El comando terrorista acech¨® a Korta durante una hora antes de activar el coche bomba
Los terroristas acecharon a su v¨ªctima durante cerca de una hora. Apostados en las proximidades de su empresa, esperaron a que el presidente de la patronal guipuzcoana, Jos¨¦ Mar¨ªa Korta, llegase a la puerta de su autom¨®vil para apretar el bot¨®n que accionaba la bomba que hab¨ªan instalado en otro coche. Su cuerpo qued¨® tendido en el suelo, destrozado. El atentado se produjo a las 12.20 a las puertas de su empresa, ubicada en el pol¨ªgono industrial Gorostiaga, en Zumaia. Korta, nacionalista y partidario del di¨¢logo con ETA, ten¨ªa 52 a?os, estaba casado y era padre de tres hijos.
La organizaci¨®n terrorista se ceb¨® ayer con el empresariado vasco, en la persona de una de las figuras que m¨¢s se ha destacado p¨²blicamente en su apuesta por el di¨¢logo con ETA. Actu¨® nuevamente con una asombrosa frialdad calculada; sus activistas conoc¨ªan a la perfecci¨®n los movimientos del presidente de Adegi, un trabajador nato y dedicado en cuerpo y alma a su empresa. No tuvieron m¨¢s que seguirle, intuir el momento m¨¢s oportuno, activar el mando a distancia para explosionar el coche bomba y huir, sabi¨¦ndose seguros. Como cada d¨ªa, Korta acudi¨® ayer temprano a su puesto de trabajo. El industrial no llevaba escolta, convencido de que un hombre como ¨¦l, un empresario hecho a s¨ª mismo, euskald¨²n y nacionalista, jam¨¢s ser¨ªa objetivo de la organizaci¨®n. "Uno llega a pensar que lo que quieren matar es el di¨¢logo", lamentaba un importante empresario de Guip¨²zcoa. "Hace una semana asesinaron al ex gobernador civil, Juan Mar¨ªa J¨¢uregui, favorable al di¨¢logo y hoy han matado a un empresario que siempre se ha destacado por lo mismo". La ¨²ltima vez fue hace tres semanas, en la reuni¨®n que mantuvo con el diputado general de Guip¨²zcoa, Rom¨¢n Sudupe, tras el atentado frustrado contra un peque?o empresario de Ordizia.
Korta ten¨ªa prevista ayer una comida de trabajo y alrededor de las 12.15 se despidi¨® de sus compa?eros y empleados. Minutos antes hab¨ªa mantenido una conversaci¨®n con un responsable de seguridad que hab¨ªa acudido a las instalaciones para solventar un problema t¨¦cnico. Trataba de solucionar el fallo en una tarjeta magn¨¦tica que no le funcionaba. Sali¨® de la empresa y poco despu¨¦s, la veintena de trabajadores, entre ellos su hermano, Javier, escucharon un estruendo. Hubo quien pens¨® en un fallo en el transformador; otros temieron lo peor e intentaron salir al exterior. En esos momentos de confusi¨®n siguieron las detonaciones y se quedaron apostados tras los cristales de la nave.
Para entonces el cuerpo de Jos¨¦ Mar¨ªa Korta se encontraba ya junto a los amasijos de hierro de su veh¨ªculo. Un empleado de la empresa Construcciones Irigoyen -cercana al lugar del atentado- fue el primero que acudi¨® en su auxilio. Trat¨® en vano de reanimarle hasta la llegada de los servicios medicalizados que no pudieron hacer nada por salvar su vida.
La onda expansiva le alcanz¨® de lleno. S¨®lo el r¨ªo Urola separa el lugar del atentado del punto donde se encontraban los activistas, por lo que desde all¨ª pudieron vigilar los pasos del empresario. Y justo cuando su v¨ªctima abr¨ªa la puerta del veh¨ªculo, accionaron con un mando a distancia la bomba que hab¨ªan preparado y colocado al menos una hora antes en un coche estacionado junto al de Jos¨¦ Mar¨ªa Korta.
