La ciudad de los remiendos
Alicante vende su Explanada de Espa?a, paseo ajardinado con palmeras que discurre paralelo al mar, como su principal producto tur¨ªstico. Se dice de ella que es la cara de la ciudad, y por ello deber¨ªa estar bien lavada y acicalada. Esa cara tiene desde hace d¨¦cadas un grano en el que resulta imposible no fijarse: un edificio blanco que parte por la mitad el edificio Alberola, una gran casa se?orial con minarete y cenefas sobre los balcones. Uno de los propietarios no ve¨ªa negocio en este patrimonio arquitect¨®nico y decidi¨® amortizar su bien inmueble: derrib¨® su parte y alz¨® sus apartamentos con vistas al mar. Adem¨¢s de los ping¨¹es beneficios, consigui¨® que su haza?a pasara a engrosar el listado de aberraciones urban¨ªsticas que sirven en las aulas para que los futuros arquitectos espa?oles sepan lo que jam¨¢s debe hacerse en urbanismo.La barbarie citada podr¨ªa ser un caso aislado y propio de tiempos pasados, pero un informe de la asociaci¨®n Alacant Sempre demuestra que no es as¨ª. Alicante, borrador para un urbanicidio, que as¨ª se llama el trabajo redactado por el portavoz de la plataforma, Francisco Huesca, documenta con textos e im¨¢genes el pasado y el presente de una ciudad que parece hecha de remiendos, con un casco antiguo que se cae a pedazos y un centro de aceras levantadas, edificios vallados por el riesgo de desprendimientos y plazas sin jardines.
El informe comienza con una comparaci¨®n entre el Alicante del pasado y del futuro. El pasado lo representan los edificios protegidos que ya no existen porque tuvieron que ser derruidos ante su deterioro, como el Berg¨¦ o la Comandancia de Marina. El futuro lo constituye la transformaci¨®n de espacios tradicionales de la ciudad. A la cabeza, el Pase¨ªto de Ramiro, anta?o "recoleto y rom¨¢ntico" y poblado de palmeras, y ahora pista de cemento para los patinadores que se dan cita en su parte baja al atardecer.
Especial atenci¨®n merecen los Bienes de Inter¨¦s Cultural (BIC). El estudio repasa las agresiones a las que se han visto sometidos estos espacios de especial protecci¨®n. La plaza de Quijano fue pertrechada de atracciones infantiles por el Ayuntamiento, que hizo caso omiso de los informes desfavorables de Patrimonio. Recientemente, la Concejal¨ªa de Fiestas instal¨® un reloj que cuenta los d¨ªas restantes para el a?o 2000 en una muralla del Castillo de Santa B¨¢rbara, pese a que su condici¨®n de BIC obliga al respeto de su entorno paisaj¨ªstico.
Desaguisados como estos han hecho de Alicante una ciudad sobre la que pesan cinco quejas por motivos urban¨ªsticos planteadas por ciudadanos ante el S¨ªndic de Greuges, que incluy¨® al Ayuntamiento en su listado de instituciones hostiles por desobedecer sus reiteradas peticiones de informaci¨®n.
Alacant Sempre no descarga toda la culpa del estado de la ciudad en los mun¨ªcipes. El estudio tambi¨¦n recuerda la falta de civismo de algunos ciudadanos. Las plantas de los maceteros que adornan las calles peatonales son arrancadas reiteradamente.
Para que no todo sean lamentos solemnes, la asociaci¨®n entreg¨® sus premios Caricias y Capones, resultado de una encuesta popular sobre los edificios m¨¢s bellos y m¨¢s horrorosos. Los m¨¢s beneficiados son los institucionales. Venci¨® el precioso edificio Carbonell, en la Explanada, y le siguieron el del Ayuntamiento, la sede de la Generalitat -modernista, conocida popularmente como Casa de las Brujas- y el palacio de la Diputaci¨®n. Los hoteles se llevan la palma en cuanto a los m¨¢s feos, dem¨¦rito compartido entre el Tryp Gran Sol, el Riscal y el Meli¨¢. Los gustos arquitect¨®nicos de la ciudadan¨ªa priman lo antiguo: todos los realizados por Juan Vidal fueron citados como bellos, y todos los de Roberto P¨¦rez Guerras, responsable del borrador de la futura Ciudad de la Luz, como los horrorosos.
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