El cambio necesario

Ibarretxe ha ofrecido una oportunidad al nuevo Gobierno central. Dice que ¨¦l no la tuvo. Incierto. Se la dio el PSE, al que entretuvo durante semanas. Su partido, como lo confirman los papeles publicados por Gara, ten¨ªa firmado con ETA romper con las "fuerzas espa?olistas". El lehendakari ha mentido al Parlamento en repetidas ocasiones. En su d¨ªa, le revel¨® a Aznar, seg¨²n Anasagasti, la f¨®rmula para solucionar en diez minutos el problema vasco. Sencillamente abriendo cauce a la autodeterminaci¨®n. El quid de la cuesti¨®n. La exigencia de Estella. El primer pago del precio de la paz, de un proceso que nunca existi¨®. Miente, pues, cuando dice que separa la erradicaci¨®n del terrorismo con la normalizaci¨®n. El domingo de Pascua dijo que, para efectos de la continuidad de su Gobierno, no le har¨ªan doblegarse ni las bombas ni el frente espa?olista. En democracia, el poder no es cuesti¨®n de voluntad, es cuesti¨®n de votos, de apoyos. De apoyos l¨ªcitos. No de los que provengan de formaciones preservadoras de la impunidad del terrorismo. Con las detenciones de Hernani se ha evidenciado que EH no lo condena porque lo protege. La situaci¨®n de Ibarretxe es insostenible. Se impone adelantar las elecciones.Los papeles de Gara expresan, por su contenido y por el hecho de su publicaci¨®n, la descomposici¨®n del frente nacionalista. Ponen al descubierto las maniobras y falsedades de los dirigentes del nacionalismo institucional. Un c¨²mulo de mentiras. EA es partidaria de la confrontaci¨®n pol¨ªtica "m¨¢s fuerte posible". La recomposici¨®n del frente nacionalista s¨®lo puede tener continuidad con la renuncia de ETA al terrorismo. No har¨ªa falta publicar las bases del acuerdo. Est¨¢n cantadas.

Se hace necesario un cambio en la direcci¨®n pol¨ªtica del Pa¨ªs Vasco. Algo perfectamente normal en democracia. Pero la cosa levanta las iras de los instalados en el poder. Personas de distinto signo pol¨ªtico sostienen que el PNV es imprescindible. Temen que la formaci¨®n jeltzale extremar¨ªa su radicalizaci¨®n en caso de ser desplazada del poder. Al PNV le atan muchos intereses. Lo suyo es buscar la forma de hacer el viaje con ETA en coche cama. No el echarse al monte con todas las consecuencias. Le aterra perder el poder. Quienes sostienen la tesis de su imprescindibilidad, como fuerza gobernante, hablan en clave de pasado, de una fase pol¨ªtica, ya superada, en la cual era contemplado como el valladar contra el ultranacionalismo y se le consent¨ªan, en t¨¦rminos pol¨ªticos, todos sus desvar¨ªos. Han cambiado las cosas. El nacionalismo defrauda, aquende y allende del Ebro. Arzalluz arrastra a mucha gente al cobijo de la Constituci¨®n. Se anhela el cambio. Los que creyeron que el grado de amedrentamiento era el suficiente para imponer sus proyectos se han equivocado. Han estimulado la rebeld¨ªa. El constitucionalismo es una fuerza real en las urnas, en la cultura y en la calle. El PNV es necesario en la oposici¨®n, un magn¨ªfico lugar para colaborar y demostrar responsabilidad patri¨®tica.