El veh¨ªculo, un Fiat Tipo con matr¨ªcula de San Sebasti¨¢n cargado de 15 kilos de dinamita tipo titadine, del mismo tipo de la sustra¨ªda en Breta?a, fue robado el pasado jueves en Legazpia. El cuerpo del presidente de la patronal guipuzcoana qued¨® tendido en el suelo durante casi cuatro horas -hasta las 16.10- a las puertas de la empresa familiar. S¨®lo entonces el juez orden¨® el levantamiento del cad¨¢ver y se acallaron las voces de familiares y amigos indignados por la tardanza.
Los testigos del suceso recuerdan vagamente haber visto a un hombre de estatura y complexi¨®n mediana con rasgos imprecisos a la hora en la que los terroristas colocaron la bomba. Se desconoce cu¨¢ntas personas participaron en el atentado. La Ertzaintza, que acordon¨® la zona durante varias horas, analizaba ayer el contenido de las cintas de las c¨¢maras de seguridad de la empresa para tratar de identificar a los autores del asesinato.
Las escenas dram¨¢ticas que se suceden despu¨¦s de cada atentado volvieron a ofrecer ayer una estampa sobrecogedora. Los amigos de la infancia de Jos¨¦ Mar¨ªa Korta buscaban el consuelo mutuo. Unos lloraban, otros simplemente callaban.
El pol¨ªgono Gorostiaga vio alterada su rutina. Es un espacio apenas transitado y mucho menos en el mes de agosto. Se encuentra en una explanada de uno de los meandros que hace el r¨ªo Urola a su paso por Zumaia. Los terrenos se recalificaron como suelo industrial hace pocos a?os, en un proyecto impulsado precisamente por Jos¨¦ Mar¨ªa Korta, para ubicar empresas de la zona y reactivar la econom¨ªa de la comarca, como record¨® el alcalde de la localidad, Ricardo Pe?a (PNV). S¨®lo hay cinco pabellones, dos de ellos en construcci¨®n.
Korta, que da trabajo a 80 personas, se dedica a la fabricaci¨®n de componentes industriales. Todos los empleados de las industrias de la zona fueron desalojados. "No, no queremos hablar", afirm¨® un trabajador ante la pregunta de un periodista. "?Hay mejor respuesta que el silencio?", contest¨®.
"Nos van a matar a todos"
Los amigos y compa?eros de Jos¨¦ Mar¨ªa Korta estaban ayer rotos por el dolor. Uno de ellos lloraba, agarrado a un ¨¢rbol, recordando a quien hab¨ªa sido su amigo. Un llanto del que se hac¨ªan eco los empresarios que se acercaban hasta el pol¨ªgono Gorostiaga, de Zumaia. El rostro de Jos¨¦ Mar¨ªa Ru¨ªz-Urchegui, secretario general de Adegi, la patronal guipuzcoana, estaba desencajado cuando trasvas¨® el cord¨®n policial y se acerc¨® hasta donde se encontraba su amigo. ETA intent¨® precisamente matarle en 1996. La bomba que coloc¨® entonces en los bajos de su coche, en San Sebasti¨¢n, caus¨® heridas graves a uno de sus familiares.
Otros industriales dec¨ªan que lo ¨²nico que desean en estos momentos es coger las maletas y marcharse a Andaluc¨ªa a vivir. "?Para qu¨¦ vamos a seguir luchando? Pienses lo que pienses, te matan igual. En este pa¨ªs no se puede vivir y lo ¨²nico que quieren esos de ETA es matarnos a todos", aseguraba un amigo de la infancia de la v¨ªctima y propietario de una empresa cercana a la de Korta.
Un representante de los trabajadores del fallecido ley¨® un comunicado en el pleno celebrado en Zumaia. Los empleados se dirigieron directamente a ETA para preguntarle por qu¨¦ ha matado "a Jos¨¦ Mari" y "qu¨¦ gana con ¨¦sto Euskal Herria". Los operarios ofrecieron ayuda a la viuda y los familiares del asesinado.
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