Arrebatos de novillero
Iba la corrida resbalando por el tobog¨¢n del aburrimiento. Sal¨ªan toros, con traza de eralotes para festival. Dos toreros, Finito y Morante, se comportaban como dos vulgares pegapases. La banda desafinaba pasodobles con aires de marcha f¨²nebre.Y en esto que salt¨® a la arena el tercer bicho. Sali¨® con m¨¢s pinta de cabra que de bovino y El Juli sali¨® con arrebatos de novillero. Como es m¨¢s listo que Cardona, debi¨® pensar: "Aqu¨ª hay que acabar como sea con la modorra". Y se hinc¨® de rodillas en el tercio para atizarle a la cabrita tres largas cambiadas, tres. Tras una varita que apenas hizo brotar un hilillo de sangre del escu¨¢lido lomo de la res, El Juli volvi¨® a ponerse de rodillas, esta vez para instrumentar chicuelinas en postura de penitente, que es la misma postura con que las dan los enanitos toreros en las charlotadas nocturnas. En una de ellas, el torete le dio un revolc¨®n y El Juli, que segu¨ªa con sus arrebatos de novillero, volvi¨® a la cara del toro para dar una media ver¨®nica de rodillas.
Domecq / Finito, Morante, Juli Toros de Juan Pedro Domecq, de presencia desigual
1? y 2?, anovillados. 3?, impresentable. 6?, con trap¨ªo. Todos, excepto el 1?, noble, mansos y con problemas. Finito de C¨®rdoba: algunas palmas y oreja. Morante de la Puebla: algunas palmas y oreja. El Juli: oreja en los dos; sali¨® a hombros. Asisti¨® la infanta Elena. Plaza de Aranjuez, 30 de mayo. 2? y ¨²ltima de las corridas de San Fernando. Casi lleno.
Despu¨¦s puso banderillas con el auxilio de los peones que, como siempre, le trajinaron el toro de ac¨¢ para all¨¢. Y termin¨® con una faena de muleta en la que empez¨® dando distancia a la cabrita, sigui¨® con pases por toda la plaza, yendo siempre a los terrenos que el toro le impon¨ªa y termin¨® con espaldinas y otros alardes tremendistas.
M¨¢s m¨¦rito tuvo su labor en el sexto, porque era un toro de verdad, que cabeceaba mucho y del que hab¨ªa que tirar. El Juli, de nuevo con impulsos novilleriles, tir¨® de ¨¦l, aguant¨® frenazos y cortes de terreno y consigui¨® torearlo. Faena de novillero arrebatado, que lleg¨® mucho al p¨²blico.
Finito tore¨® con abundancia de soser¨ªa y falta de temple al noble primero. Toda la faena con el dichoso pico. Terminar¨¢n por llamarle Piquito de C¨®rdoba. Con el cuarto correte¨® demasiado por todos los terrenos adonde le quer¨ªa llevar el manso. S¨®lo se par¨® en dos derechazos.
De la muleta de Morante salieron los mejores naturales que se vieron en la tarde y, seguramente, en muchas tardes. Fue con el quinto. Pero el toro empez¨® a recortar por el pit¨®n izquierdo, a ponerse molesto y el torero sufri¨® un desarme. Sigui¨® el toro punteando y fren¨¢ndose para terminar par¨¢ndose definitivamente. Con el segundo estuvo Morante f¨¢cil y pinturero con las trincherillas y molinetes del toreo de adorno y esforzado y animoso para hacer pasar a un toro que se quedaba muy corto.
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