El bal¨®n de Baljic
De todo lo acontecido en el trayecto que ha llevado al Espanyol hasta el final de la Copa del Rey, lo m¨¢s importante ocurri¨® en el ¨²ltimo minuto del partido de vuelta de las semifinales contra el Real Madrid.En el t¨ªpico despiste de marcaje en el tiempo de descuento, tan habitual en el Espanyol, que parece dar por acabadados los encuentros unos segundos antes de que el ¨¢rbitro pite, Baljic se encontr¨® con un bal¨®n controlado entrando por la izquierda del ¨¢rea. En aquel instante, que a m¨ª me pareci¨® eterno, sent¨ª que iba a cumplirse el destino del Espanyol. Lo de siempre: la suerte del mediocre que no est¨¢ hecho para ganar. Francisco, el sabio interior andaluz del Espanyol, lo dec¨ªa a pr¨®posito de los partidos con el Barcelona o con el Madrid: "Jugamos mejor que nunca pero acabamos perdiendo como siempre".
El gui¨®n volvi¨¢ a repetirse. El Espanyol hab¨ªa jugado como nunca, hab¨ªa perdonado un mont¨®n de ocasiones, pero el rival, el equipo grande, como si nada, iba a aguar la fiesta en el ¨²ltimo minuto. Todo parec¨ªa escrito, pero entre el pie de Baljic y la porter¨ªa el destino se quebr¨®. El bal¨®n sali¨® fuera. Un m¨ªl¨ªmetro, un palmo o un metro, da igual. Se evitaba la eliminaci¨®n, pero sobre todo, se romp¨ªa con el fatalismo de la propia historia. Y cuando la fatalidad se rompe todo es posible. Incluso que seamos campeones.
Del Espanyol de siempre dir¨ªa que es el ¨²nico equipo capaz de perder la final de Copa con un equipo de la Segunda Divis¨®n. Pero del Espanyol que vio como los dioses soplaban para que el bal¨®n de Baljic no encontrara el destino que llevaba escrito puedo empezar a fiarme.
El Espanyol no juega s¨®lo contra el Atl¨¦tico de Madrid. Tambi¨¦n lo hace contra su propia historia. Vamos a cambiar la historia, dicen. Los jugadores pueden poner la primera piedra de un nuevo tiempo si ganan la final. Pero el d¨ªa despu¨¦s depender¨¢ de lo que hagan los directivos. Si se creen que con la final queda olvidado todo, desde la venta de Sarri¨¢ hasta el consiguiente reparto de la tarta, no tardaremos en volver donde siempre: a la eterna, insoportable, mediocridad.
La final de Copa no se acaba ma?ana en Mestalla. El d¨ªa siguiente hay que pensar en hacer crecer este equipo. Con sensatez, pero con convicci¨®n. La cantera tiene que ser la base: la del Espanyol y la que el Bar?a desaprovecha. Los que han venido de all¨ª se han integrado perfectamente. Todos son de la misma pasta.
A Pep Guardiola, el capit¨¢n del Barcelona, se atribuye -y si no es cierto hay que felicitar al que lo ha inventado- esta frase: "Raros tiempos aquellos en que el Espanyol empieza a construir su f¨²tbol por Roger y el Bar?a por Bogarde". Para que estos tiempos raros perduren tienen que pasar dos cosas: que el equipo gane la Copa, pero tambi¨¦n que el d¨ªa despu¨¦s la directiva no crea que ha ganado bula por otros cuarenta a?os.
El f¨²tbol ha cambiado. El Espanyol no puede pararse.
El bal¨®n de Baljic es el gui?o que el destino hace al club. Pero si no se est¨¢ a la altura, la pr¨®xima vez el bal¨®n de Baljic entrar¨¢. A los del mont¨®n el destino no les da casi nunca una segunda oportunidad.
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