨¢ hecho con espejos (Alfaguara).
Salvo cuando piensa en la realidad cubana ("con eso me pongo muy serio"), Cabrera Infante se considera m¨¢s que nada "un c¨®mico" y considera que la literatura no es el reflejo de la realidad, declar¨® ayer en una entrevista telef¨®nica. Para el escritor, exiliado en Londres, el pecado del humorista es que cuando escribe serio se le trata c¨®mico, y cuando escribe c¨®mico, serio, tal y como le ocurri¨® a James Joyce con su Ulises, "cuya intenci¨®n siempre fue c¨®mica", dice el escritor.En Todo est¨¢ hecho con espejos, t¨ªtulo que toma prestado de los magos de sal¨®n que desaparecen dentro de una caja de espejos, el autor recopila 18 cuentos, de los cuales 13 son in¨¦ditos en Espa?a, que ha elegido con el ¨²nico criterio de ser los que m¨¢s le han divertido a ¨¦l.
Escritos entre 1952 y 1992 y plagados de elementos autobiogr¨¢ficos, la diferencia entre ellos la marca el dominio del lenguaje porque, seg¨²n el autor, premio Cervantes 1997, los ¨²ltimos expresan mejor lo que ¨¦l ha querido contar.
Ese reflejo de la realidad c¨®mica y fantasmag¨®rica aparece en el relato Josefina, atiende a los se?ores, una narraci¨®n dram¨¢tica, pero contada en t¨¦rminos hilarantes porque la matrona (due?a de un burdel) est¨¢ muy curtida en su oficio. O en Ocean¨ªa, un cuento er¨®tico con final dram¨¢tico. "El humor destruye el erotismo, eso pasa en la vida; si uno est¨¢ en medio del acto y le da la risa, se destruye", dice el autor de Delito por bailar el chachach¨¢.
Narrados en tercera persona, por estos relatos discurren algunas de las pasiones del autor como el cine y su preocupaci¨®n por el lenguaje cubano. Y, c¨®mo no, surgen dos de sus ciudades predilectas, Londres y La Habana, a la que no renuncia a volver: "Mi vida es la de un exiliado, que siempre busca huir del exilio para tratar de encontrarlo. Volver¨¦ cuando desparezca Castro, pero no en el primer avi¨®n".
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