?Hay vida despu¨¦s de Greenspan?
La pasada semana, el presidente de Estados Unidos renov¨® a Alan Greenspan como presidente de la Reserva Federal (Fed) por un nuevo mandato, el cuarto consecutivo, de cuatro a?os. Para que sea efectivo el nombramiento falta el visto bueno del Senado, pero es dif¨ªcil que haya ahora una persona que concite tal consenso entre republicanos y dem¨®cratas, y en general en la comunidad financiera norteamericana (y mundial), como Greenspan. Su mandato venc¨ªa en junio, pero Clinton ha querido sacarlo de la campa?a presidencial y tranquilizar los mercados.Hay una coincidencia en que Greenspan, de 73 a?os, es el hombre m¨¢s poderoso del planeta y en que su labor con los ¨²ltimos tres presidentes -Reagan, Bush y Clinton- ha sido fundamental para la excepcional marcha de la econom¨ªa de EE UU. Sin embargo, una cosa es eso y otra subirle al altar de la santidad como han hecho las hagiograf¨ªas que se han publicado en los ¨²ltimos d¨ªas. Greenspan es bastante genial, pero en su biograf¨ªa tambi¨¦n hay acontecimientos discutibles. Es sorprendente c¨®mo con los cambios de ¨¦poca var¨ªan los iconos: el sempiterno presidente de la Fed es el de los noventa y el de los dos mil, como el de los sesenta fue el Che Guevara.
Tambi¨¦n pendiente de la ratificaci¨®n del Senado se encuentra la vicepresidencia de la Reserva Federal, que desde octubre fue asignada a Roger Ferguson, de 48 a?os, sobre el que durante alg¨²n tiempo se especul¨® como sustituto de Greenspan y fue denominado "el futuro rey de los banqueros". El t¨¢ndem Greenspan-Ferguson dominar¨¢ la pol¨ªtica monetaria en los primeros a?os del nuevo siglo. Ferguson fue la persona que se qued¨® al mando de la Fed el pasado 31 de diciembre, siguiendo los efectos que para la instituci¨®n pod¨ªa tener el que luego se desvel¨® como un tigre de papel: el efecto 2000.
Entre los aspectos m¨¢s positivos de Greenspan figuran la forma en la que bande¨® las profundas y recurrentes crisis financieras habidas desde que lleg¨® (1987, 1992, 1994-1995, 1997-1998), tocando los tipos de inter¨¦s con pragmatismo, siguiendo los estatutos de la Fed, que debe "mantener el crecimiento a largo plazo de los activos monetarios y crediticios de acuerdo con el crecimiento potencial de la producci¨®n a largo plazo, de manera que se promuevan con eficacia los objetivos de m¨¢ximo empleo, estabilidad de precios y contenci¨®n de los niveles de tipos de inter¨¦s a largo plazo". Fines mucho m¨¢s ambiciosos y menos restrictivos que los del Banco Central Europeo. Aplicando estos principios, Greenspan consigui¨® que bajase la NAIRU (tasa de desempleo no aceleradora de inflaci¨®n), que describe el porcentaje de paro que ha de haber en un pa¨ªs, cuya disminuci¨®n supondr¨ªa un incremento de la inflaci¨®n. Estados Unidos tiene hoy cotas oficiales de pleno empleo (cerca del 4% de la poblaci¨®n activa).
La intervenci¨®n m¨¢s discutible de la Fed, que fue una excepci¨®n clamorosa a su idea de que no tiene que haber intervenciones espurias en los mercados financieros, se produjo en septiembre de 1998, cuando en plena crisis financiera internacional articul¨® un acuerdo por el que un selecto grupo de bancos (entre ellos, JP Morgan, Merrill Lynch, Goldman Sachs, Banker Trust, Deutsche Bank o Paribas) acudi¨® al rescate de Long Term Capital Management (LTCM), un hedge fund de alto riesgo. Long Term ten¨ªa un capital de menos de 5.000 millones de d¨®lares y se hab¨ªa endeudado, seg¨²n algunas fuentes, por valor de 200.000 millones; una relaci¨®n de 40 a uno. Greenspan acudi¨® al Congreso norteamericano para justificar la iniciativa y compar¨® el salvamento de LTCM con una de las haza?as del banquero JP Morgan a principios de siglo. Las mayores cr¨ªticas provinieron de quienes vincularon las cuentas de LTCM a gentes cercanas a la Fed.
La primera decisi¨®n previsible que habr¨¢ de tomar Greenspan a partir de hoy ser¨¢ la de subir o no de nuevo los tipos de inter¨¦s (desde junio pasado, los ha incrementado tres veces) en la reuni¨®n de la Fed del 2 de febrero.
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