As¨ª no
Formalmente, antes de la entrada en vigor de la Constituci¨®n, Andaluc¨ªa era una de las regiones espa?olas y, despu¨¦s de su entrada en vigor, es una de las 17 comunidades aut¨®nomas que integran nuestro Estado de las Autonom¨ªas. Pero, materialmente, no era ni una regi¨®n m¨¢s antes de la entrada en vigor de la Constituci¨®n, ni es tampoco una comunidad aut¨®noma m¨¢s desde entonces. La posici¨®n de Andaluc¨ªa en el proceso de construcci¨®n, primero, y de consolidaci¨®n, despu¨¦s, de nuestro Estado de las Autonom¨ªas no se parece a la de ninguna de las dem¨¢s nacionalidades y regiones que han acabado convirti¨¦ndose en comunidades aut¨®nomas.La raz¨®n de que haya sido y contin¨²e siendo as¨ª es de naturaleza exclusivamente pol¨ªtica. Ha sido la estrategia dise?ada por la derecha o, si se prefiere, por el centro-derecha espa?ol para Andaluc¨ªa la que ha diferenciado la posici¨®n de esta regi¨®n, primero, y comunidad aut¨®noma, despu¨¦s, de todas las dem¨¢s regiones y comunidades aut¨®nomas. La pol¨ªtica seguida por el centro-derecha espa?ol en Andaluc¨ªa no se parece en nada a la que se ha seguido en el resto de Espa?a.
En el espacio de que dispongo no puedo detenerme de manera pormenorizada en el an¨¢lisis de esta pol¨ªtica. Tampoco es necesario. Creo que bastar¨¢ con tres botones de muestra.
El primero se localiza en el momento del desarrollo inicial de la Constituci¨®n. Despu¨¦s de haber participado en las manifestaciones del 4 de diciembre de 1977, para reivindicar la constituci¨®n de Andaluc¨ªa en comunidad aut¨®noma; de haber suscrito el 4 de diciembre de 1978 el Pacto de Antequera, en el que se compromet¨ªa a apoyar la constituci¨®n de Andaluc¨ªa en comunidad aut¨®noma por la v¨ªa del art¨ªculo 151 de la Constituci¨®n; despu¨¦s de haber participado de una manera extraordinariamente digna en la comisi¨®n redactora del anteproyecto de Estatuto de Autonom¨ªa y despu¨¦s de haber contribuido a lo largo de 1979 al ejercicio de la iniciativa auton¨®mica por los municipios andaluces con los votos de sus concejales, el Gobierno de UCD dio marcha atr¨¢s en enero de 1980 y defendi¨® expresamente la abstenci¨®n en el refer¨¦ndum del 28-F con el lema "Andaluz, ¨¦ste no es tu refer¨¦ndum". Se trata, posiblemente, del primer caso en la historia en el que el Gobierno que convoca un refer¨¦ndum propugna la abstenci¨®n. Las consecuencias de aquella estrategia en el momento fundacional de la autonom¨ªa andaluza son conocidas por todos. El centro-derecha espa?ol, que estaba pr¨¢cticamente empatado con el centro-izquierda en las elecciones de 1977 y 1979, qued¨® en una posici¨®n de subalternidad absoluta en nuestro sistema pol¨ªtico, de la que tard¨® m¨¢s de una d¨¦cada en empezar a recuperarse.
El segundo lo ejemplifica la pol¨ªtica puesta en pr¨¢ctica por el PP en la legislatura 1994-1996. Despu¨¦s de haber ocupado esa posici¨®n absolutamente subalterna en el sistema pol¨ªtico andaluz durante m¨¢s de una d¨¦cada, en las elecciones auton¨®micas de 1994 el PP consigui¨® no s¨®lo que el PSOE perdiera la mayor¨ªa muy absoluta que hab¨ªa tenido desde 1982, sino que consigui¨® reducir a un m¨ªnimo la distancia que lo separaba de dicho partido. Una reducci¨®n de la distancia entre el PSOE y el PP como la que se produjo entre las elecciones de 1990 y 1994 es casi siempre la antesala de un cambio de mayor¨ªa parlamentaria y, consecuentemente, gubernamental. Y sin embargo, el PP pondr¨ªa en pr¨¢ctica una pol¨ªtica suicida, que en lugar de conducirlo al Gobierno, conducir¨ªa al PSOE casi a recuperar la mayor¨ªa absoluta. El invento de "gobernar desde el Parlamento", patentado al alim¨®n por Javier Arenas y Luis Carlos Rej¨®n, tampoco es de los que tienen precedentes en nuestro Estado de las Autonom¨ªas. Gobernaron tan bien que no pudo aprobarse ni un solo presupuesto en los dos a?os que dur¨® la legislatura. El castigo de los ciudadanos andaluces a los promotores de tal desprop¨®sito en las elecciones auton¨®micas de 1996 tambi¨¦n es conocido.
No hay dos sin tres, dice el refr¨¢n. Y en esas parece estar la nueva direcci¨®n regional del PP en esta legislatura. Comprendo que la permanencia en el poder del PSOE desde 1982 puede resultar irritante para el centro-derecha, como lo resultar¨ªa a la inversa. Pero eso no puede conducir a una pol¨ªtica de todo vale, como la que est¨¢ poniendo en pr¨¢ctica el PP. Un partido de gobierno no puede pretender llegar a serlo mediante una campa?a de desobediencia civil, como la que el PP ha puesto en marcha con la ley de Cajas.
En democracia, escrib¨ªa el domingo pasado en este mismo espacio, hay cosas que no pueden ser siquiera sometidas a discusi¨®n. Y una de ellas es que la ley la aprueba el Parlamento y que, una vez que ha sido aprobada, la ley es la voluntad general, la de todos, la de quienes la han aprobado y la de quienes han votado contra ella. ?ste es un presupuesto indiscutible de toda sociedad democr¨¢tica, sin cuyo respeto ¨¦sta no puede operar.
Alentar la rebeli¨®n de las asambleas de las cajas de ahorro contra la ley, argumentar que no se debe proceder al cumplimiento de la ley hasta que no se haya dictado el reglamento de desarrollo de la misma, es de una irresponsabilidad inconcebible. Para llegar a ser Gobierno, un partido tiene que ser reconocido como tal por el cuerpo electoral cuando est¨¢ en la oposici¨®n. Se llega a ser Gobierno como consecuencia de la pol¨ªtica que se pone en pr¨¢ctica cuando no se es. Por eso, en 1996 y tambi¨¦n en 2000, a pesar de que el viento soplaba a favor del PP en toda Espa?a, no consigui¨® ganar en Andaluc¨ªa. La pol¨ªtica seguida por el PP durante estos a?os condujo a que los ciudadanos andaluces no lo reconocieran como partido de gobierno.
Cab¨ªa esperar que el PP hubiera aprendido la lecci¨®n. Pero parece que no es as¨ª. El odio y la venganza suelen ser sentimientos est¨¦riles en todos los terrenos y tambi¨¦n en la pol¨ªtica. No suelen ser recompensados por los ciudadanos en las urnas. Y eso es lo que trasluce el discurso pol¨ªtico de Te¨®fila Mart¨ªnez y, todav¨ªa m¨¢s, el de Antonio Sanz. La alternancia en el Gobierno andaluz en 2004 no vendr¨ªa nada mal, tras m¨¢s de veinte a?os de gobierno del PSOE. Pero as¨ª, no.
JAVIER P?REZ ROYO
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