Puerta grande a un mexicano
Hac¨ªa muchos a?os que un diestro mexicano no sal¨ªa a hombros por la puerta grande de la Monumental de Barcelona. Esta vez lo ha conseguido el novillero Antonio Bricio. Y aunque esto de la puerta grande est¨¢ hoy un poco desvalorizado (ya se sabe: una oreja m¨¢s una oreja, igual a puerta grande), lo que realmente importa es dar fe de la excelente impresi¨®n causada por el joven de Aguascalientes, que el pasado mes de febrero ya fue uno de los finalistas del Encuentro Mundial de Novilleros celebrado en San Sebasti¨¢n. Bricio demostr¨® tener la variedad caracter¨ªstica de los buenos capoteros de su tierra y con la muleta tiene la hondura, el empaque y el sabor del mejor torero espa?ol. Piensa, adem¨¢s, en la cara del novillo, tiene valor sereno y se va detr¨¢s de la espada con rectitud. No es que sus dos faenas fuesen completas, pero impactaron sus buenas maneras y, en especial, su lent¨ªsimo toreo en redondo, de gran temple casi siempre.Mart¨ªn Antequera, veterano novillero, estuvo decidido y entregado toda la tarde, pero le cost¨® bastante conectar con el p¨²blico. Comenz¨® bien con la diestra el muleteo a su primero, baj¨® de tono con la zurda y acab¨® dando muchos pases con poca vibraci¨®n. El remate fue con unas manoletinas mirando al tendido que no causaron el efecto esperado por el diestro, que parec¨ªa llevar la faena hecha en su mente antes de saber c¨®mo iba a ser el novillo. Su segundo transmiti¨® muy poca emoci¨®n y la larga faena s¨®lo tuvo destellos de toreo hondo y embraguetado. Quiso matar recibiendo, cuando el novillo, muy aplomado, no estaba para ello, y necesit¨®, adem¨¢s, de otro pinchazo y una estocada desprendida.
Arranz / Antequera, Miguel ?ngel, Bricio Novillos: 1?, 3?, 5? (devuelto) y 6?, de Enrique Mart¨ªn Arranz; 2? y 4?, de Jos¨¦ Miguel Arroyo; sobrero, de Saboya; bien presentados, flojos y manejables
Mart¨ªn Antequera, nuevo en esta plaza: ovaci¨®n en los dos. Miguel ?ngel, ovaci¨®n; aviso y silencio. Antonio Bricio, nuevo en esta plaza: oreja en los dos; sali¨® a hombros. Plaza Monumental, 30 de abril. Un cuarto de entrada.
Miguel ?ngel, con su toreo vertical y en muchos momentos de especial preocupaci¨®n por la est¨¦tica, dej¨® a los novillos muy a su aire, muleteando con suavidad, pero con poco dominio. A su primero no consigui¨® amarrarlo a la muleta y lo despen¨® con prontitud de una estocada corta. En el quinto no consigui¨® acoplarse y tore¨® al natural ayud¨¢ndose con el estoque. En ¨¦ste estuvo algo premioso con la espada, porque el animal, en el momento del encuentro, levantaba la cabeza, y no pudo liquidarlo, despu¨¦s de cuatro pinchazos, hasta el quinto intento.
Aunque la novillada fue, en l¨ªneas generales, manejable, la salida final a hombros del mayoral fue una exageraci¨®n. Se lidiaron reses de tres ganader¨ªas, y vean si hab¨ªa para tanto: 1?, con movilidad y repetidor, fue a menos; 2?, suelto, manejable, fue a menos; 3?, dos volteretas mermaron su fuerza, acabando quedado; 4?, embisti¨® rebrincado, poca fuerza, manejable, pero sosote y aplomado al final; 5?, flojo, se parte un pit¨®n, devuelto por decisi¨®n presidencial; sobrero, prob¨®n y con repetidos amagos de rajarse; 6?, muy suelto en los dos primeros tercios, bueno para la muleta por el pit¨®n derecho, fue a menos, muerte de bravo, resisti¨¦ndose a doblar. Es justo citar tambi¨¦n que la novillada, en l¨ªneas generales, cumpli¨® ante las cabalgaduras, pero tambi¨¦n que no fue muy bien lidiada ni picada con arreglo a las reglas. Una salida a hombros del mayoral debe ser propiciada por un juego del ganado mucho m¨¢s brillante y por ejemplares de especial bravura.
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