Baile en el teatro, un flamenco distinto
El baile flamenco en el teatro -concebido para el teatro- es notoriamente distinto al pensado para otro escenario. La compa?¨ªa de ballet exige una estructura estable, un trabajo continuo, un cuerpo de baile y unos solistas. Es otra cosa, que se refleja en todo lo que llega al p¨²blico, desde el planteamiento del ballet hasta la est¨¦tica, siempre m¨¢s acad¨¦mica. A veces tanto que lo puramente flamenco sufre violencia para adaptarse a ella.El Ballet Nacional de Espa?a tiene experiencia en el tema y hoy resuelve estos problemas con suficiencia. En el programa que ha tra¨ªdo a Sevilla lo demostr¨® en la obra de mayor entidad, Oripand¨®, gracias a las coreograf¨ªas de cuatro j¨®venes estrellas del baile que aqu¨ª demuestran imaginaci¨®n y conocimiento de recursos t¨¦cnicos para realizar un trabajo nunca f¨¢cil. Hacen sucesivamente un repaso a determinados estilos del baile flamenco, que con la particular visi¨®n de cada uno adquieren personalidad y sentido propios.
Ballet Nacional de Espa?a
Nereidas (Najarro), Soledad (Canales), Mirabrazo (Canales), Oripand¨® (Galia, Galv¨¢n, Bay¨®n, Currillo). Direcci¨®n: Aida G¨®mez. Sevilla, teatro de la Maestranza, 26 de septiembre.
El baile flamenco colectivo encierra una dificultad a?adida, porque es arte por principio individual que en grupo no cuenta con la libertad que le es caracter¨ªstica. En Oripand¨® se han obviado todas las dificultades y se ha logrado armon¨ªa, adecuaci¨®n en los movimientos, belleza pl¨¢stica. Los bailarines realizan una excelente labor sobre m¨²sica creada ad hoc, m¨²sica muy bella y original que no pierde el horizonte de la ortodoxia flamenca. Hubo verdaderos hallazgos, como las guajiras que cant¨® Palac¨ªn con su habitual versatilidad. Las alegr¨ªas fueron otro de los mejores temas, con partes a dos en que Huertas y Ortega demostraron capacidad, sentido del ritmo e imaginaci¨®n excepcionales.
Antes lo m¨¢s destacable fue Mirabrazo, sobre la figura de Carmen Amaya y con coreograf¨ªa de Canales, que se nos qued¨® un tanto desangelada en relaci¨®n a quien la inspiraba. Tampoco Aida G¨®mez, pese a su gran clase, nos parece bailaora para este empe?o.
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