Lafontaine
El coraz¨®n lo tiene en la izquierda, es evidente. En el Instituto Goethe de Barcelona presentamos el libro de Lafontaine, Valent¨ªn Popescu y el que esto suscribe, el primero desde su conocimiento del pol¨ªtico y de Alemania, donde ejerci¨® 25 a?os como corresponsal. Yo, desde esa sorpresa que siempre me convoca Oskar Lafontaine, pol¨ªtico incorrecto en tiempos en que hasta la diet¨¦tica ha de ser correcta. Habl¨® Oskar Lafontaine y consigui¨® transmitirnos la evidencia de que el socialismo democr¨¢tico puede seguir siendo una pasi¨®n ¨²til si se enfrenta a lo que repetidamente llam¨® capitalismo feroz o capitalismo asilvestrado. No opuso s¨®lo emoci¨®n e ideolog¨ªa al fantasma de la globalizaci¨®n, sino conocimiento econ¨®mico y voluntad pol¨ªtica, sobre todo voluntad pol¨ªtica, como si esa fuera la clave para desmontar la ideolog¨ªa dominante, el economicismo, ¨¦sa que no se ve y que basa su hegemon¨ªa en proclamar la muerte de las ideolog¨ªas.Cuando Lafontaine se vio obligado a dimitir por la presi¨®n de la gran banca y por la escasa solidaridad de Schr?der, un comentarista espa?ol adicto al r¨¦gimen globalizador escribi¨® que la clase pol¨ªtica europea no estaba a la altura de la clase econ¨®mica. Cierto. Apenas si controla medios de comunicaci¨®n y casi ning¨²n comentarista de secciones de econom¨ªa. Pero al margen del Gran Hermano medi¨¢tico, la dial¨¦ctica entre globalizadores y globalizados empieza a universalizarse y la necesidad de recuperar la autonom¨ªa de la pol¨ªtica frente al capitalismo especulativo es ya clamor plural. Lafontaine argumentaba contra la tercera v¨ªa de Blair con gran conocimiento te¨®rico y pr¨¢ctico y con una pasi¨®n l¨²cida que no percibo en sus correligionarios espa?oles, y es evidente que el viaje a Espa?a de este hombre ha sido casi ninguneado no ya por el Gran Hermano desideologizado y desideologizador, sino tambi¨¦n por sus compa?eros de militancia, que lo ven como un socialista incorrecto y hoy sin poder, autor adem¨¢s de ese libro convertido en un implacable espejo de la asumida y acomodaticia impotencia socialdem¨®crata para enfrentarse a los se?ores de la Bolsa y la Vida.
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