Las cartas Straw-Pinochet, boca arriba.
Fue el ministro brit¨¢nico quien ofreci¨® al ex dictador la confidencialidad de los ex¨¢menes m¨¦dicos.
ENVIADO ESPECIALLa propuesta de mantener en secreto el informe resultante de los ex¨¢menes pr¨¢cticados al general Augusto Pinochet por cuatro especialistas el pasado 5 de enero, que ha llevado a la conclusi¨®n preliminar de ponerle en libertad, parti¨® del ministro del Interior brit¨¢nico, Jack Straw, y esa iniciativa mereci¨® luego el apoyo de la defensa del ex dictador. As¨ª se desprende de la correspondencia privada que mantuvo el Home Office (Ministerio del Interior) con el abogado de Pinochet Michael Caplan, miembro de la firma Kingley & Napley, de Londres.
Esta correspondencia se desarrolla en torno al hilo del proceso para la liberaci¨®n de Augusto Pinochet, que arranca el 6 de octubre de 1999 en el tribunal penal de Bow Street, donde se celebr¨® el juicio de extradici¨®n del ex dictador. Ese mi¨¦rcoles 6, fue convocada, a petici¨®n de la defensa de Pinochet, una vista para debatir si, por razones de salud, el ex dictador deb¨ªa ser excusado de asistir a la sesi¨®n del 8 de octubre, en la que el magistrado Ronald Bartle dar¨ªa a conocer su veredicto: a saber, si Pinochet pod¨ªa, t¨¦cnicamente hablando, ser extraditado a Espa?a.
El d¨ªa anterior, 5 de octubre, la Fiscal¨ªa de la Corona, agente de Espa?a en el caso, intent¨® que su propio m¨¦dico, Peter Dean, hiciera un reconocimiento del ex dictador previo a la vista del d¨ªa 6. Pero el abogado Michael Caplan, coordinador de la defensa del ex dictador, no logr¨® arreglar el encuentro.
La defensa cit¨® en el tribunal el d¨ªa 6 a Michael Loxton, m¨¦dico cl¨ªnico que ha atendido a Pinochet en el condado de Surrey desde diciembre de 1998. Loxton, un hombre delgado de pelo oscuro, enfundado en un traje de tweed, se subi¨® al estrado de testigos y explic¨® que Pinochet acababa de sufrir dos ataques al coraz¨®n y que una eventual comparecencia suya ante el tribunal para oir el fallo podr¨ªa provocarle un tercer ataque. El doctor a?adi¨® que Pinochet ten¨ªa dificultad para recordar hechos y que se mareaba con frecuencia cuando permanec¨ªa de pie. Explic¨® que sufr¨ªa, entre otras cosas, de una neuropat¨ªa diab¨¦tica y dio una amplia explicaci¨®n de sus patolog¨ªas.
El magistrado Ronald Bartle, tras oir a la defensa de Pinochet y advertir que no exist¨ªa una oposici¨®n frontal de la Fiscal¨ªa de la Corona, tom¨® la decisi¨®n inusual de excusar a Pinochet de comparecer ante el tribunal el d¨ªa del fallo, es decir, el viernes 8 de octubre. Cuando lleg¨® ese d¨ªa, Pinochet dio una sorpresa: instruy¨® a su abogado para que, si el veredicto le fuera adverso, leyera un breve texto en el que rechazaba la pretensi¨®n de Espa?a de juzgarle. Lo que interesa ahora es recordar que el texto en cuesti¨®n era perfectamente coherente.
El 14 de octubre, seis d¨ªas despu¨¦s del fallo favorable a la extradici¨®n, el embajador chileno en Londres, Pablo Cabrera, entreg¨® al Foreign Office (Ministerio de Asuntos Exteriores) un escrito de alegaciones, apoyado en informes m¨¦dicos, en el que se daba cuenta de un "significativo deterioro" de la salud de Pinochet. El m¨¦dico jefe del Home Office, Liam Donaldson, tras estudiar los informes, explic¨® a Straw que Pinochet pod¨ªa estar incapacitado para someterse a un juicio. El ministro contaba ya para entonces, desde el mes de agosto, con otro informe jur¨ªdico reservado, el del abogado Jonathan Sumption, quien sosten¨ªa que, entre las funciones del ministro, se cuenta la de interrumpir un procedimiento de extradici¨®n despu¨¦s de que una persona haya sido declarada t¨¦cnicamente extraditable si el ministro considera inapropiada dicha decisi¨®n.
Con estos antecedentes, algo empez¨® a moverse el 5 de noviembre de 1999, cuando Fenella Tayler, funcionaria del departamento de Extradici¨®n del Home Office, escribi¨® una carta con dos copias, una dirigida a Michael Caplan, de la defensa de Pinochet, y otra a la Embajada chilena en Londres. La funcionaria informaba de que se hab¨ªa recibido en el Home Office, el Ministerio brit¨¢nico del Interior, una carta de la Embajada chilena "en la que se solicita liberar a Pinochet del procedimiento de extradici¨®n" en base "a una serie de informes m¨¦dicos". Tayler a?ad¨ªa que "el ministro [Straw] ha considerado muy seriamente la carta y sus anexos y ha concluido que necesita un informe y un examen m¨¦dico completo del senador Pinochet". "El prop¨®sito de esta carta", prosegu¨ªa la funcionaria, "es saber si el senador Pinochet estar¨ªa dispuesto a someterse a un examen m¨¦dico por doctores designados por el Home Office".
