"Me ha vencido la presi¨®n"
"He sentido a todo el pueblo marroqu¨ª detr¨¢s de m¨ª. A mi rey, a todo el mundo... Y, desgraciadamente, no he aguantado", confiesa El Guerruj
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Hicham el Guerruj, el favorito derrotado, atraviesa el pasillo mirando al suelo. Ha terminado la carrera de los 1.500 metros, la final ol¨ªmpica que ha estado preparando durante cuatro largos a?os; justamente, desde que, coincidiendo con el sonido de la campana de la ¨²ltima vuelta, se viera ca¨ªdo sobre el tart¨¢n de Atlanta. Pasa entre periodistas silenciosos y no puede creerse que est¨¦ all¨ª; que todo haya terminado y que se encuentre sentado en un banco, solo, sin recibir felicitaciones ni ser aclamado por las multitudes. Su estado es catat¨®nico. El mismo en el que entr¨® cuando, superado por su rival de siempre, el keniano Noah Ngeny, se sent¨® en la pista y, mientras miraba al suelo con sus ojos grandes vac¨ªos, recibi¨® el consuelo de quien le hab¨ªa derrotado y de todos los dem¨¢s finalistas.Ha resistido sin llorar. No ha tenido que limpiarse las l¨¢grimas con el dorso de la mano como en aquella calurosa tarde de agosto de 1996 en la capital del Estado norteamericano de Georgia. Pero ahora, cinco minutos despu¨¦s de los hechos, sentado en un banco corrido, se quita las zapatillas, levanta los ojos y su vista tropieza con un monitor de televisi¨®n. Mira y, por fin, ve. La peor imagen: ¨¦l, de espectador, y Ngeny, que siempre hab¨ªa quedado por detr¨¢s, el que incluso le hizo de liebre un a?o atr¨¢s para ayudarle a batir el r¨¦cord de la milla (1.609 metros), el joven que le acaba de batir, dando la vuelta al estadio con la bandera de su pa¨ªs, usurpando el lugar que el sue?o le hab¨ªa destinado a ¨¦l.
Es demasiado para el marroqu¨ª. Y entonces... s¨ª. El Guerruj no aguanta y, desconsolado, rompe a llorar, a borbotones, como una Magdalena. "Si no gano en Sydney, ser¨¢ una cat¨¢strofe", hab¨ªa dicho hace un par de meses. Muy a su pesar, El Guerruj est¨¢ viviendo esa cat¨¢strofe. Son los primeros 1.500 metros que el plusmarquista mundial pierde desde 1996. Sus dos ¨²ltimas derrotas le han llegado en sendas finales ol¨ªmpicas.
Su entrenador, Abdelkader Kada, intenta reconfortarle mientras que su m¨¢nager le aplica una bolsa de hielo en el cu¨¢driceps izquierdo. "Ha sufrido una contractura en la carrera", explica Kada; "no ha sido su d¨ªa. Ha intentado correr como en Sevilla [en los Campeonatos del Mundo de 1999], pero aqu¨¦lla fue otra historia. Ha padecido una infecci¨®n en la boca y ten¨ªa fiebre. Me ha dicho que, desde el principio, sab¨ªa que no iba a ganar. 'Me sent¨ªa vac¨ªo, sin jugo para cambiar de ritmo', me ha comentado. Tuvo que pedir a su compa?ero Baba que bajara el ritmo. Los primeros 400 metros los cubrieron en 54 segundos. Los segundos, en un minuto. A los 900 metros ya se qued¨® solo. Todo el viento contra ¨¦l. A los 1.300 quiso cambiar el ritmo y no pudo. Ngeny segu¨ªa pegado a sus talones. A los 1.480 vio c¨®mo le superaba irremediablemente".
El Guerruj termina de llorar y se levanta. Se va cojeando. Media hora despu¨¦s reaparece en medio del estadio. Recibe la medalla de plata. Act¨²a bien: sonr¨ªe y felicita a Ngeny. Despu¨¦s baja y se enfrenta a la conferencia de prensa. No es el ganador, pero todas las preguntas van dirigidas a ¨¦l. "No; desgraciadamente, no era mi d¨ªa". La peor frase que pod¨ªa pensar en decir El Guerruj, que consideraba un buen augurio que los Juegos comenzaran el 15 de septiembre, un d¨ªa despu¨¦s de cumplir 26 a?os. "He sufrido una presi¨®n agobiante. He sentido a todo el pueblo marroqu¨ª detr¨¢s de m¨ª. A mi rey, a todo el mundo... No he aguantado. Desgraciadamente, me ha vencido la presi¨®n". ?nico en la derrota, el plusmarquista de los 1.500 metros y la milla, s¨®lo ha conseguido la plata: "No tengo excusas. Ten¨ªa un peque?o problema en un muslo, pero eso no es una excusa. He perdido y... ya est¨¢".
Ha sido, con casi total seguridad, su ¨²ltima derrota en una distancia en la que ya no ser¨¢ campe¨®n ol¨ªmpico. El pr¨®ximo a?o dar¨¢ el salto a los 5.000 metros. "Os cito para los 5.000 de los Mundiales de Edmonton. Voy a ganar el t¨ªtulo y tambi¨¦n a batir el r¨¦cord mundial. Desgraciadamente, no soy campe¨®n ol¨ªmpico, pero soy capaz de batir el r¨¦cord de los 3.000 y los 5.000. Y si hubiera 4.000 tambi¨¦n lo batir¨ªa", advierte.
El Guerruj lleva en su maleta una foto especial. Es la que le hicieron llorando tras caerse en la final de Atlanta. La lleva y la cuelga en todas las habitaciones en las que duerme. La mira antes de acostarse. "Para evitar que eso se repita es por lo que me entreno como un loco", dec¨ªa hace unos meses; "es mi motivaci¨®n. Cuando gane en Sydney, la romper¨¦". Ahora que ha perdido, ?qu¨¦ har¨¢ con ella? El marroqu¨ª mira a quien le ha hecho la pregunta, sonr¨ªe y responde: "Seguir¨¢ colgada en mi dormitorio". Al menos hasta Atenas 2004.
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