"La tregua ha sido una trampa para el PNV"
Mario Onaindia (Bilbao, 1948) equipara en su libro la situaci¨®n pol¨ªtica vasca con un laberinto, retomando as¨ª la expresi¨®n acu?ada por Julio Caro Baroja. Se trata de una situaci¨®n que no se asemeja a una noria sino a un entramado del que se puede salir.Pregunta. ?Qui¨¦n o qu¨¦ es el Minotauro en este laberinto?
Respuesta. Es la mentalidad del mus aplicada a la pol¨ªtica. En el mus no cuentan tanto las cartas que uno tiene realmente como lo que puede aparentar ante el contrario. Los vascos, en nuestra vida cotidiana, donde lo que importa es el valor de las cartas que uno tiene en la mano, jugamos, como todo el mundo, al tute. Pero en la pol¨ªtica se aplica la mentalidad del mus, y de ah¨ª surge el caos. Somos completamente normales en nuestra vida cotidiana, pero nuestra actividad pol¨ªtica es sumamente rara.
P. ?Qu¨¦ ha pretendido con este libro a modo de gu¨ªa?
R. Orientar al lector, porque la pol¨ªtica en Euskadi est¨¢ m¨¢s confusa que nunca. Jam¨¢s en la historia ha habido una situaci¨®n tan extra?¨ªsima. Parece que tienen que darnos algo, cuando el problema no es que nos den nada, sino que veamos cu¨¢les son nuestras propias limitaciones para montar un sistema de convivencia democr¨¢tico normal, como en cualquier parte de Europa. Me parece tremendo que este pueblo haya sido incapaz en todo el siglo de crear un r¨¦gimen aceptado por todos, ni siquiera durante cinco minutos.
P. ?Qu¨¦ lo ha hecho imposible?
R. Lo que ha pasado en Euskadi es la historia de una ambici¨®n sin l¨ªmites: empezando por la de Neguri, el s¨ªmbolo del capitalismo vasco, que no quiso perder ni la calderilla en la sobreexplotaci¨®n de los trabajadores y utiliz¨® de un modo patrimonialista las instituciones y el Estado.
P. En el libro hay unos juicios muy duros hacia el nacionalismo vasco, como si la culpa residiera en ¨¦l.
R. No, ¨¦sa es una forma simplista de ver las cosas. Si hay que buscar culpables, que no creo, lo ser¨ªan C¨¢novas y esa ambici¨®n de Neguri, que era desaforada en sentido literal, es decir, contraria a los fueros. No s¨®lo quieren todo el hierro de las minas, y se lo comen en veinte a?os, sino que tambi¨¦n quieren todo el poder pol¨ªtico y mantener a la sociedad explotada y marginada. En los ¨²ltimos veinte a?os la responsabilidad s¨ª es del nacionalismo, del violento y del de tradici¨®n democr¨¢tica, que no han hecho suficiente esfuerzo para adaptarse a una sociedad moderna.
P. Usted acusa al PNV de haber tenido el mismo af¨¢n patrimonialista sobre las instituciones que Neguri, de haber impuesto sus s¨ªmbolos y de querer construir una comunidad nacionalista y no un pa¨ªs. ?Le parece el PNV un partido totalitario?
R. Al menos tiene una vocaci¨®n totalizante clara; quiere ser m¨¢s que un partido pol¨ªtico moderno, intenta tener una especie de mayorazgo sobre el pa¨ªs y no quiere un pa¨ªs y unas instituciones adecuadas a ¨¦l, sino un pueblo al que guiar, como Mois¨¦s.
P. ?Cree que ETA enga?¨® al PNV con su tregua, haci¨¦ndole creer que estaba por la labor de terminar definitivamente?
R. No creo que haya habido enga?o, aunque la tregua s¨ª ha resultado ser una trampa para el nacionalismo de tradici¨®n democr¨¢tica. De ETA no son perversos los medios y aceptables los fines. Hay objetivos, como la dictadura del proletariado o el apartheid, que llevan en ellos el uso de la violencia, porque de otro modo no se consigue someter a una sociedad que mayoritariamente no los desea.
P. ?D¨®nde est¨¢ la trampa tendida al nacionalismo?
R. La trampa de la tregua est¨¢ en que con ella ETA ha querido demostar al PNV que no conseguir¨¢ sus fines a largo plazo, por la resistencia que encuentran en la propia sociedad vasca. Por tanto, hay que dar le?a a los vascos que no comulgan con sus ideas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.