Turu marc¨® de nuevo pero fue insuficiente
El efecto Turu esta vez fue fulminante. S¨®lo necesit¨® un minuto el jugador argentino para convertir en gol el primer bal¨®n que lleg¨® a sus botas -aunque ayer no sirviera para ganar-, y ensanchar de paso el mito que le convierte en bestia negra del Celta. Habitual suplente del Deportivo, Irureta prob¨® suerte con Turu Flores tras el descanso y el delantero volvi¨® a castigar los intereses del equipo de Vigo. Cuenta por goles sus enfrentamientos con el Celta, como ocurri¨® en la Copa el pasado a?o o con el precedente m¨¢s cercano del partido de ida en Riazor.Este fue el principal v¨ªnculo con los derbies precedentes, porque el de ayer fue el que moviliz¨® a m¨¢s seguidores del equipo visitante en los ¨²ltimos 10 a?os. La proximidad del t¨ªtulo del Deportivo anim¨® a m¨¢s de 2.000 aficionados blanquiazules a viajar a Vigo, lo que le dio al partido el aire de los cl¨¢sicos que libraban en los a?os 80, cuando el Celta y el equipo coru?¨¦s sol¨ªan encontrarse en Segunda.
La presencia de los hinchas del Deportivo le dio trabajo a la polic¨ªa, que no pudo evitar que las dos aficiones se intercambiaran pedradas en el exterior de Bala¨ªdos. Celades, jugador del Celta, fue golpeado en la cabeza por una pata de una de las sillas de pl¨¢stico de la grada.
Los agentes, que cargaron contra los seguidores c¨¦lticos en la segunda parte, vigilaron de forma especial a los 600 miembros de la pe?a radical Riazor Blues que viajaron a Vigo en un tren especial contratado por el club que preside Augusto C¨¦sar Lendoiro. Realizaron a pie los dos kil¨®metros que separan la estaci¨®n de ferrocarril del estadio, en el que entraron cuando el partido estaba a punto de comenzar.
M¨¢s de la mitad de los aficionados del Depor se mezclaron en las gradas con los del Celta, pero al menos dentro del estadio no hubo muchos encontronazos. M¨¢s dif¨ªcil fue controlar lo que ocurri¨® antes y despu¨¦s del choque, entre los hinchas m¨¢s radicales de los dos equipos.
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