El fiscal califica a Jes¨²s Gil de "jefe de una familia" en el alegato final del 'caso Atl¨¦tico'
Jes¨²s Gil, para el fiscal anticorrupci¨®n Carlos Castresana, es "el jefe de una familia, de un grupo con una estructura jer¨¢rquica" y defraud¨® m¨¢s de 1.400 millones al Ayuntamiento de Marbella. "?D¨®nde acab¨® este dinero?", se pregunt¨® el fiscal. "Salvo peque?as cantidades, en el bolsillo de dos de los acusados", dijo refiri¨¦ndose a los principales propietarios del Atl¨¦tico de Madrid, Jes¨²s Gil y Enrique Cerezo. El fiscal considera que la trama del caso Atl¨¦tico "es un castillo de naipes, que se cae cuando se quita la carta de Gil". "Marbella contrat¨® la publicidad con el Atl¨¦tico porque su alcalde era el presidente", concluy¨®.
Castresana advirti¨® al tribunal que debe deslindar los hechos, porque hay dos casos Atl¨¦tico. Uno que se refiere a los 17 presuntos delitos juzgados en esta causa, cometidos en Marbella contra el patrimonio de este Ayuntamiento, y otro, que se est¨¢ instruyendo en la Audiencia Nacional, sobre la transformaci¨®n del club en sociedad an¨®nima deportiva. El fiscal intenta evitar que un eventual pronunciamiento aqu¨ª permita a las defensas argumentar cosa juzgada en la causa abierta en Madrid.Tambi¨¦n pidi¨® Carlos Castresana al tribunal que tenga en cuenta lo declarado por los acusados durante la instrucci¨®n, que llev¨® a cabo en Marbella el juez Santiago Torres. Todos los acusados se han desdicho durante la vista de sus primeras declaraciones, en lo que el fiscal considera "una puesta en escena coordinada". Aunque, en su opini¨®n, no todo ha sido una representaci¨®n. "La animadversi¨®n y hasta el odio hacia el instructor, algunos peritos y el ministerio fiscal, no es fingida", dijo.
La supuesta parcialidad de la instrucci¨®n ha sido uno de los caballos de batalla de la defensa en el juicio. Los acusados han dicho que estuvieron "coaccionados e incluso torturados" durante la instrucci¨®n. El fiscal respondi¨® ayer, en su alegato final, que estuvieron acompa?ados por sus abogados y que todos firmaron sus declaraciones, con lo rechaz¨® el argumento de la indefensi¨®n "que supondr¨ªa, adem¨¢s, el descr¨¦dito de los defensores". El maquillaje de las declaraciones finales "coordinadas, para que todo encaje", lleva a Castresana a la conclusi¨®n de que "fue necesario mantener el secreto del sumario en enero de 1999 y las prisiones provisionales", para que determinados acusados no pudieran eliminar pruebas e influenciar a testigos.
El fiscal acusa a Gil de dos delitos de falsedad en documento p¨²blico, cinco de tr¨¢fico de influencias, cinco de prevaricaci¨®n y cinco de malversaci¨®n de caudales p¨²blicos. Y pide para el alcalde de Marbella 29 a?os y medio de c¨¢rcel, 74 de inhabilitaci¨®n y 1.700 millones de multa por delitos de falsedad en documento p¨²blico.
El asunto central del caso es la presunta falsificaci¨®n de dos contratos de patrocinio de Marbella en las camisetas del Atl¨¦tico de Madrid en las temporadas 1991-92 y 1992-93, por un total de 450 millones de pesetas. Estos contratos permitieron, seg¨²n el fiscal, salvar al club de la quiebra y el descenso a la Segunda B a finales de junio de 1993. Gil ha mantenido que fueron firmados en julio de 1991 y de 1992. Castresana record¨® que el alcalde ha declarado que se enter¨® del patrocinio, que firmaron el vicepresidente del Atl¨¦tico de Madrid, Enrique Cerezo y el primer teniente de alcalde Pedro Rom¨¢n, cuando se hizo la presentaci¨®n de la temporada. "Pero ese d¨ªa las camisetas llevaban el lema corrupci¨®n no, una iron¨ªa", coment¨® Castresana.
Para la acusaci¨®n p¨²blica estos contratos, de ser aut¨¦nticos, se hicieron sin expediente, sin presupuesto, sin aprobaci¨®n del pleno municipal y sin que se conocieran en el Ayuntamiento hasta 1995. Ayer, el fiscal us¨® la prueba pericial presentada por la defensa para establecer que "las tintas de los contratos" de cuya fecha se duda "son m¨¢s j¨®venes, m¨¢s nuevas" que las de los contratos de 1991 y 1992 con los que se compararon.
Al final, Castresana utiliz¨® un relato popular: "Dicen que una vez Federico el Grande de Prusia quiso abusar de una doncella. Se interpuso su anciano padre. ?Acaso no sabes qui¨¦n soy yo?, dijo el monarca. S¨ª el rey, pero todav¨ªa quedan jueces en Alemania, replic¨® el anciano. El fiscal termin¨® pidiendo al tribunal que termine "con la sistem¨¢tica malversaci¨®n de caudales p¨²blicos, prevaricaci¨®n y tr¨¢fico de influencias en Marbella" del alcalde y sus amigos, para su lucro personal.
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