Pero la carta no terminaba all¨ª. El punto que m¨¢s tarde se convertir¨ªa en el ¨¢rea vulnerable de Straw estaba en la ¨²ltima linea. "Una copia", escribi¨® Fenella Tayler, "del informe le ser¨¢ entregado a usted en su debido momento. Huelga decir de que se har¨¢n todos los esfuerzos por parte de los doctores y su equipo, y del Home Office, para asegurar la completa confidencialidad del informe".
El 11 de noviembre, Michael Caplan respond¨ªa afirmativamente a Fenella Tayler. "El senador Pinochet est¨¢ dispuesto a someterse, en principio, a un examen m¨¦dico (...) Naturalmente, desear¨ªa que est¨¦n presentes sus m¨¦dicos chilenos y el doctor D. J. Thomas, que lo ha estado tratando". Y a?ad¨ªa: "Le estoy agradecido por su indicaci¨®n de que el Home Office har¨¢ todos los esfuerzos para asegurar la confidencialidad de cada informe. El senador Pinochet est¨¢ preparado para someterse al examen en el entendimiento de que ninguno de sus contenidos ser¨¢ revelado a nadie que no sea el Home Office o nosotros mismos".
Tras esta aceptaci¨®n, se produjo un silencio de 15 d¨ªas. ?Qu¨¦ suced¨ªa? Que los asesores de Straw descubrieron que su promesa de confidencialidad presentaba un punto negro: el art¨ªculo 7 de la Convenci¨®n contra la Tortura de Naciones Unidas, suscrita por el Reino Unido. Dicho acuerdo dice que, si uno de los pa¨ªses miembros decide no extraditar a una persona acusada de tortura, debe "someter el caso a las autoridades competentes para su persecuci¨®n". ?Qu¨¦ ten¨ªa esto que ver con el examen m¨¦dico y su confidencialidad? Es evidente: si el examen conduc¨ªa a la conclusi¨®n de que Pinochet pod¨ªa ser liberado por estar incapacitado para someterse a un juicio en Espa?a, todav¨ªa quedaba abierto el flanco de una persecuci¨®n judicial en el Reino Unido. Ser¨ªa, entonces, necesario que el ministro Straw se dirigiese a las autoridades del Reino Unido para que ellas se pronunciasen sobre una acusaci¨®n interna contra Pinochet, antes de decidir su liberaci¨®n. Esas autoridades son el Director of Public Prosecution (Director de la Fiscal¨ªa Publica), la cabeza del Crown Prosecution Service (Fiscal¨ªa de la Corona), David Calvert-Smith, y el Solicitor General (Abogado del Estado), Ross Cranston.
Fenella Tayler, pues, plante¨® el punto directamente a Caplan, en una carta del 26 de noviembre de 1999, en la que se?alaba "una dificultad potencial que pensamos deber¨ªa ser resuelta en esta fase" para el supuesto de "uno de los desenlaces hipot¨¦ticos de este proceso" como ser¨ªa "la decisi¨®n de no extraditar a Pinochet por razones relacionadas con el contenido del informe m¨¦dico". "En esa eventualidad, prosigue la carta, "el Director de la Fiscal¨ªa P¨²blica y el Abogado del Estado, como partes cuyo consentimiento ser¨ªa preceptivo, desear¨ªan tener la posibilidad de considerar el informe m¨¦dico, y le estar¨ªamos agradecidos si nos confirma que usted, en las circunstancias que describo, estar¨ªan de acuerdo". Se apuntaba, pues, por primera vez "el desenlace hipot¨¦tico", la liberaci¨®n del ex dictador.
Pero, la se?ora Tayler acostumbra dejar para el final los detalles significativos. Hab¨ªa all¨ª algo muy relevante. "Por supuesto, pediremos confirmaci¨®n al director de la Fiscal¨ªa P¨²blica y al Abogado del Estado de que cualquier informe m¨¦dico que se les aporte lo utilicen exclusivamente para el prop¨®sito de considerar su posici¨®n sobre una acusaci¨®n y que no ser¨¢ puesto a disposici¨®n de ning¨²n miembro de la Fiscal¨ªa de la Corona bajo ning¨²n concepto", se?alaba la carta.
La fiscal¨ªa de la Corona
Tres d¨ªas despu¨¦s, el 29 de noviembre, Michael Caplan llam¨® por tel¨¦fono a Fenella Tayler y le adelant¨® que tras hablar con Pinochet, le enviar¨ªa ese mismo d¨ªa una carta, en la que prestaba su consentimiento. Le insist¨ªa en la presencia de dos m¨¦dicos en el examen, uno chileno y otro brit¨¢nico, en calidad de observadores. Y pasaba al tema de fondo: "Entiendo las razones por las cuales puede ser necesario para el director de la Fiscal¨ªa P¨²blica y el Abogado del Estado considerar el informe m¨¦dico. Estoy de acuerdo con ello en las circunstancias planteadas en su carta, con la confirmaci¨®n de la Fiscal¨ªa P¨²blica y del Abogado del Estado de que cualquier informe m¨¦dico no ser¨¢ considerado para ning¨²n otro prop¨®sito y que no ser¨¢ puesto en conocimiento de ning¨²n miembro de la Fiscal¨ªa de la Corona bajo ning¨²n concepto".
