Ni angustia, ni ansiedad, ni entusiasmo
El Atl¨¦tico cumple con los asuntos propios de un prepartido, pero con la resignaci¨®n de quien se sabe fracasado, y con desacuerdo sobre la conveniencia de celebrar el t¨ªtulo
El Atl¨¦tico vive en Valencia una sensaci¨®n extra?a, imposible de emparentar con los proleg¨®menos cl¨¢sicos de una final de Copa. No se respira tensi¨®n alrededor del equipo, ni la ansiedad l¨®gica del que se siente pr¨®ximo a un t¨ªtulo, ni la angustia que acompa?¨® a los futbolistas rojiblancos en su ag¨®nico y tortuoso viaje hacia la Segunda Divisi¨®n. Parece relajado, sereno, tranquilo. Pero lo que est¨¢ es resignado, triste. Mira hacia la final sin entusiasmo. Cumple con profesionalidad con los asuntos propios de un prepartido, asume el triunfo como algo obligatorio y hasta ense?a un punto convincente de confianza en sus posiblidades, muy seguro de s¨ª mismo. Pero sin una pizca de entusiasmo. El descenso pesa demasiado como para que un t¨ªtulo de Copa al alcance le sirva de consuelo.Pase lo que pase, no habr¨¢ celebraciones en el Atl¨¦tico. Eso lo tienen claro. Al menos, eso pronostican en su hotel de concentraci¨®n los rojiblancos con m¨¢s peso. Muchos aseguran que no habr¨ªa vuelta de honor en el caso de un triunfo y que hasta la celebraci¨®n de los posibles goles ser¨ªa fr¨ªa. Lo contrario lo considerar¨ªan una falta de respeto a la hinchada y a la instituci¨®n. Se saben fracasados, y esa convicci¨®n no se la van a quitar de encima. Quieren que la temporada acabe. Mejor con la Copa colgada del brazo, pero que se acabe.
Y lo dicen futbolistas que saben que pocas alegr¨ªas son comparables a la de ganar una final de Copa. Lo afirman jugadores que han repetido con insistencia esta feliz experiencia a lo largo de la ¨²ltima d¨¦cada. No en vano, nadie puede atribuirse un protagonismo reciente en esta competici¨®n como el Atl¨¦tico. De las ¨²ltimas finales de Copa, con ¨¦sta, el Atl¨¦tico ha estado presente en cinco. Con tres victorias y una derrota como moment¨¢neo balance, a la espera de lo que suceda esta noche. Hay en esta plantilla quien vivi¨® la final de 1991 ante el Mallorca, con el gol de Alfredo tras una soberbia jugada de Sabas; tambi¨¦n la del a?o siguiente, frente al Madrid, con los tantos de Schuster y Futre; la del cabezazo ag¨®nico de Pantic contra el Bar?a en el m¨¢gico curso del doblete... Hay alguno m¨¢s en el equipo que ya estuvo el a?o pasado en Sevilla, que comprob¨® lo que es emocionarse igualmente en la derrota, con la hinchada rojiblanca coreando el nombre de su equipo y de su entrenador pese al dolor del resultado (3-0 ganaron los valencianos). Pero buena parte de los futbolistas del Atl¨¦tico son conscientes de que lo de hoy no ser¨¢ igual. M¨¢s bien al contrario, saben que ni el triunfo autoriza esta vez a una mueca exagerada de felicidad.
Otros, como Hugo Leal, en cambio, no lo ven as¨ª. El portugu¨¦s anuncia que si gana el Atl¨¦tico, s¨ª lo celebrar¨¢. Dice que una Copa del Rey no se gana todos los d¨ªas. Hugo Leal representa al sector nuevo de la plantilla. Interpreta el descenso como una simple mancha en una carrera que para ¨¦l ahora comienza, no como un pu?etazo al escudo, como una ofensa a una camiseta que algunos en este equipo a¨²n sienten. Por ah¨ª se advierte una fractura en el equipo. El a?o m¨¢s tr¨¢gico del Atl¨¦tico no le ha dolido a todos por igual. Y por ah¨ª tal vez algunos errores del curso encuentran explicaci¨®n.
Con todo, y m¨¢s all¨¢ de su d¨¦cima Copa del Rey y de la oportunidad o no de unas celebraciones, es mucho lo que se juega el Atl¨¦tico. Por de pronto, su presencia en Europa el a?o pr¨®ximo, con el pellizco econ¨®mico que eso supone. No es normal compatibilizar la Segunda con la competici¨®n continental, pero existen precedentes (el Castilla jug¨® la Recopa 1980-81).
El Atl¨¦tico ense?a cara de fracasado, pero tambi¨¦n el rostro de quien se acaba de quitar un peso de encima: Radomir Antic. Lo dicen hasta los m¨¢s fieles del t¨¦cnico, los que siempre le han defendido: la salida del entrenador ha tenido un efecto terap¨¦utico en el equipo, redentor. La marcha de Antic ha servido de reactivo en el equipo, de ¨²til inyecci¨®n de moral para afrontar un arre¨®n corto como el actual.
El sustituto de Zambrano ha entrado con buen pie en el equipo. Sin aparentes pretensiones, con un aire muy conciliador. Sus nuevos pupilos destacan que lo mejor que est¨¢ haciendo el t¨¦cnico es ir de frente. Usa un mensaje directo y claro, aseguran. Ha encajado tan bien que ya hay quien est¨¢ promoviendo su candidatura para asumir el banquillo el curso que viene. Desde esa perspectiva, Zambrano se juega m¨¢s que nadie esta noche. Es muy probable que su continuidad en el primer equipo dependa del desenlace de la final.
No tanto as¨ª la de los jugadores -aunque la presencia en la UEFA podr¨ªa cambiar los planes de la secretar¨ªa t¨¦cnica-. Algunos saben que no seguir¨¢n. El futuro de la mayor¨ªa, en cualquier caso, est¨¢ en el aire. Empezar¨¢n a tener noticias a partir del lunes. Entonces, con la d¨¦cima en las vitrinas o sin ella, ir¨¢n desfilando de uno en uno por los despachos del Calder¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.