La mediocridad pide paso
Bastaron un par de partidos (Inglaterra-Portugal y Francia-Dinamarca), para que la Eurocopa tomara un impulso inicial muy prometedor, que se fue debilitando en la segunda ronda. ?A los buenos se le atragantaron los elogios? No, se trata de un problema estad¨ªstico (son pocos los equipos capaces de jugar bien, y muchos los destructivos), y tambi¨¦n de prioridades. ?C¨®mo est¨¢ el campeonato de t¨¦cnica? Mal. ?Y de imaginaci¨®n? Peor. ?Y de sentido del riesgo? P¨¦simo. ?Y c¨®mo est¨¢ el campeonato de fuerza f¨ªsica? Bien. ?Y de actitud? Buen¨ªsimo. ?Y de precauciones defensivas? Excelente. Lo que entendemos por buen f¨²tbol tiene que ver con la osad¨ªa atacante de los dos equipos. Si uno no quiere jugar, el efecto arrastre es inevitable. Lo sufri¨® Espa?a contra Noruega (perdi¨®), Portugal contra Rumania (aunque gan¨®), la pobre B¨¦lgica contra Italia y Suecia (con quienes perdi¨® y gan¨®)... En definitiva, si lo medimos desde el resultado, todos tenemos y perdemos la raz¨®n a cada rato. Pero acordemos que es una pena sentarse delante del televisor, y ver partidos que te van hundiendo en el sof¨¢. Partidos en donde no pasa nada. NADA. El problema es que los mediocres no s¨®lo arrastran por mayor¨ªa, sino por una l¨®gica elemental y terrible: el mal d¨ªa de un gran jugador lo puede volver mediocre; el buen d¨ªa de un jugador mediocre, nunca lo har¨¢ grande. - Su excelencia, el talento
Del Piero nos pone de frente a las paradojas del nuevo f¨²tbol, con su cara triste y esc¨¦ptica. ?Y qu¨¦ cara va a poner, si es el mejor de todo el equipo, y mira los partidos desde el banquillo? Frente a Suecia, vimos que Dino Zoff se desesperaba para pedirle m¨¢s agresividad. A¨²n no entendi¨® que la agresividad de algunos jugadores no pasa por tirarse al suelo, por perseguir los balones que sabemos que se ir¨¢n fuera, o por ir a chocar adversarios (pr¨¢ctica muy extendida en esta Eurocopa). Pero por ah¨ª el talento pega un grito melanc¨®lico. Sobre el final del partido, cuando Del Piero ya hab¨ªa lanzado el c¨®rner que permiti¨® el gol de Di Biagio, y ya le hab¨ªa devuelto a Montella la pared m¨¢s corta del campeonato, recibi¨® el ¨²nico bal¨®n decente del partido. Como era Del Piero, sab¨ªamos que era gol antes de ser gol, as¨ª que nos enderezamos en el sof¨¢ para ver la resoluci¨®n. Arranc¨® hacia la porter¨ªa con ventaja, pero la fue perdiendo. Como no se trataba de una carrera, al borde del ¨¢rea escondi¨® el bal¨®n que llevaba con su pie derecho y lo hizo aparecer en su pie izquierdo. El espacio que hab¨ªa perdido por velocidad, lo recuper¨® por imaginaci¨®n y t¨¦cnica (que cuando es buena, ahorra tiempo). Todo termin¨® con un zurdazo preciso, alto y potente. Y con un grito de gol resignado.
- El valor y el precio
Bienvenidos al manicomio, donde jugar mal puede hacerte titular y jugar bien, suplente. A Del Piero, una grave lesi¨®n lo devolvi¨® al f¨²tbol muy lejos de su nivel. Durante una temporada entera, la Juve soport¨® su titularidad, a pesar de que estaba peleado con el bal¨®n y con el gol. En la segunda vuelta (un solo gol con pelota en movimiento) fue el peor segunda punta del campeonato, en un equipo que perdi¨® el t¨ªtulo en la ¨²ltima jornada. La ¨²nica raz¨®n que justificaba su titularidad era el precio de su ficha. No hay que extra?arse, el mercado tiene sus leyes y hasta empieza a escribirlas: el contrato del japon¨¦s Nakata, por ejemplo, le asegura la titularidad en el 60% de los partidos del Roma (?y el entrenador qu¨¦ pinta?). Del Piero ha recuperado su gran nivel, pero en la selecci¨®n italiana no est¨¢ defendido por ning¨²n contrato. ?Al banquillo!, porque el talento caro (los gastos los paga la Juve) tiene la titularidad asegurada; pero si s¨®lo es bueno, sigue siendo sospechoso por interferir en esta consagraci¨®n de la mediocridad.
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