Robert de Niro recoge con gesto lac¨®nico el Premio Donostia por toda su obra
El actor neoyorquino recibe el galard¨®n de manos del int¨¦rprete espa?ol Javier Bardem
El Festival de San Sebasti¨¢n necesitaba como agua de mayo una gran estrella, y ayer, por fin, la tuvo. Robert de Niro lleg¨® con el viento, y mientras las olas del mar Cant¨¢brico salpicaban la fachada del Kursaal, en su interior se desarrollaba una de las conferencias de prensa m¨¢s sopor¨ªferas que se recuerdan.Lac¨®nico y aburrido, De Niro es de esos actores que miran a los periodistas sin detenerse, con una mezcla de temor y desprecio que le impiden dar la cara.
El Festival de San Sebasti¨¢n necesitaba como agua de mayo una gran estrella, y ayer, por fin, la tuvo. Robert de Niro lleg¨® con el viento, y mientras las olas del mar Cant¨¢brico salpicaban la fachada del Kursaal, en su interior se desarrollaba una de las conferencias de prensa m¨¢s sopor¨ªferas que se recuerdan.Lac¨®nico y aburrido, De Niro es de esos actores que miran a los periodistas sin detenerse, con una mezcla de temor y desprecio que le impiden dar la cara. El encuentro de casi una hora con el actor neoyorquino, tan s¨®lo sirvi¨® para comprobar que, como casi siempre, la pantalla enga?a. Robert de Niro es m¨¢s bajito de lo que parece, tiene -como cualquier mortal de 57 a?os- su m¨¢s que incipiente tripa y, por alg¨²n extra?o motivo, nunca le asoman los dientes, aunque sonr¨ªa. Pese a todo, sus ojos negros, peque?os y muy brillantes, y la violencia que transmite su cara le hacen peligrosamente atractivo.
De Niro, que recibi¨® el Premio Donostia de manos del actor espa?ol Javier Bardem, lleg¨® a San Sebasti¨¢n a las dos de la tarde. En apenas 15 segundos atraves¨® el umbral de fot¨®grafos que le esperaban en la puerta del hotel Mar¨ªa Cristina. Ya dentro, salud¨® al director del festival, Diego Gal¨¢n, y se encamin¨® a los ascensores del hotel. Arrinconado por cuatro gorilas que entraron con ¨¦l, desapareci¨® en su suite. Los rumores de que la estrella cancelar¨ªa su presencia en el festival hab¨ªan corrido como la p¨®lvora en los ¨²ltimos d¨ªas. Mientras unos dec¨ªan que De Niro llevaba d¨ªas escondido en la casa que el pintor y director Julian Schnabel tiene en el monte Igueldo, otros aseguraban que segu¨ªa en Nueva York pens¨¢ndose si se molestaba o no en atravesar el charco.
"La verdad es que he tenido que presionar mucho al equipo de la pel¨ªcula que estaba rodando para poder venir hoy aqu¨ª", se?al¨® ayer el actor. "He terminado de rodar hace tan s¨®lo dos d¨ªas, viaj¨¦ a Nueva York para cerrar unos asuntos y cog¨ª el avi¨®n para venir. Poco m¨¢s". "Estoy feliz de estar aqu¨ª", a?adio con un g¨¦lido entusiasmo. "Siempre es un honor recibir un premio".
Para el actor, lo primero a la hora de elegir un proyecto es el gui¨®n, y s¨®lo con unos cuantos directores ("como Martin [Scorsese]") firma a ciegas sin haber le¨ªdo el papel. Al preguntarle ayer por qu¨¦ no ha querido formar parte del reparto de la ¨²ltima pel¨ªcula de Scorsese, en la que Daniel Day Lewis le ha sustituido para interpretar a un asesino carnicero, De Niro afirma que ha sido porque la pel¨ªcula se rodaba entera en unos estudios de Roma y ¨¦l no quiere, de momento, alejarse mucho de Nueva York. En la Gran Manzana, De Niro -el rey de Tribeca, barrio en el que posee dos conocidos restaurantes- planea la construcci¨®n de unos grandes estudios. "No pretendo que Nueva York compita con California. Nueva York jam¨¢s ser¨¢ una alternativa para Hollywood, all¨ª ocurren demasiadas cosas, pero hace falta un sitio para que todos los que quieren rodar en la ciudad lo hagan con todos los medios posibles".
De Niro acaba de terminar en su pa¨ªs el rodaje de The score, en la que ha vuelto a trabajar junto a Marlon Brando. El actor -que una vez, tras una compleja toma de El padrino II, escuch¨® decir que era el nuevo Brando, y al que otra vez vez el propio Brando le dijo: "Si alguien vuelve a decirte que eres mi sucesor, m¨¢ndale a la mierda y dile que t¨² eres t¨²"- se?al¨® ayer que no hay ni m¨¦todos ni t¨¦cnicas diferentes entre los actores. "Todos somos iguales y todos somos distintos". Cuando un periodista, en un arrebato de entusiasmo, le dijo ayer que era el mejor actor del planeta, De Niro, por supuesto sin mirarle y sin pesta?ear, bebi¨® un trago de su botella de agua y dio paso a la siguiente pregunta.
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