"Se nos ha olvidado el pasaporte del general"
Straw lo ten¨ªa todo preparado para que, en caso de recurso, Pinochet pasara la noche en la base a¨¦rea de Waddington.
ENVIADO ESPECIALLa polic¨ªa metropolitana de Londres y los servicios de seguridad brit¨¢nicos decidieron cambiar el aeropuerto de despegue del avi¨®n de la Fuerza A¨¦rea chilena que esperaba trasladar al general Augusto Pinochet a la vista de que el ministro del Interior brit¨¢nico, Jack Straw, estaba dispuesto a "retener" al ex dictador -se estim¨® al menos una noche- si se abr¨ªa una batalla en los tribunales brit¨¢nicos como resultado de un recurso o de una petici¨®n de interdicto. El aeropuerto de la base a¨¦rea de Waddington pose¨ªa las instalaciones adecuadas para alojar al ex dictador y a la polic¨ªa si era necesario pasar la noche del jueves.
El cambio del peque?o aeropuerto de la base a¨¦rea de Brize Norton, en Oxfordshire, por el de Waddington, en Lincolnshire, a dos horas de la casa de Virginia Water que ocupaba el general Augusto Pinochet, fue planificado de antemano como parte de la Operaci¨®n Salida del ex dictador, seg¨²n fuentes de la polic¨ªa de Surrey consultadas por este peri¨®dico.
Esas fuentes se?alaron que en las ¨²ltimas semanas se hab¨ªan registrado ciertas amenazas contra el ex dictador, pero que la verdadera raz¨®n del cambio del punto de despegue fue otra. El ministro del Interior brit¨¢nico s¨®lo estaba dispuesto a dejar partir a Pinochet cuando tuviera la garant¨ªa de que su decisi¨®n de liberarle estaba exenta de cualquier recurso ante el Alto Tribunal de Justicia o de petici¨®n de una orden para frenar la resoluci¨®n ministerial (injunction o stay of execution).
El plan, pues, fue el siguiente. Pinochet y su comitiva deb¨ªan estar preparados el jueves 2, desde muy temprano, en su casa de Surrey. La mayor parte de sus pertenencias (ropa, regalos, libros y otros objetos) deber¨ªa ser trasladada a trav¨¦s de una compa?¨ªa de mudanzas, a la que se solicitaron dos camiones medianos, que deber¨ªan salir rumbo al aeropuerto de Waddington sobre las ocho de la ma?ana.
El ministro solicit¨® la tarde anterior, el mi¨¦rcoles 1, al abogado del Tesoro, Christopher Ashford, que enviase a todas las partes una carta muy breve. Ashford deb¨ªa pedirles que en caso de que alguna de ellas decidiese presentar, ante los tribunales, un recurso de revisi¨®n judicial o una orden para paralizar la decisi¨®n ministerial, se informara r¨¢pidamente a la oficial Fenella Tayler, miembro del departamento de Extradici¨®n, y al abogado contratado para el caso, Jonatham Sumption, para lo cual dejaba constancia de los tel¨¦fonos y n¨²meros de fax.
Ese mi¨¦rcoles por la noche, fuentes del Home Office (Ministerio del Interior brit¨¢nico) dijeron que Straw no deseaba resolver el asunto sacando a Pinochet por la "puerta trasera" y meti¨¦ndole en un avi¨®n a espaldas de las partes en el procedimiento, lo que era coherente con la carta enviada por el abogado del Tesoro.
El ministro, pues, anunciar¨ªa el jueves, a las ocho de la ma?ana (nueve hora peninsular espa?ola) y enviar¨ªa una carta por fax a todas las partes. Acto seguido era necesario esperar la respuesta del director de la Fiscal¨ªa P¨²blica, David Calvert-Smith, sobre si, a la vista del informe m¨¦dico, cre¨ªa posible -rechazada la extradici¨®n a Espa?a- acusar a Pinochet en el Reino Unido, habida cuenta de que dicho pa¨ªs es firmante de la Convenci¨®n contra la Tortura de Naciones Unidas y est¨¢ obligado a perseguir en su suelo a presuntos torturadores. La respuesta, obvia, fue que no se acusar¨ªa a Pinochet. Y, finalmente, era necesario dar tiempo a los pa¨ªses para definir si presentar¨ªan alg¨²n recurso judicial.
Todo esto ten¨ªa como guinda la comparecencia del ministro del Interior, Jack Straw, ante la C¨¢mara de los Comunes brit¨¢nica para explicar su decisi¨®n de liberar a Pinochet. El ministro estaba determinado a iniciar su explicaci¨®n con la informaci¨®n de que el avi¨®n que trasladaba a Pinochet ya hab¨ªa despegado. Y su explicaci¨®n estaba prevista para la una menos diez, hora de Londres.
El ministro se mantuvo en contacto primero con la polic¨ªa en la casa de Surrey. Una vez que sus servicios dieron la orden de partida hacia el aeropuerto, los servicios de Straw se mantuvieron en contacto con el convoy de cinco coches, una furgoneta y varias motocicletas en el camino a Waddington. El convoy lleg¨® poco antes de la una (una hora m¨¢s en Madrid), cuando el avi¨®n, a la 12.43, ya calentaba motores. A casi cuatro horas de haber anunciado su decisi¨®n, el ministro consider¨® que ya era evidente la ausencia de recurso contra su decisi¨®n.
Dio orden al convoy, que acababa de llegar a Waddington, para largarse. Pinochet fue colocado en una silla de ruedas, y en un par de minutos, con un montacargas, se le subi¨® al avi¨®n. Su esposa, que llevaba un peinado muy puesto con laca, vio sacudida su cabellera por una r¨¢faga de viento, mientras se desped¨ªa de la polic¨ªa.
"Se nos ha olvidado el pasaporte del general", brome¨® Miguel Alex Schweizer, abogado y ex ministro de Pinochet, y tambi¨¦n ¨¦l corri¨® para subirse al avi¨®n.
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