Los poderes f¨¢cticos JOAQU?N ESTEFAN?A
Los poderes f¨¢cticos tradicionales fueron la milicia, la econom¨ªa y la iglesia. Estos poderes cambian de aspecto en cada circunstancia y en cada ¨¦poca. Normalizado el Ej¨¦rcito (debido sobre todo a la acci¨®n de ministros como Alberto Oliart y Narc¨ªs Serra, y a generales como Emilio Alonso Manglano) son los otros dos poderes los que interfieren en la vida pol¨ªtica, con mayor o menor estridencia.Las intervenciones son m¨¢s excepcionales cuando se hacen en plena campa?a electoral. La Iglesia cat¨®lica lo ha reiterado en muchas ocasiones; en el pasado, en relaci¨®n con las campa?as provida y antiaborto. En las elecciones 2000, a trav¨¦s de una nota de la Conferencia Episcopal, con el fin de "cumplir con la misi¨®n de iluminar la conciencia moral de los cat¨®licos y de quien quiera escucharnos". En todos los casos, los tiros han ido dirigidos contra los partidos de izquierda y el "mal menor" ha sido el Partido Popular.
En las elecciones de 1996, el mundo de las finanzas tambi¨¦n se moviliz¨® a favor del PP. Hab¨ªan pasado 14 a?os de aquella memorable asamblea de la APD, en la que centenares de empresarios aplaudieron a rabiar al nuevo presidente espa?ol y a su ministro de Econom¨ªa, Felipe Gonz¨¢lez y Miguel Boyer, respectivamente. Jos¨¦ Mar¨ªa L¨®pez de Letona se atrevi¨® a discrepar y fue acallado con algunos silbidos. Hace cuatro a?os, el primero que se manifest¨® favorable al programa del PP fue Emilio Bot¨ªn, presidente del Banco Santander. Tambi¨¦n lo hizo Jos¨¦ Mar¨ªa Amus¨¢tegui, presidente del Central Hispano. Entre los que colaboraban con Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar estaba ?ngel Corc¨®stegui. La curiosidad hace que ahora est¨¦n los tres juntos en el BSCH.
Estos d¨ªas, la interferencia del mundo econ¨®mico ha tenido como protagonista a Jos¨¦ Mar¨ªa Cuevas, presidente de la CEOE, en un acto organizado por la revista El Nuevo Lunes. Lo novedoso ha sido el tono ("D¨¦jese de milongas y si usted realmente quiere gobernar d¨ªganos que co?o piensa hacer con el Tribunal de Defensa de la Competencia", dijo Cuevas refiri¨¦ndose al candidato socialista, Joaqu¨ªn Almunia), pero nada m¨¢s. La CEOE lleva muchos a?os interviniendo en pol¨ªtica. A principios de los a?os ochenta, la confederaci¨®n andaluza de empresarios, rama regional de la CEOE, invent¨® la campa?a del gusano y la manzana: de una manzana sana sal¨ªa un gusano, que era el PSOE. Pocos d¨ªas antes de las elecciones de 1982, y despu¨¦s de haber contribuido a triturar a UCD en beneficio de Alianza Popular, la CEOE hizo p¨²blico un documento en el que acusaba a los socialistas ?de proponer un modelo de sociedad similar a los de Europa del Este!: "Los objetivos m¨¢s importantes y m¨¢s duraderos del programa del PSOE coinciden en apoderarse de una serie de estructuras b¨¢sicas, con lo cual, a pesar del fracaso de su pol¨ªtica econ¨®mica, su permanencia en el poder se har¨¢ m¨¢s irreversible... Se trata de un aut¨¦ntico objetivo de cambio, pero de cambio en aspectos esenciales de nuestro modelo de sociedad, que lo aproximar¨ªa en gran medida a los modelos socialistas de Europa del Este". N¨®tese que durante estos cuatro a?os de gigantesca concentraci¨®n de poder econ¨®mico, a trav¨¦s de las empresas privatizadas, la CEOE ha permanecido silente, como lo hizo cuando hubo ataques gubernamentales a la libertad de empresa.
Ha habido otras formas de intervenci¨®n de la patronal en la vida pol¨ªtica. En algunos casos, algunos dirigentes de sus organizaciones -principalmente agrarias- ocuparon puestos en las listas electorales de AP y del PP. Despu¨¦s de las elecciones de 1996, el vicepresidente econ¨®mico Rodrigo Rato tiene, entre los cuatro secretarios de Estado, tres de ellos (Crist¨®bal Montoro, Jos¨¦ Folgado y Elena Pisonero) fueron miembros de la burocracia de la patronal, as¨ª como Julio S¨¢nchez Fierro, en el Ministerio de Trabajo. Tampoco hay que olvidar que uno de los principales asesores de la CEOE en el pasado, Pedro Arriola, lo es ahora del presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, y del presidente de Telef¨®nica, Juan Villalonga.
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