Las autoridades planean el toque de queda para frenar a los saqueadores
Turbas de saqueadores asaltan a punta de pistola a los damnificados o desvalijan las casas y comercios abandonados, en tanto que masivas agrupaciones de fugitivos de las inundaciones cargan jamones al hombro y ahumados y quesos franceses en el macuto, despu¨¦s de vaciar cientos de contenedores con art¨ªculos importados en el puerto de La Guaira, que mueve el 35% del tr¨¢fico de mercanc¨ªas. El Gobierno no descarta establecer el toque de queda en Vargas para contener a los m¨¢s desalmados. Entre quieren fueron sorprendidos robando electrodom¨¦sticos u otros objetos figuran miembros de los cuerpos de seguridad y rescate.Los soldados y los guardias nacionales despachados al Estado de Vargas para imponer el orden, m¨¢s de mil, hacen la vista gorda cuando se trata de familias con alimentos y art¨ªculos perecederos, t¨¦rmino sujeto a la interpretaci¨®n de las partes en muchos casos, y detienen a los saqueadores profesionales. Decenas fueron atrapados con las manos en la masa cuando arrojaban muebles desde un sexto piso a la calle por el mero placer de contemplar el impacto contra el suelo, saliendo de comercios, bares o restaurantes vac¨ªos con el bot¨ªn, o tratando de asaltar los veh¨ªculos de aprovisionamiento en ruta hacia los centros de entrega.
Propietarios que rechazan su evacuaci¨®n, porque temen perder sus propiedades, montan guardia por la noche al pie de hogueras, y numerosos vecinos de viviendas fantasmas, antes coquetones apartamentos con vistas a la playa, permanecen de vigilia armados con machetes. "No nos queda m¨¢s remedio que robar para poder comer", subrayan muchos. Los v¨¢ndalos de verdad, a veces borrachos, bajan de los cerros que dominan los complejos urban¨ªsticos de una clase media acomodada y aprovechan la noche para imprimir un mayor ritmo al pillaje.
"Buitres humanos"
Igual roban los Cristos de una funeraria que ordenadores. "?Ya llevo tres!", gritaba uno a su c¨®mplice. Se refer¨ªa a tres motos. Varias mujeres, aseguran personas que se dicen testigos, fueron violadas. "A estos buitres humanos habr¨ªa que aplicarles una sanci¨®n extrema para que no vuelvan a reincidir", ped¨ªa un diario. La ejecuci¨®n en el acto, la aplicaci¨®n de la ley de fugas, era probablemente la sanci¨®n imaginada.
Las tropas desplegadas en las ¨¢reas del desastre disparan en ocasiones al aire, o al bulto, aseguran algunas fuentes, para impedir que la situaci¨®n se salga de madre, porque han sido robadas armas de residencias abandonadas. De todas formas, no ha parecido oportuno actuar contra miles de damnificados que fundamentalmente buscan comida, juguetes para sus ni?os o linternas con las que alumbrarse en las largas noches de su cautiverio en lugares sin iluminaci¨®n. De paso, la mayor¨ªa se lleva lo que le apetece, sea o no perecedero, y algunos lo venden despu¨¦s en otros lazaretos a precio de reventa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.