Asimilar la nueva realidad
La muerte de una persona querida es el factor m¨¢s estresante y, entre ellas, el duelo m¨¢s terrible es la p¨¦rdida s¨²bita de un hijo. Alrededor de un 20% de los padres no llega a superarlo nunca. El proceso psicol¨®gico necesario para asimilar la p¨¦rdida se conoce como luto. En las situaciones de duelo, el sentimiento de p¨¦rdida es el estado afectivo predominante, explica Francisco Alonso-Fern¨¢ndez, catedr¨¢tico de Psiquiatr¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid. "En el duelo aparece pena, dolor, congoja y sensaci¨®n de aniquilamiento de uno mismo. Y si se trata de la muerte de un hijo, los padres viven este acontecimiento como la p¨¦rdida de la parte central de uno mismo y como la destrucci¨®n de las perspectivas y esperanzas de futuro", a?ade.
Las circunstancias de la muerte y la que rodea a las personas que sufren la p¨¦rdida son los dos factores predictivos de la intensidad del duelo. Cuanto m¨¢s r¨¢pida, imprevista y traum¨¢tica sea la muerte, y cuanto m¨¢s afecte esa p¨¦rdida a la vida diaria del sujeto, mucho mayor ser¨¢ el impacto emocional.
La muerte de un hijo es considerada en todas las culturas un hecho antinatural, una inversi¨®n del ciclo biol¨®gico normal, explica Alonso-Fern¨¢ndez.
Seg¨²n este psiquiatra, en el duelo se producen diferentes fases. En la primera aparece el choque, que se acompa?a de desorganizaci¨®n, desesperaci¨®n absoluta y desestructuraci¨®n del funcionamiento vital diario. Le sigue la fase de negaci¨®n, de sensaci¨®n de irrealidad, de falta de inter¨¦s por los dem¨¢s. A veces surgen tambi¨¦n sentimientos de culpa, con pensamientos recurrentes, casi obsesivos, en relaci¨®n con lo que podr¨ªa haberse hecho para evitar el suceso.
"Las primeras reacciones no marcan la evoluci¨®n del duelo. Hay personas que al principio tienen una respuesta emocional ligera y m¨¢s tarde el duelo se cronifica. Hay otras, en cambio, que se expresan con un desahogo total, para luego ir superando el duelo m¨¢s f¨¢cilmente", a?ade Alonso-Fern¨¢ndez.
Cuando las p¨¦rdidas se producen por accidentes o cat¨¢strofe, el apoyo de profesionales puede ser muy ¨²til. "Pero tan importante", a?ade, "es el apoyo de todo un pueblo, como ha ocurrido en el accidente de Soria. La solidaridad y la entrega del vecindario, tanto en Soria como en Ripollet o Viladecans, han tenido que servir de gran ayuda psicol¨®gica a los padres y familiares".
Para el psiquiatra Javier Garc¨ªa Campayo, del hospital Miguel Servet de Zaragoza, la adaptaci¨®n de los padres a la nueva situaci¨®n exige un tiempo de por lo menos unos seis meses, que puede prolongarse a doce e incluso m¨¢s de un a?o en lo que se considera una fase de acomodaci¨®n a la nueva realidad. "El estr¨¦s que causa la p¨¦rdida de un hijo", explica, "es tan intenso que provoca el divorcio en la mitad de los casos".
Seg¨²n Garc¨ªa Campayo, el duelo no s¨®lo va asociado a mecanismos psicol¨®gicos, sino que tambi¨¦n se producen reacciones biol¨®gicas y somatovegetativas. Por ejemplo, se incrementa la producci¨®n de catecolaminas, se producen alteraciones en la segregaci¨®n de la hormona cortisol, que repercuten en los ritmos biol¨®gicos, y un debilitamiento del sistema inmunol¨®gico.
En el primer a?o del duelo aumenta el n¨²mero de consultas al m¨¦dico. Se incrementa tambi¨¦n el consumo de alcohol, tabaco y otras drogas. Entre los viudos mayores de 55 a?os aumenta tambi¨¦n el ¨ªndice de mortalidad.
Las somatizaciones m¨¢s comunes son alteraciones del sue?o y del apetito, v¨®mitos, mareos, taquicardia y temblor. Los especialistas consideran que si pasados dos meses de la muerte del ser querido no se ha recuperado el apetito, el sue?o y la capacidad de trabajar, es conveniente consultar al m¨¦dico.
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