Un tesoro al desnudo
Apasionada y ardiente. Bufa y bruta a partes iguales -depende de lo que pida la ocasi¨®n-. Clara, cin¨¦fila y curranta -escriba de lo que escriba-. Desprendida -incluso en cosas en las que nadie lo es-, y un poco dad¨¢, cuando toca. Efectiva -y efectista tambi¨¦n, why not-. Furibunda, si debe: casi siempre. Guerrera -incluso, o sobre todo, con los jefes- y, la mayor parte de las veces, genial. Hiriente -porque puede-. Incisiva -hasta en el elogio-. Jacarandosa y jonda -as¨ª por su r¨®tula como por su prosa-. Kolega (de sus kolegas). Liberada -hasta del feminismo-, libertaria, luchadora y lusa -por oposici¨®n a ilusa, y por ese deje po¨¦tico que, a veces, se le escapa cual lagrim¨®n involuntario-. Llegadora -porque llega, a mucha gente, y porque, como dicen en la radio, tiene mucho gol- y llaguera -de poner el dedo en-. Maestra -primero, de periodismo; luego, de columnismo; de la vida, siempre; y desde ahora, quiz¨¢, de novelistas-. P¨ªcara -mucho m¨¢s fuera de sus textos que en ellos-. Querida -y odiada: por los mediocres y los bur¨®cratas: por los tristes-. Reidora -enorme, a carcajadas, a manojitos-. Sibarita -para el cava y los amigos- y solidaria solitaria. Tarambana -la m¨¢s, si de celebrar se trata-. ?nica -un ejemplar, un ejemplo-. Vencedora -del Planeta 2000, s¨ª, y de tantas guerras, laborales, dom¨¦sticas y de fuera-. Xarnega -ejerciendo, con un par, y a mucha honra-. Zublime (a ratos). Y, por fin, last but not least, yonqui: de la conversa, la inteligencia, la justicia, sus ahijados y su perro, Tonino. En dos palabras, Ma-ruja. Felicidades, profesora.
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