Para la defensa de Pinochet, la Fiscal¨ªa de la Corona, que por ley es el agente del Estado extranjero que solicita una extradici¨®n al Reino Unido, no pod¨ªa tener conocimiento del informe por una sencilla raz¨®n: inmediatamente lo hubiera puesto en conocimiento de su cliente, las autoridades espa?olas y el juez Baltasar Garz¨®n.
Fenella Tayler respondi¨® al d¨ªa siguiente, 30 de noviembre de 1999, a Caplan. "Le estoy agradecida por su consentimiento para que el informe m¨¦dico sea considerado por el Director de la Fiscal¨ªa P¨²blica con vistas a una eventual acusaci¨®n interna. Hemos recibido las garant¨ªas adecuadas de que el informe no ser¨¢ utilizado para ning¨²n otro fin, y que no ser¨¢ puesto en conocimiento de ning¨²n miembro de la Fiscal¨ªa de la Corona bajo ning¨²n concepto".
El 11 de enero Fenella Tayler escribi¨® a Michael Caplan para informarle de que el ministro hab¨ªa adoptado una decisi¨®n preliminar de liberar al ex dictador en base a que "la conclusi¨®n inequ¨ªvoca y un¨¢nime de los tres m¨¦dicos practicantes y de la neuropsic¨®loga es que, como resultado de un reciente deterioro en el estado de salud del senador Pinochet, que parece haber tenido lugar en septiembre y octubre de 1999, ¨¦l est¨¢ en estos momentos incapacitado para someterse a juicio, y no se espera un cambio en su situaci¨®n". Pero, otra vez, la se?ora Tayler, antes de terminar la carta, ped¨ªa un favor a Caplan: "A la luz de la naturaleza del informe, el ministro cree que ser¨ªa de ayuda para que las cosas progresen lo m¨¢s f¨¢cilmente posible si fuera puesto en conocimiento en su totalidad, bajo condiciones de estricta confidencialidad, de Espa?a, Francia, B¨¦lgica y Suiza".
La se?ora Tayler termin¨® de redactar la carta y llam¨® por tel¨¦fono a Michael Caplan, para subrayarle la petici¨®n. Seg¨²n ha quedado documentado en la correspondencia, Caplan le respondi¨® sin dudar que no estaba de acuerdo. Tras la conversaci¨®n telef¨®nica, la se?ora Tayler recibi¨® esta respuesta formal de Caplan: "No puedo consentir que el informe sea puesto a disposici¨®n de Espa?a, de cualquier otro pa¨ªs o de cualquier otra persona".
Algo alarmada, la se?ora Tayler llam¨® por tel¨¦fono a Caplan el mi¨¦rcoles 12, despu¨¦s del ajetreo de la noche anterior, martes 11, en la que el Home Office hab¨ªa dado a conocer p¨²blicamente la decisi¨®n de liberar a Pinochet. Tayler le record¨® al abogado que s¨ª hab¨ªa autorizado a enviar el informe al Director de la Fiscal¨ªa P¨²blica y al Abogado del Estado. Caplan reconoci¨® que, en efecto, era as¨ª y que quiz¨¢s hab¨ªa omitido recordarlo al escribir a toda prisa su respuesta del d¨ªa anterior.
La correspondencia privada entre el ministro Straw, a trav¨¦s de una de sus colaboradoras, Fenella Tayler, y el general Pinochet, representado por el abogado Michael Caplan, revela, pues, que fue el ministro quien fij¨® en su propuesta inicial la condici¨®n de confidencialidad de los informes y que la defensa de Pinochet se acogi¨® a ella. No obstante, en su carta al abogado Geoffrey Bindman, representante de Amnist¨ªa Internacional y de varios grupos de derechos humanos y v¨ªctimas, Fenella Tayler escribi¨®, el 18 de enero: "Le contesto a su petici¨®n de una copia del informe. El ministro no est¨¢ en libertad de poner dicho informe en su conocimiento, porque el senador Pinochet acept¨® someterse a un examen m¨¦dico sobre la base expresa de que el informe ser¨ªa utilizado s¨®lo para permitir al ministro ejercitar sus funciones seg¨²n la ley de Extradici¨®n y permitir al Director de la Fiscal¨ªa P¨²blica y al Abogado del Estado cumplir con sus funciones en relaci¨®n con una posible acusaci¨®n interna, y que, por consiguiente, el informe s¨®lo ser¨ªa revelado a estos tres altos cargos oficiales".
[Anoche, un avi¨®n de las Fuerzas Armadas chilenas aterriz¨® en una base militar brit¨¢nica para recoger a Pinochet en el caso de que finalmente quede en libertad, informa France Presse.]
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