Santiago rinde homenaje a Chillida en la celebraci¨®n de su capitalidad cultural europea El Auditorio de Galicia expone 80 obras de los ¨²ltimos 50 a?os del artista vasco
Eduardo Chillida es uno de los primeros protagonistas de los actos de la capitalidad europea de la cultura, que Santiago de Compostela comparte este a?o con otras ocho ciudades de todo el continente. El Auditorio de Galicia acaba de inaugurar una exposici¨®n retrospectiva del artista vasco que recoge tres grandes grupos de obras, desde 1948 hasta la actualidad. La muestra, que se clausura el 11 de junio, incluye casi 80 obras concebidas en el ¨²ltimo medio siglo, desde dibujos hasta esculturas o proyectos de monumentos.
Los organizadores de la muestra han editado un cat¨¢logo con algunos textos ya cl¨¢sicos sobre la obra de Chillida, como la c¨¦lebre pieza grabada en piedra por el fil¨®sofo alem¨¢n Martin Heidegger o breves ensayos de Gaston Bachelard, Octavio Paz, Jos¨¦ ?ngel Valente y Gabriel Aresti.El Auditorio de Galicia es m¨¢s conocido por su actividad como palacio de m¨²sica y ¨®pera, pero en los ¨²ltimos a?os ha utilizado sus salas de exposiciones para acercar al p¨²blico la obra de algunas de las cimas del arte espa?ol de este siglo, desde Mir¨® hasta T¨¤pies o Saura. Ahora, con ocasi¨®n de la capitalidad europea, que convierte a la ciudad gallega en uno de los escaparates culturales del continente, los responsables de la instituci¨®n municipal han proseguido su empe?o con una muestra de la obra de Chillida.
P¨¢tina contempor¨¢nea
El artista vasco ya hizo en su d¨ªa una peque?a aportaci¨®n al proyecto de a?adir una p¨¢tina contempor¨¢nea a los sucesivos estilos arquitect¨®nicos que han configurado con el devenir de los siglos el viejo Santiago. Una escultura suya, Puerta de la m¨²sica, contempla las torres de la catedral desde el parque de San Domingos de Bonaval, dise?ado por el portugu¨¦s ?lvaro Siza. A un escultor tan proclive a la monumentalidad, y que tanto ha frecuentado el granito, no pod¨ªa dejarlo indiferente esa inmensa "rosa m¨ªstica de piedra", como llamaba Valle-Incl¨¢n a Compostela.
Las dimensiones de las salas del Auditorio de Galicia impiden que esa monumentalidad de Chillida aparezca en toda su extensi¨®n. En todo caso, se trata de una carencia m¨¢s aparente que real. "Con Chillida se demuestra que la dimensi¨®n es un asunto de energ¨ªa, no de tama?o", comenta el comisario de la muestra, Kosme de Bara?ano; "el cambio de escala no significa nada para ¨¦l. La dimensi¨®n de sus obras es igual de inmensa en los bocetos que en las creaciones".
Tres grandes grupos de obras, desde 1948 hasta la actualidad, componen el material de la exposici¨®n. En primer lugar est¨¢n las obras sobre papel. Se trata, en algunos casos, de dibujos, o m¨¢s bien bocetos, la mayor¨ªa realizados hace medio siglo, que se centran en la figura humana, en cuerpos contorsionados de una exuberancia casi rubensiana, o en partes concretas, como las manos, siempre rugosas y crispadas en la energ¨ªa del pu?o. En los trabajos sobre papel aparecen tambi¨¦n las llamadas gravitaciones, un tipo de collage donde la pintura toma relieve y se acerca a las fronteras de la escultura.
Las obras puramente escult¨®ricas que se exhiben en Santiago presentan diversos materiales, como el acero, el hierro o el alabastro. Una parte importante de la exposici¨®n est¨¢ dedicada a las lurrak -un t¨¦rmino vascuence-, piezas en tierra cocida creadas durante toda la d¨¦cada de los noventa. Tambi¨¦n se muestran modelos de monumentos realizados o ideados por Chillida, como el dedicado a la tolerancia o la llamada Jaula de la paz; proyectos para Dallas, Par¨ªs, Berl¨ªn o M¨²nich, y homenajes a autores especialmente apreciados, como Cioran.
Al margen de la exposici¨®n en s¨ª, el cat¨¢logo elaborado para la ocasi¨®n tiene el valor de reunir algunos de los textos m¨¢s significativos sobre la obra de Chillida, que tanta fascinaci¨®n ha ejercido en poetas y pensadores. Entre los primeros, los hay, como Jos¨¦ ?ngel Valente, que admiten expresamente la coincidencia entre sus prop¨®sitos art¨ªsticos y los del artista vasco. Valente se detiene sobre todo en uno de los aspectos m¨¢s comentados de la obra de Chillida, esa perturbadora capacidad de representar el vac¨ªo, esos huecos que quiebran sus enormes moles e integran el aire mismo en la obra. "Maestro de la vacuidad, constructor o arquitecto del vac¨ªo", define el poeta gallego al escultor. "S¨®lo en ese vac¨ªo intersticial", a?ade Valente, "son posibles la c¨®pula y el mundo".
Este mismo tema ocupa las reflexiones de Heidegger en el c¨¦lebre texto recogido por el cat¨¢logo. Se trata de un art¨ªculo dedicado a Chillida, a quien el fil¨®sofo alem¨¢n conoci¨® en 1969, y que se public¨® ilustrado con litograf¨ªas del propio artista. "El vac¨ªo no es nada", escribe Heidegger. "Tampoco es una falta. En la materializaci¨®n pl¨¢stica juega el vac¨ªo como un acto fundamental que busca forjar lugares".
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