N¨²?ez o c¨®mo la democracia es cosa de imb¨¦ciles PILAR RAHOLA
Es posible que entre todos consigan que los amantes del f¨²tbol acabemos despreciando ese noble juego deportivo. Ciertamente, esto del f¨²tbol ya no tiene nada que ver con pasiones compartidas, ni con simbolismos at¨¢vicos, ni con memoria compartida: es puro mercadeo de la pasi¨®n, en manos de los mercaderes m¨¢s oscuros, m¨¢s opacos, m¨¢s incontrolables. ?Por qu¨¦ la mayor¨ªa de los presidentes de clubes son tan impresentables? Porque el f¨²tbol se ha convertido en eso: en la pista de aterrizaje donde los impresentables ganan presencia social, capacidad de presi¨®n y mucho, mucho dinero. Ganan tanto que a veces mandan m¨¢s que los parlamentos, que los melifluos directores generales que hacen te¨®ricas leyes del deporte, mandan m¨¢s que las reglas de juego que nuestra sociedad se ha trabajado para parecer razonablemente presentable. Est¨¢n por encima de los simples mortales, dioses del desprop¨®sito, el autoritarismo m¨¢s desacomplejado y el sectarismo impune. Si me permiten decirlo con pesimismo, en plena crisis de la pol¨ªtica, estos mandamases que desprecian p¨²blicamente las reglas democr¨¢ticas son portadores del huevo de la serpiente, emanan el peor de los mensajes: el todo vale, si eres fuerte, si eres rico, si eres temible. Incluso vale pasarse por el forro la democracia.Aterrizo y lo hago, ?c¨®mo no?, con este aut¨¦ntico crack de la sinraz¨®n, este hombre que, como no se f¨ªa de los periodistas, se compra una televisi¨®n para poder expresar mejor su pensamiento ¨ªntimo. ?Por qu¨¦ no ha pasado nada con las ¨²ltimas declaraciones de N¨²?ez en las que despreciaba los estatutos del club, el censo y si me apuran al mundo en general? Me lo preguntaba un destacado opositor m¨¢s decepcionado con esta nuestra sociedad civil, casi paradigma de la invisibilidad, que no con los exabruptos del prezident. Porque N¨²?ez manda, manda m¨¢s que los que mandan, manda tanto que ha conseguido poder decir lo que le da la gana, poder despreciar a todos y al mismo tiempo saber que los despreciados le besar¨¢n los pies.
Sinceramente, creo que el nu?ismo se est¨¢ convirtiendo en algo realmente peligroso porque emana un desprecio a la democracia que no nos puede dejar indiferentes. Mientras el cr¨¦dito de los parlamentos y los partidos pol¨ªticos contin¨²a su descenso imparable, y la crisis de la pol¨ªtica se convierte en la crisis de la sociedad, estos l¨ªderes sociales, cuyo prestigio se basa en no tener prestigio democr¨¢tico, es decir, en tener dimensi¨®n totalitaria, son los referentes m¨¢s inmutables. Y lo que es peor, son inmutables justamente porque dinamitan literalmente los principios democr¨¢ticos. Por tanto, cabe preguntarse: ?es la virtualidad democr¨¢tica la que est¨¢ en crisis? ?Es de tontos respetar la democracia?
Volvamos a N¨²?ez. Dice muchas cosas y algunas, cual Pich i Pon de nuestro amado club, quedar¨¢n seguramente para la m¨ªtica humor¨ªstica. Pero cada vez las dice m¨¢s gordas y cada vez se queda m¨¢s tranquilo. Es decir: sabe que puede permitirse el desprecio p¨²blico, y ah¨ª est¨¢ el huevo de la serpiente. Si el director de una entidad deportiva, que no es propiedad de un constructor de esquinas (cuya obsesi¨®n por las se?oras que hacen la esquina me parece pertinente...), sino de unos cuantos miles de personas, se permite despreciar los estatutos del club, esencia y sentido del propio club, se permite despreciar a unos cuantos miles de vecinos de un barrio que no quieren padecer la mayor especulaci¨®n urban¨ªstica desde Jos¨¦ Mar¨ªa de Porcioles, se permite despreciar a los opositores, a los periodistas, a los socios que no le besan la mano, a los pol¨ªticos, etc¨¦tera..., es que sabe que el club es ¨¦l. Por eso no lee unos estatutos que te¨®ricamente est¨¢n ah¨ª paracontrolarlo. ?Para qu¨¦ leerlos si ya manda cambiarlos cuando le parece necesario para continuar mandando? ?Que ya se sabe que leer nunca ha sido bueno para la salud! Por eso se r¨ªe de un censo lleno de muertos que, sin embargo, votan y opinan y forman la mejor de las masas sociales: la que nunca protesta.
Y por eso el Bar?a ya no se parece nada a ese entramado complejo y sutil de sentimientos colectivos que hab¨ªan hecho del club un referente social. Un mercader, que dice que la gesti¨®n est¨¢ por encima de la democracia, ha hecho de los sentimientos acciones de bolsa, y se ha enriquecido hasta tal punto que ya no tiene ni pudor.
Pero lo toleramos. Nuestro est¨®mago de rumiantes, que no es capaz de digerir ni una sola debilidad de la pol¨ªtica y que mira con lupa agresiva y recelosa a sus representantes p¨²blicos, digiere con notable tranquilidad estos autarcas del poder deportivo No. No es que exista un doble rasero social. Es el mismo rasero: cuanto m¨¢s desprecio por la cosa p¨²blica, m¨¢s para¨ªso de dictadores bananeros y de premios Nobel de la palabra bien dicha. Donde un representante p¨²blico cae, nace un salvador de la patria, voz del pueblo llano, aunque su llanidad se contabilice en miles de millones de pesetas.
N¨²?ez no es un personaje c¨®mico, aunque haga re¨ªr. Ni es un personaje inofensivo, aunque sus nu?adas ya formen parte de la literatura cotidiana. Porque ejerce un poder que mueve sentimientos y millones, desde el desprecio a la democracia. Y ese es el mensaje que env¨ªa a la sociedad: ?para qu¨¦ la democracia, cuando uno ya est¨¢ en la esfera teol¨®gica, dios de mortales sin opini¨®n ni alma? La democracia es cosa de d¨¦biles, de tontos, de pobres. Los poderosos de verdad no la leen, ni la escuchan. Sencillamente, la compran.
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