El Bar?a desde la otra ladera FERNANDO VALLS
Mientras que los del Bar?a y los del Madrid andaban entre dimes y diretes, entre bravuconadas y amenazas, para decidir qui¨¦n era el presidente menos da?ino, decid¨ª refugiarme en las salut¨ªferas p¨¢ginas de Salvajes y sentimentales. Letras de f¨²tbol (Aguilar, Madrid, 2000. Edici¨®n y selecci¨®n de Paul Ingendaay), de Javier Mar¨ªas.Los textos que componen el volumen aparecieron en la prensa, muchos de ellos en este peri¨®dico, entre 1992 y 1999. Hoy, le¨ªdos en su conjunto, se presentan como el rescate de los sentimientos y aficiones de una parte importante de la adolescencia de su autor. A todo ello contribuyen, y no poco, los cromos de sus ¨ªdolos, entre los que no faltan algunos m¨ªticos jugadores del Bar?a. Y Kocsis, ?buena elecci¨®n!, aparece como su preferido.
El caso es que un ni?o nacido en Chamber¨ª, en aquellos a?os en los que en el Bernab¨¦u jugaba San Di St¨¦fano, s¨®lo pod¨ªa ser del Madrid; el "equipo -confiesa Mar¨ªas- de mis m¨¢s constantes amores". Muchos a?os despu¨¦s, cuando ya se hab¨ªa convertido en un autor prestigioso, reconoci¨® que pocas cosas le hab¨ªan hecho tanta ilusi¨®n como poder escribir sobre f¨²tbol, de vez en cuando. Quiz¨¢ porque los avatares de las competiciones, convertidas ahora en un empacho casi diario, eran una grata manera de recuperar aquellas sensaciones de la infancia. Hablamos, en fin, de aquellos penosos a?os en los que gobernaba "Mano Floja" (as¨ª lo llama el autor), y en los que el f¨²tbol, como el cine, pod¨ªa ser un oasis ante tanto aburrimiento y arbitrariedad.
Javier Mar¨ªas entiende el f¨²tbol, el circo romano de hoy, como una ¨¦pica de h¨¦roes y villanos, como un deporte en el que hay que ganar siempre y en el que debe imperar la angustia y el sentimiento. Quiz¨¢ todo su misterio pueda resumirse en una idea y una frase. As¨ª, al aconsejable respeto por la continuidad y la historia del club puede a?adirse una afirmaci¨®n que cuesta poco suscribir: En este juego, si no hay drama no hay nada.
Ya pueden imaginarse que no pienso perder el tiempo recordando los muchos momentos de gloria madridista. Me interesa m¨¢s ocuparme del generoso espacio que le dedica al Barcelona. Lo que quiero entender como una buena prueba del temor, y respeto, que todo madridista con dos dedos de frente siente por su m¨¢s genuino rival. Si algo define al cul¨¦ es su gusto por vivir permanentemente instalado en el s¨ªndrome de la victoria semanal y la derrota final, por lo que su h¨¢bitat natural es la Queja (con may¨²sculas). Pero de todos los forofos del Bar?a, la especie menos evolucionada es aqu¨¦lla compuesta por los que van de progres. Como los curas modernos, con los que tantos rasgos tienen en com¨²n, confunden la velocidad con el tocino y se toman en serio aquello de que es m¨¦s que un club, nada menos que el doble especular de la naci¨®n catalana. Ni que decir tiene que ¨¦sos no son s¨®lo los m¨¢s devotos sino los m¨¦s patidors, pues cada vez que el equipo pierde (plagado de mercenarios extranjeros) tambi¨¦n es derrotada casa nostra... En fin, Mar¨ªas compara la historia del Bar?a, al que define con exactitud como "un equipo exquisito y melanc¨®lico", "art¨ªstico y fr¨¢gil", con un cine en el que s¨®lo ponen pel¨ªculas de Antonioni y Bergman, aunque de vez en cuando (con C¨¦sar, Kubala, Cruyff, Marcial o Romario) programen una de Lubitsch o Wilder.
Estemos o no de acuerdo con las opiniones de alguien con un coraz¨®n tan blanco, y nunca se puede coincidir con quien no tiene empacho alguno en declararse madridista y reivindicar una historia progresista del club de la capital (?quina barra!), ¨¦sta es otra excelente excusa para volver a leer a Javier Mar¨ªas.
Que un deporte en el que tantas veces intervienen los ri?ones y los pies (y no s¨®lo los de los jugadores) y tan pocas la cabeza, haya sido el acicate para que alguien escriba un libro como ¨¦ste, lleno de inteligencia y buen humor, me reconcilia con el f¨²tbol. Y siempre alegra, adem¨¢s, entre tanto guirigay futbolero, encontrar a un "merengue civilizado" -as¨ª se define el gato Javier Mar¨ªas- que nos manda estas sugestivas se?ales de humo vikingas, con mechas azulgrana.
Fernando Valls es profesor de literatura de la UAB.
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