EE UU intenta responder a la inquietud de Rusia por su proyecto de 'guerra de las galaxias'

"Si un pa¨ªs sufre amenazas y dispone de tecnolog¨ªa para afrontarlas, es muy duro para su l¨ªder renunciar a usarla", declar¨® Javier Solana esta semana en Washington, en referencia a la versi¨®n en miniatura de la guerra de las galaxias que promueve Bill Clinton. Pero el responsable de la Pol¨ªtica Exterior y de Seguridad Europea a?adi¨®: "Ese l¨ªder, no obstante, debe sopesar las consecuencias para el resto del mundo". Y es que el proyecto de EE UU no s¨®lo inquieta a Rusia -Clinton visitar¨¢ Mosc¨² a principios de junio- y China, sino tambi¨¦n, como se?al¨® Solana, a sus aliados europeos.

Los Gobiernos de Alemania y Francia ya han expresado su desasosiego por las pruebas realizadas por EE UU para dotar a su territorio de un escudo frente a ataques de misiles de largo alcance. Seg¨²n Berl¨ªn y Par¨ªs, el argumento norteamericano de que tan s¨®lo pretende protegerse de ataques de pa¨ªses gamberros, como Corea del Norte, Ir¨¢n, Irak o Libia, no resulta muy convincente. Ninguno de esos pa¨ªses parece ahora estar en condiciones de presentar una amenaza militar para Occidente.En su estancia en Washington, Solana avanz¨® otros dos elementos. El Sistema Nacional de Defensa contra Misiles (NMD) de EE UU "no estrechar¨ªa los lazos trasatl¨¢nticos" y podr¨ªa provocar "una crisis seria con Rusia". Solana subray¨® que, seg¨²n el proyecto que ensaya el Pent¨¢gono, los miembros europeos de la OTAN, organizaci¨®n de la que ¨¦l fue secretario general, no quedar¨ªan protegidos por ese escudo, lo que podr¨ªa incitarles a "duplicar" esfuerzos defensivos.

Otros responsables europeos a?aden una precisi¨®n de peso. La mayor¨ªa de esos pa¨ªses de los que Washington quiere protegerse est¨¢n mucho m¨¢s cerca del Viejo Continente que de Am¨¦rica. El aislamiento norteamericano en este asunto es tan grande que hasta el primer ministro brit¨¢nico, Tony Blair, el aliado m¨¢s fiel de Clinton, ha transmitido su escepticismo.

Mosc¨² reiter¨® el jueves su oposici¨®n a revisar el tratado sobre defensa frente a misiles (ABM) firmado en 1972 entre EE UU y la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Ese tratado, clave en el deshielo que condujo al final de la guerra fr¨ªa, proh¨ªbe a los dos pa¨ªses construir sistemas nacionales de defensa frente a misiles de largo alcance. El general Leonid Ivashov, del Ministerio de Defensa ruso, declar¨® que Rusia no ve ninguna raz¨®n de peso para que EE UU proponga en beneficio propio una modificaci¨®n del ABM.

Lo mismo hab¨ªa dicho Igor Ivanov en Washington, en la ¨²ltima semana de abril. Seg¨²n el ministro ruso de Exteriores, un comportamiento unilateral por parte de Estados Unidos podr¨ªa reabrir la carrera armament¨ªstica que caracteriz¨® la guerra fr¨ªa. China tambi¨¦n se ha expresado en ese mismo sentido.

Reuni¨®n con Putin

Antes de reunirse por primera vez en Mosc¨² con Putin, Clinton planea asistir a la cumbre de la Uni¨®n Europea de Lisboa. En uno y otro escenario, el NMD levantar¨¢ ampollas. Esa versi¨®n en miniatura de la guerra de las galaxias de Ronald Reagan consistir¨ªa en la instalaci¨®n en Alaska de unos 100 misiles de interceptaci¨®n, que, al precio de 13.000 millones de d¨®lares, deber¨ªan proteger EE UU.

El Pent¨¢gono ha efectuado ya dos ensayos del NMD. El primero, en octubre, fue un relativo ¨¦xito; el segundo, en enero, fracas¨®. Ese segundo ensayo consisti¨® en el lanzamiento de un misil bal¨ªstico intercontinental desde Vandenberg (California), que catapult¨® una cabeza nuclear simulada. Instantes despu¨¦s fue disparado desde el atol¨®n de Kwajalein, en el Pac¨ªfico, un misil destinado a interceptar el supuesto ataque enemigo. Pero ese artefacto, llamado en el argot del Pent¨¢gono Kill Vehicle o Smart Rock, no consigui¨® interceptar al atacante.

Rechazado de plano por rusos y chinos y puesto en cuesti¨®n por los europeos, el proyecto tambi¨¦n provoca debates en EE UU. George Bush, candidato presidencial republicano, considera que el NMD es muy modesto. Su objetivo es construir y desplegar una versi¨®n completa de la guerra de las galaxias, que proteja a EE UU y todos sus aliados frente a misiles de cualquier origen. De esa opini¨®n es el senador Jesse Helms, presidente republicano del Comit¨¦ de Asuntos Exteriores del Senado.

El pasado domingo, en un discurso sobre pol¨ªtica exterior, el candidato dem¨®crata Al Gore les sali¨® al paso. El objetivo de Bush, dijo Gore, "supondr¨ªa el pago por los contribuyentes de un precio fant¨¢stico y tendr¨ªa consecuencias internacionales desestabilizadoras". Bush, seg¨²n Gore, quiere regresar a los tiempos de la guerra fr¨ªa. No obstante, el vicepresidente se declar¨® partidario de "una negociaci¨®n con los rusos sobre cambios en el tratado ABM, que nos permita una defensa responsable y pr¨¢ctica frente a ataques nucleares de Estados gamberros".

Tras la tercera prueba que el Pent¨¢gono debe realizar esta primavera, Clinton tendr¨¢ que emitir una opini¨®n definitiva sobre si el proyecto sigue adelante o no. Aunque hab¨ªa anunciado que la adoptar¨ªa en verano, la Casa Blanca podr¨ªa aplazarla hasta noviembre. Al final, es muy probable que sea su sucesor el que decida.