Roma instala 2.000 carpas-confesionario para atender la llegada masiva de peregrinos a la Jornada de la Juventud
Alojamiento
Roma espera 1,5 millones de j¨®venes el fin de semana para lo que es el gran acontecimiento del Jubileo del 2000: la XV Jornada Mundial de la Juventud, que se inicia hoy con una intervenci¨®n del Papa ante los cientos de miles de participantes procedentes de 160 pa¨ªses que han llegado a la Ciudad Eterna. Ya est¨¢n alineados 2.000 minicarpas-confesionarios en el Circo Massimo, y Juan Pablo II y los cardenales brindan alojamiento en sus residencias a algunos j¨®venes. Pero la gran fiesta de los wojtyla-boys, como los ha bautizado la prensa italiana, ser¨¢ la vigilia de plegaria de la noche del s¨¢bado y la madrugada del domingo, en Tor Vergata, en la periferia de Roma, que contar¨¢ con la asistencia del Papa.Mientras, la Ciudad Eterna ha cambiado de aspecto para la ocasi¨®n. Las riadas habituales de turistas han sido sustituidas por grupos de j¨®venes peregrinos con mochilas, que buscan con cara de despiste una parroqu¨ªa, un centro escolar de la ciudad, o las tendopoli (campamentos de tiendas de campa?a) donde ha sido instalado el grueso de los participantes.
El Vaticano y el Ayuntamiento de Roma han puesto en pie una gigantesca infraestructura para ese ej¨¦rcito de j¨®venes cat¨®licos, pensando tanto en las necesidades materiales como en las espirituales. Los peregrinos encontrar¨¢n a su alcance todo lo necesario: desde confesionarios al aire libre en el Circo Massimo, hasta 12.000 retretes port¨¢tiles, dispuestos ya en el ¨¢rea de Tor Vergata, donde ha surgido toda una escenograf¨ªa cat¨®lica: un gigantesco escenario-altar construido en madera de pino, y presidido por una enorme cruz, desde el que Juan Pablo II dirigir¨¢ los rezos el s¨¢bado y celebrar¨¢, rodeado por 650 religiosos, la misa del domingo.
La Iglesia espera que esta jornada de la Juventud supere con creces, en n¨²mero de asistentes, brillantez y eco internacional, a la ¨²ltima concentraci¨®n de este tipo que reuni¨® en Par¨ªs, en agosto de 1997, a un mill¨®n de j¨®venes. El grueso de los participantes ser¨¢n italianos, no menos de 700.000. El Papa les reserva una acogida especial hoy en la bas¨ªlica de San Juan de Letr¨¢n. Despu¨¦s, Karol Wojtyla se trasladar¨¢ a San Pedro, donde dedicar¨¢ unas palabras de bienvenida a los extranjeros que han acudido a la cita de Roma, entre ellos unos 40.000 polacos, 60.000 franceses y 30.000 espa?oles.
El ejemplo de Wojtyla, que ha acogido en su palacio de Castelgandolfo, a 30 kil¨®metros de Roma, a 15 chavales seleccionados por sorteo (al menos eso dice la informaci¨®n oficial), ha sido seguido por varios cardenales de la curia romana, que han abierto sus domicilios para alojar a peque?os grupos de participantes. Adem¨¢s, los cat¨®licos romanos se han movilizado para dar cobijo a unos 30.000 chicos, y a todo ello hay que sumar los centros escolares y los polideportivos que han improvisado dormitorios.
Juan Pablo II, por su parte, ha procurado economizar fuerzas para poder participar intensamente en la jornada. Desde el pasado 10 de julio, cuando abandon¨® el Vaticano rumbo al Valle de Aosta, en el norte de Italia, donde consumi¨® sus vacaciones oficiales, no ha vuelto a pisar Roma. Descansa en Castelgandolfo, y sus intervenciones p¨²blicas -en el ¨¢ngelus dominical, por ejemplo- se proyectan en la plaza de San Pedro en pantalla gigante.
Pese a la presi¨®n de la jerarqu¨ªa del Piamonte, el Papa ha declinado tambi¨¦n la invitaci¨®n a Tur¨ªn para asistir en persona a la nueva exposici¨®n de la S¨¢bana Santa. Juan Pablo II, a todas luces, ha decidido estar presente, a sus 80 a?os, en su cita con los j¨®venes.
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