"La guerra civil se parecer¨¢ cada vez m¨¢s a las novelas sobre ella"
Manuel de Lope (Burgos, 1959) inici¨® a finales de los a?os 70 su carrera de escritor. Durante m¨¢s de 20 a?os fue considerado un autor de culto, seguido fielmente por un c¨ªrculo de lectores que no llegaban a agotar tiradas de 5.000 ejemplares. Con Bella en las tinieblas ha llegado a vender 45.000 vol¨²menes y con Las perlas peregrinas, Premio Primavera en 1998, vio como el nivel de sus ventas se disparaba hasta los 100.000 ejemplares. En su ¨²ltima novela La sangre ajena (Debate), ambientada en el Pa¨ªs Vasco y Navarra en los primeros a?os de la guerra civil, cuenta la historia de una mujer que lucha por superar la p¨¦rdida de su marido y un hijo.Pregunta. ?Ha sentido v¨¦rtigo al ver la velocidad con que ha ido creciendo el n¨²mero de sus lectores?
Respuesta. No, que va, a mi edad ya no. Ahora lo llevo de la forma m¨¢s profesional posible. Mi vida privada sigue siendo la misma. No me cambia m¨¢s que la dedicaci¨®n a la hora de promocionar la novela y eso lo limito en el tiempo. Estoy disponible para la editorial durante un mes y luego vuelvo a mi vida. No ha cambiado mucho respecto a como era antes.
P. ?Tiene alguna explicaci¨®n el radical cambio de tono de su ¨²ltima novela? Las perlas peregrinas resulta muy divertida, mientras que La sangre ajena es muy dura.
R. No, una novela no tiene un p¨¢gina que diga "instrucciones de uso". Las perlas peregrinas es mi novela preferida, la escrib¨ª muy relajado. Es una obra euf¨®rica, que empec¨¦ despu¨¦s de Bella en las tinieblas, con la que acab¨¦ agotado f¨ªsica y psicol¨®gicamente. Las perlas peregrinas fue una liberaci¨®n, por eso la tengo mucho cari?o. Un periodista colombiano me dijo que era mi novela consentida, como a una mujer que se le consienten cosas.
P. ?Y La sangre ajena?
R. Es un tema muy solemne. Se ha dicho que es una novela dura, y sin duda lo es, pero yo creo que tambi¨¦n tiene p¨¢ginas tiernas. No admit¨ªa la iron¨ªa y, naturalmente, mi estado de ¨¢nimo era distinto. Lo importante es que tanto en un caso como en otro sean buenas novelas, que yo tenga la sensaci¨®n de hacer lo que yo quer¨ªa.
P. ?Por qu¨¦ ambient¨® la novela en Guip¨²zcoa y Navarra?
R. Por varias razones. La m¨¢s personal es que conozco bien ese espacio geogr¨¢fico.
P. Detalla de forma minuciosa los paisajes de Hondarribia.
R. S¨ª; es que el paisaje es un personaje m¨¢s. Todo lo cuentan los personajes, excepto el paisaje. Deliberadamente, Manuel de Lope est¨¢ cuando cuenta el paisaje.
P. ?Por qu¨¦ conoce tan bien la zona?
R.Tengo amigos por ah¨ª. En segundo lugar, la guerra civil tuvo en esa zona unas caracter¨ªsticas peculiares: fue extremadamente violenta y muy r¨¢pida. La sublevaci¨®n fracas¨® en San Sebasti¨¢n y de Pamplona salieron unas columnas a tomar Ir¨²n. Era una doble guerra civil: las columnas de Navarra entrando en guerra en Guip¨²zcoa. Me interesaba este calendario, violento y veloz, para dar ritmo a la novela. Y tambi¨¦n escog¨ª esa zona por P¨ªo Baroja, porque fue un novelista de mi adolescencia.
P. ?Hasta cu¨¢ndo va a ser la guerra civil punto de partida de la literatura o el cine?
R. Es que ha cambiado. Para la generaci¨®n actual la guerra civil no tiene significado. A medida que se aleja en el tiempo se desvanecen las causas y lo que quedan son los motivos literarios. La guerra civil se parecer¨¢ cada vez m¨¢s a las novelas sobre la guerra civil. Si la novela tiene una tesis profunda es, precisamente, que la tercera generaci¨®n no sabe nada de la guerra, ni debe saberlo. No tiene la filiaci¨®n ideol¨®gica del conflicto. No es por voluntad de olvido; es el tiempo quien hace eso. Cuando pierde su carga emocional e ideol¨®gica es cuando el creador pone el impulso literario. Creo que es el mejor momento para escribir una novela sobre la guerra civil.
P. ?Qu¨¦ significa la reaparici¨®n de personajes de otras novelas?
P. Mi imaginario est¨¢ construido as¨ª. Hay ciertos personajes que retornan y piden m¨¢s. Por ejemplo, en La sangre ajena surge un personaje que nunca hab¨ªa tratado e intuyo en ¨¦l gran potencia literaria.
P. ?C¨²al?
R. Es el de la joven, reci¨¦n casada, que queda viuda. En la literatura masculina las mujeres tienen un peso enorme. Son un enigma. Por definici¨®n, las mujeres son m¨¢s aut¨®nomas, la maternidad les da un poder grande sobre la estirpe. El hombre es incompleto, le falta la costilla de la que crearon a la mujer; la mujer goza de cierta plenitud, incluso en los mitos m¨¢s antiguos. Yo tengo una amiga [la periodista Maruja Torres] que dice que el hombre de su vida es ella misma. Yo no puedo decir eso. O¨ªr a un hombre decir "la mujer de mi vida soy yo" es grotesco. Yo creo que el sometimiento social de la mujer enmascara que los hombres perciben una autonom¨ªa peligrosa.
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