Medallismos
Ahora que Benito Zambrano, Mar¨ªa Galiana, Ana Fern¨¢ndez y Carlos ?lvarez han culminado un recorrido triunfal por los festivales de medio mundo con un palmar¨¦s de lujo en la ceremonia de los Goya, llover¨¢n oportunismos por doquier, para disputarse arte o parte en el triunfo de Solas. El medallismo, un dif¨ªcil ejercicio art¨ªstico, tiene variantes y especialistas varios en cada una de sus modalidades.El necr¨®filo, por ejemplo, aboga por utilizar el nombre de los muertos en vano. Con Diego Mart¨ªnez Barrio, enterrado en Par¨ªs durante d¨¦cadas sin que nadie se acordase -ni siquiera cuando ya se pod¨ªa rememorar-, ha ocurrido en cierta manera. A excepci¨®n de las gentes que llevan a?os gritando contra la desmemoria hist¨®rica, fomentada por una especie de pensamiento ¨²nico a la espa?ola por la mayor¨ªa de la clase pol¨ªtica, apenas nadie movi¨® un dedo por el sevillano (con la salvedad de la asociaci¨®n de abogados progresistas que organiz¨® el traslado). Una vez aqu¨ª, han surgido medallistas a troche y moche, puestos en evidencia por los discursos crudos de gentes como Vidal Beneyto. O de Gabriel Jackson, el historiador que clausur¨® el ciclo de conferencias en memoria del republicano, que pas¨® del recuerdo a la l¨¢grima emocionada.
Otra variante medallista es la pueril. Como la organizada ayer en Sevilla para entrar en el Guinness, esa antolog¨ªa de tontunas humanas que le pueden dar a cualquiera. Dado que resulta pel¨ªn complicado emular a Carl Lewis o Mark Spitz, la gente opta por pasar al libraco con cosas peregrinas o terror¨ªficas: el humano que aguant¨® m¨¢s tiempo sin ducharse, el inform¨¢tico que ley¨® el Quijote de atr¨¢s adelante m¨¢s veces en Internet o el profesor que nunca aprob¨® a sus examinados.
En esta galer¨ªa del espanto, se encuadra una subvariante gastron¨®mica, donde entra la montada ayer en la capital andaluza, donde pujaban por batir la marca mundial en el servicio de desayunos. Por lo visto se repartieron 18.071, que super¨® el r¨¦cord anterior, alcanzado en la capital de los Emiratos ?rabes, donde se hab¨ªan distribuido 13.797 servicios. Da pavor pensar en tanto caf¨¦ desperdiciado y, sobre todo, en lo que sobrevendr¨¢. Lo peor del libro de marcas es su car¨¢cter contagioso, que hacer proliferar como setas los aspirantes a medallas. Del tipo que sea.
TEREIXA CONSTENLA
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