"Recus¨¦ a seis jueces y demand¨¦ a 14 abogados" Roberto Ibiricu, autor de libros-denuncia
Roberto Ibiricu Coto, de 56 a?os, tiene desde hace tiempo emprendida una guerra con la justicia, ante la que siempre se consider¨® "inocente y v¨ªctima de la injusticia de la propia justicia", afirma. Como consecuencia de su relaci¨®n tormentosa con los tribunales, "recus¨¦ a seis jueces y demand¨¦ a 14 abogados", relata. Como escritor, sus libros son novelas-denuncia.Ha sido nombrado presidente de la Asociaci¨®n Nacional de Afectados por Errores y Abusos Judiciales para la Comunidad de Madrid y asegura que el Tribunal de Estrasburgo le admiti¨® a tr¨¢mite en 1999 una demanda contra la justicia espa?ola.
Con antecedentes policiales en los ochenta por el timo del guacamayo, en los noventa fue denunciado por los inquilinos a quienes quiso desahuciar por falta de pago y condenado a pena de c¨¢rcel por falsedad en documento, seg¨²n ¨¦l, basada en "una simple fotocopia".
"El recurso judicial cuesta m¨¢s que pagar la multa" Maribel P¨¦rez, contable
Como buena contable, Maribel P¨¦rez del Pino, de 35 a?os, casada y con dos hijos, ha calculado lo que le costar¨ªa recurrir ante la jurisdicci¨®n contencioso-administrativa contra una multa de tr¨¢fico impuesta a su marido y, por tanto, tambi¨¦n a ella, por exceso de velocidad. "El recurso judicial cuesta m¨¢s que pagar la multa", afirma, o en t¨¦rminos coloquiales: "Me cuesta m¨¢s la torta que el pan".La multa es de 30.000 pesetas y plantear un recurso judicial le costar¨ªa, ya de entrada, las 200.000 pesetas que le pide el abogado. Adem¨¢s, aunque el matrimonio vive en Toledo, tendr¨ªan que recurrir en Cuenca, por haberse producido en esa provincia la supuesta infracci¨®n.
P¨¦rez del Pino lamenta esta carest¨ªa de la justicia, que impide ganar un caso muy f¨¢cil, ya que "el expediente est¨¢ prescrito, porque no es convincente que Tr¨¢fico atribuya a correos el retraso en la notificaci¨®n de la multa", dice.
"Llevo 7 a?os a la espera de una indemnizaci¨®n" Antonio P¨¦rez, v¨ªctima de un tiroteo
El 23 de diciembre de 1992, v¨ªspera de Nochebuena, Antonio P¨¦rez Ort¨ªn, estudiante de electr¨®nica que entonces ten¨ªa 19 a?os, fue v¨ªctima de un tiroteo cuando conduc¨ªa el autom¨®vil familiar por una calle de Mazarr¨®n (Murcia), acompa?ado de su madre. Un delincuente con sus facultades mentales perturbadas rob¨® el arma a un guardia civil y la emprendi¨® a tiros con ¨¦l, quien result¨® herido. Tambi¨¦n mat¨® a un vecino. Una bala perdida impact¨® en la espalda de P¨¦rez, quien qued¨® parapl¨¦jico e inici¨® una larga lucha jur¨ªdica, que resume as¨ª: "Llevo siete a?os a la espera de una indemnizaci¨®n".La Audiencia de Murcia conden¨® al homicida, pero no reconoci¨® la responsabilidad del Estado por permitir la presencia en la calle de un perturbado. El Ministerio de Justicia neg¨® que se produjera anormal funcionamiento, decisi¨®n avalada por la Audiencia Nacional y ahora recurrida ante el Supremo.
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