Peter Pan y los muchos hijos
?Hijos, con los pocos que hay y la guerra que dan! Sin ir m¨¢s lejos, la semana se nos ha llenado de ellos, pero no anticipemos. Resulta que un juzgado asturiano acaba de obligar por sentencia a que dos padres divorciados se encarguen respectivamente de la manutenci¨®n y el alojamiento de un reto?o. Hasta aqu¨ª la cosa se presenta normal, aunque no lo hubiera sido en aquel franquismo que algunos parecen a?orar pues lo tienen siempre en la boca (?sabr¨¢n sus hijos, me refiero a los hijos de los mentantes, que entonces no se divorciaba?), pero el asunto adquiere tintes dram¨¢ticos, por no decir de sainete, cuando nos enteramos de que el reto?o en cuesti¨®n no es m¨¢s que una pobre criatura de 27 a?os. Un beb¨¦ perfectamente formado que no se resigna a trabajar alegando que las ofertas que le llegan no responden a sus expectativas laborales y, claro, para eso mejor la sopa boba.No es f¨¢cil pronunciarse sobre qu¨¦ extremo del asunto produce mayor asombro, si el criterio del juez que emite la sentencia haci¨¦ndose antes el Salom¨®n -?no divide en dos al cr¨ªo asign¨¢ndole nido paterno y alpiste de mam¨¢?- que el justo y comprensivo -?no estar¨¢ favoreciendo, se le ocurre a uno tontamente, que el par¨¢sito se enquiste para siempre?- o la pertinaz vocaci¨®n de Peter Pan del mucha-cho, que no por extendida choca menos, puesto que condena a los padres a una paternidad eterna de biberones, cambio de pa?ales y bonitos paseos por el parque. Pero hay m¨¢s. Este caso tan chusco contiene una componente metaf¨®rica que no habr¨¢ pasado desapercibida a los m¨¢s sagaces, ya que se refiere a la querencia por la Casa del Padre que algunos profesan neg¨¢ndose a crecer. No deber¨ªa despistarnos el hecho de que adopte una jerga repleta de independencias y de construcciones de esto y lo otro -mesas, artefactos o naciones-, porque no se tratar¨ªa m¨¢s que de la cortina de humo destinada a esconder que detr¨¢s s¨®lo late la a?oranza de la teta y del jard¨ªn de infancia donde no hab¨ªa "viejos esquemas de interpretaci¨®n pol¨ªtica" y s¨ª el convencimiento de que "atacar a la juventud vasca es atacar al futuro de Euskal Herria", adem¨¢s de mucha nocilla y zumosol.
Por contraste y frente a tanto peterpanismo, hay una serie de hijos a los que se les est¨¢ queriendo hacer adultos a marchas forzadas. Por ejemplo en Barakaldo, donde tres cr¨ªos han de asumir su condici¨®n de peligrosos sociales y enemigos p¨²blicos a sus 4, 7 y 8 a?os, mientras unos 600 han de bregar con el duro aprendizaje de la intolerancia inducidos por unos padres que, sin saberlo -?por qu¨¦ no se apuntar¨¢n a un cursillo?-, s¨®lo obedecen a un impulso como el que llev¨® no hace mucho a que una multitud linchase en Guatemala a un turista japon¨¦s porque dec¨ªan que hab¨ªa tratado de robar un hijo, a un impulso en el que concurren el no contrastar el rumor inicial -?qu¨¦ peligro puede representar un mocoso?- y el ceder a los prejuicios sobre el distinto, al punto de verle capaz de cometer cualquier atrocidad, creyendo todo eso tan firmemente que se cierran la raz¨®n a los aspectos que esa conducta excesiva supone, ya sean xen¨®fobos, ya de abuso de fuerza, ya de injusticia para los propios hijos. Las ¨²ltimas noticias hablan de que el fen¨®meno podr¨ªa desbordar Barakaldo y adoptar las formas de un extra?o refer¨¦ndum tambi¨¦n sobre hijos de esto o de lo otro.
Llegados ah¨ª, el censo podr¨ªa correr a cuenta de los mormones, que de esto de linajes, genealog¨ªas y solares saben un huevo, sobre todo ahora que parece haber m¨¢s tiempo para elaborarlo gracias a que otra clase de hijos, los pr¨®digos, estar¨ªan regresando. Qui¨¦n sabe, a lo mejor con este principio de inicio de retorno a la casa ampliada de donde no debieron salir para concursar con el Gran Hermano se evitan pronunciamientos sobre qui¨¦n compone la junta de vecinos o qui¨¦n ser¨¢ el administrador y si hace falta antena parab¨®lica para captar las voces ancestrales. Aunque por si acaso, m¨¢s valdr¨ªa no ir sacrificando todav¨ªa los terneros b¨ªblicos no vaya a ser que al hijo, por pr¨®digo que parezca, le tire m¨¢s el Peter Pan que lleva dentro y acabe por volverse al pa¨ªs de Nunca Jam¨¢s con los Ni?os Descarriados.
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