El ¨²ltimo encuentro
Dice el ministro de Asuntos Exteriores que Espa?a no debe ver como un riesgo la entrada de Polonia, Hungr¨ªa y otros pa¨ªses del Este en la UE. Hay que felicitarse por la declaraci¨®n porque va en contra del pensamiento mayoritario que existe en Espa?a. Es de agradecer porque en nuestro pa¨ªs son pocos los gobernantes que se atreven a explicar lo que es muy com¨²n en econom¨ªa: que lo que parece perjudicial puede ser beneficioso y, en especial, que la desprotecci¨®n gradual de nuestro aparato productivo es la mejor forma de protegernos y de contar con empresas s¨®lidas en el largo plazo.No es que los espa?oles est¨¦n en contra de la ampliaci¨®n, pero la juzgan como algo que, si bien pol¨ªticamente puede merecer la pena, tendr¨¢ costes desde el punto de vista econ¨®mico. Se puede resumir la visi¨®n predominante sobre la ampliaci¨®n en tres proposiciones. La primera es que la ampliaci¨®n beneficia fundamentalmente a los pa¨ªses que van a entrar en la UE y, quiz¨¢, a Alemania. La segunda, que nos crea algunos problemas como la ingobernabilidad de las instituciones de la Uni¨®n o la imposibilidad de mantener sin cambios algunas pol¨ªticas como la Pol¨ªtica Agraria Com¨²n (PAC), que rige el eurocomisario austriaco Franz Fischler, y sus ingentes subvenciones. La tercera es que la competencia de esos pa¨ªses va a da?ar a la econom¨ªa espa?ola.
S¨®lo la primera es cierta. En cuanto a los problemas de ingobernabilidad de la UE, la ampliaci¨®n no los crea sino, como mucho, los agrava y, en cuanto a la PAC, es dif¨ªcil reformarla pero, excepto sus beneficiarios, nadie cree que beneficie a los europeos. Sobre los peligros de la competencia hay que estar de acuerdo con el ministro en que no hay riesgo de que la ampliaci¨®n nos perjudique. Pero, teniendo en cuenta nuestra experiencia hist¨®rica, en sus pr¨®ximas declaraciones deber¨ªa ir m¨¢s lejos y explicar que la ampliaci¨®n beneficiar¨¢ econ¨®micamente a los espa?oles, como ha sucedido sin excepci¨®n con todos los acuerdos de apertura e integraci¨®n que ha suscrito Espa?a a lo largo del ¨²ltimo medio siglo.
Se deber¨ªa recordar tambi¨¦n otra experiencia que hemos vivido siempre y es que, antes de cualquier acuerdo de apertura e integraci¨®n, se han hecho invariablemente predicciones del impacto negativo que tendr¨ªa tal acuerdo. Es l¨®gico que, cuando se est¨¢ en medio de un proceso negociador, se presuma de sacrificios para conseguir unos plazos y condiciones que faciliten la suavidad en el proceso de integraci¨®n. Pero la opini¨®n p¨²blica deber¨ªa distinguir entre lo que se dice para negociar y los efectos que realmente tendr¨¢ el acuerdo.
Espa?a, a diferencia de otros pa¨ªses europeos, ha vivido y sigue viviendo de espaldas a los pa¨ªses del Este de Europa. La presencia de empresarios espa?oles en esas tierras es, salvo dignas excepciones, casi nula. Esto cambiar¨¢ con la ampliaci¨®n y seguramente supondr¨¢ un cambio mayor para Espa?a que para los pa¨ªses que ya est¨¢n m¨¢s vinculados a ellos. Lo que es dif¨ªcil, cuando uno introduce una mayor libertad en las relaciones entre la gente, es adivinar lo que se va a hacer con la libertad. Es posible que se cumplan las predicciones que ahora se hacen sobre los sectores que pueden verse favorecidos -la producci¨®n hortofrut¨ªcola- pero es seguro que, como ha sucedido tantas veces, el mayor impacto positivo se producir¨¢ en otros sectores que nadie hab¨ªa imaginado.
La ampliaci¨®n no s¨®lo no significar¨¢ un sacrificio para los espa?oles sino que, ego¨ªstamente, nos interesa. Polonia, Hungr¨ªa y Rep¨²blica Checa suman 60 millones de habitantes con unas preferencias y posibilidades de consumo que est¨¢n m¨¢s cerca de las de los espa?oles que las de otros europeos m¨¢s desarrollados y esto puede aprovecharse por nuestras empresas. La integraci¨®n supondr¨¢ adem¨¢s que nuestros funcionarios, a trav¨¦s de la maquinaria comunitaria, empezar¨¢n a conocer mejor esos pa¨ªses y, de esa forma podr¨¢n apoyar y estimular las iniciativas empresariales. Finalmente, el encuentro con culturas largamente ignoradas no s¨®lo significar¨¢ mayor gozo y disfrute para todos sino que, por usar la jerga econ¨®mica, mejorar¨¢ nuestro capital humano.
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