"Durante a?os me sent¨ª como un trapero del tiempo"
Desde la ventana de su casa en el paseo mar¨ªtimo de M¨¢laga guarda horizontes irrepetibles. Sobre una mesa camilla descansan Thomas de Quincey y la Historia de los heterodoxos espa?oles de Men¨¦ndez Pelayo. Por el piso: una cabeza de Antinoo, un gran perro sonriente de porcelana con flores pintadas, un retrato de Garc¨ªa Lorca, cuadros de su madre, la pintora Mar¨ªa Jos¨¦ Estrada, la cabeza de un ¨¢ngel, un biombo forrado de seda, un fanal vac¨ªo, una esfera de azur cristalino y cientos de libros. En el coraz¨®n, una perplejidad: el Ayuntamiento de M¨¢laga lo acaba de proponer como Hijo Predilecto mientras instituciones e intelectuales reclaman para ¨¦l galardones a¨²n mayores. En las librer¨ªas, su nueva novela: La extranjera. En las palabras de Rafael P¨¦rez Estrada (M¨¢laga, 1934), el af¨¢n declarado por la vida. Le acompa?an literatura y Mediterr¨¢neo.Pregunta. Dos veces finalista del Nacional de Literatura, impulsor del primer Ateneo, instigador y protector de creadores, escritor de culto, abogado brillante. ?Merece la predilecci¨®n de M¨¢laga?
Respuesta. Creo que no. Afronto esto con humildad. Cuando uno es vitalista y siente la necesidad de hacer cosas, lo ¨²ltimo es pensar qu¨¦ ha hecho. Si hiciera inventario me llevar¨ªa un mal rato.
P. Sus lectores afirman que su obra es ¨²nica, alt¨ªsima e irrepetible.
R. Otros la habr¨¢n criticado. Nada tan limitativo como que nuestra seguridad dependa de lo que digan los dem¨¢s.
P. Su nueva novela, La extranjera, est¨¢ llena de personajes incre¨ªbles que usted conoci¨® en la M¨¢laga de su infancia.
R. Son personajes fundidos de la realidad y situados en un espacio de mi memoria, justo despu¨¦s de la segunda Guerra Mundial. Artistas europeos que huyen y recalan en esa M¨¢laga pegajosa que seduce. Gentes cuyo colorido contrasta con la posguerra espa?ola.
P. ?Por qu¨¦ esa M¨¢laga tan luminosa es tan indolente y abandonada?
R. Nos cuesta meditar en el propio espacio que vivimos porque lo vivimos. Es consecuencia del car¨¢cter mediterr¨¢neo, de andar comi¨¦ndonos el aire. Aqu¨ª la propia necesidad de vivir se antepone.
P. Usted es una pieza clave en el grupo de escritores malague?os que pasan por llevarse muy bien.
R. Aqu¨ª hay individualidades. Personas que vivimos el hermoso fen¨®meno de la cordialidad y la solidaridad entre generaciones. Los enfrentamientos en literatura s¨®lo son sin¨®nimos de inseguridad.
P. Dej¨® la abogac¨ªa hace tres a?os y no ha parado de publicar.
R. Me realizo en la literatura. Durante a?os me he sentido como un trapero del tiempo. Ahora me siento nadar en un oc¨¦ano sin orillas.
P. ?Sinti¨® frustraci¨®n por no haber ganado el Nacional de Poes¨ªa?
R. Sab¨ªa que no me lo dar¨ªan. Mis obras estaban cubiertas por la pasi¨®n de lo breve sin la formalidad del verso. Si hab¨ªa debate, alguien argumentar¨ªa que lo m¨ªo no era poes¨ªa. Lo que no puedo negar es que me habr¨ªa hecho muy feliz tenerlo. ?A qui¨¦n no?
P. ?Piensa en la muerte?
R. La vida es una progresi¨®n que de pronto se cae. No hay muerte natural. Y hay que afrontarla de una forma muy romana. La muerte es un fracaso de la ciencia. ?Qu¨¦ muerte no es violenta? Por m¨¢s que pienso, no encuentro ning¨²n elemento positivo en ella.
P. ?Ha escrito alg¨²n poema para provocar el amor de alguien?
R. Jam¨¢s. En el amor real el medio de expresi¨®n es otro: la prosa sencilla del gesto. No he sacralizado nunca el orden del amor. Adem¨¢s cuando el amor es de verdad es absoluto y ocupa todo el tiempo. No se escribe del amor en presente. No conozco a nadie que escriba de amor mientras copula.
El amor de verdad es absoluto y ocupa todo el tiempo. No se escribe del amor en presente
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