Con los mismos problemas FRANCESC DE CARRERAS
El congreso de Converg¨¨ncia se ha celebrado en medio de la m¨¢s dif¨ªcil crisis de este partido desde 1980. Esta crisis estaba determinada por la nueva situaci¨®n configurada en los ¨²ltimos a?os a partir de diversos elementos. En primer lugar, por los malos resultados electorales del ¨²ltimo a?o que, por un lado, pon¨ªan de relieve que un sector considerable de votantes, hasta ahora fieles al pujolismo, le hab¨ªan retirado la confianza y que, por otro, hab¨ªan situado a Converg¨¨ncia en una muy dif¨ªcil posici¨®n parlamentaria: de "ser decisivos" en Madrid hab¨ªan pasado no s¨®lo a dejar de serlo, sino a depender en Catalu?a del Partido Popular.Ello, sin embargo, ten¨ªa sus ra¨ªces en lo sucedido unos a?os atr¨¢s, en el momento en que Pujol decide prescindir del moderado Miquel Roca como secretario general del partido y reemplazarlo por Pere Esteve con el encargo de imprimir un "giro soberanista" a la estrategia convergente. Esta nueva orientaci¨®n gener¨® un cambio interno muy importante en la organizaci¨®n de Converg¨¨ncia: desplaz¨® casi totalmente al sector moderado y situ¨® en los puestos clave a j¨®venes nacionalistas radicales. Adem¨¢s, eligi¨® al PP como su m¨¢ximo enemigo exterior. Ello suced¨ªa en 1995: un a?o despu¨¦s el PP gana las elecciones generales y Aznar es elegido presidente con el apoyo de Pujol. Las contradicciones dentro de Converg¨¨ncia se agudizan. Para paliarlas se refuerzan los aspectos m¨¢s propios del nacionalismo identitario: nueva ley de la lengua, Declaraci¨®n de Barcelona, ley de selecciones deportivas catalanas, ofensiva contra el decreto de humanidades. El objetivo era demostrar que, a pesar de todo, se manten¨ªan los principios de siempre. La perspectiva, por su parte, era seguir siendo "decisivos" en Madrid para poder exigir m¨¢s competencias y llegar a un acuerdo sobre financiaci¨®n que permitiera maquillar la enorme deuda financiera de la Generalitat.
Pero las elecciones de marzo pasado echan por tierra estas perspectivas: el PP alcanza la mayor¨ªa absoluta y Converg¨¨ncia deja de ser decisiva. Es el PP, precisamente, el que pasa a ser decisivo en el Parlamento de Catalu?a para que Pujol pueda seguir siendo presidente, a menos que se al¨ªe con Esquerra Republicana, posici¨®n que es mayoritaria en el partido pero que, previsiblemente, le puede hacer perder el favor de una parte de un electorado ya de por s¨ª sensiblemente disminuido en todas las elecciones ¨²ltimas. El pujolismo comienza a encontrarse acorralado. Adem¨¢s, otro factor tambi¨¦n influye en la situaci¨®n: Pujol debe buscar un sucesor dentro de su formaci¨®n, y su aliado Duran Lleida, dirigente de Uni¨® Democr¨¤tica, considera que ha llegado el momento de ser candidato a presidente de la Generalitat por la coalici¨®n CiU.
?Cu¨¢l de estos problemas ha solucionado el congreso de este fin de semana? Realmente, s¨®lo el ¨²ltimo y a¨²n a medias. Por un lado, parece claro que Duran debe perder toda esperanza de poder llegar a ser el futuro l¨ªder de la coalici¨®n. Su ¨²ltima conferencia, cr¨ªtica con el nacionalismo, es claramente contradictoria con la direcci¨®n "soberanista" que ha salido del congreso convergente. Artur Mas parece ser el m¨¢s claro candidato a suceder a Pujol, siempre que ¨¦ste decida no presentarse, lo cual ni lo ha dicho con claridad ni parece ser lo m¨¢s conveniente a la luz de las recientes encuestas electorales. Tiempo al tiempo: si las elecciones se adelantaran sensiblemente, no es descartable que Pujol se presentara de nuevo; con un margen de tres a?os por delante, Artur Mas -que parece hombre razonable y capaz- puede acabar de adquirir la personalidad p¨²blica que hoy todav¨ªa le falta y entonces ser¨ªa probablemente el candidato a sucederle.
Pero aparte de resolver este problema, los dem¨¢s siguen en situaci¨®n igual o peor. Ciertamente, el congreso ha sido bastante un¨¢nime en sus decisiones y ha dado, por consiguiente, la sensaci¨®n de que el partido est¨¢ unido. Pero se trata de la unanimidad del partido que comienza a formar Pere Esteve -con el apoyo, por supuesto, de Pujol- a partir de 1995, un partido muy escorado hacia las posiciones radicales, con una nueva direcci¨®n en la que tiene abrumadora mayor¨ªa el sector "soberanista" y una exigua minor¨ªa los sectores moderados, que, adem¨¢s, han sufrido un notorio voto de castigo por parte de los congresistas. La contradicci¨®n sigue siendo la misma que la de los ¨²ltimos a?os, acentuada a partir de marzo pasado: ?c¨®mo conciliar la alianza parlamentaria con el PP -tanto en Madrid como en Barcelona- con un partido que considera a Aznar el enemigo m¨¢ximo del nacionalismo catal¨¢n y lo que desea es un pacto con Esquerra Republicana? El reforzamiento nacionalista que ha supuesto el reciente congreso no ha hecho m¨¢s que aumentar esta contradicci¨®n.
La estrategia m¨¢s inteligente del pujolismo ha sido intentar ser el pal de paller de la pol¨ªtica catalana. Con la actual direcci¨®n, y a pesar de los visibles esfuerzos de Artur Mas por situarse en una posici¨®n centrista y conciliadora, lo m¨¢s probable es que no se logre otra cosa que ser el pal de paller del nacionalismo catal¨¢n, que es cosa muy distinta. Hoy m¨¢s que nunca, puede comprobarse que la comprensible decisi¨®n del pragm¨¢tico-Pujol de escoger como aliado al partido de Aznar es contradictoria con la decisi¨®n del fundamentalista-Pujol de dar un "giro soberanista" a la orientaci¨®n de su partido.
De todas maneras, hasta el verano pr¨®ximo a Pujol le resultar¨¢ sencillo imponer su autoridad alimentando la esperanza de que pueda alcanzarse un acuerdo de financiaci¨®n que le resulte satisfactorio. Es su programa m¨ªnimo. Si ello no es posible, lo m¨¢s probable es que decida disolver el Parlament e ir a unas elecciones anticipadas, forzando la unidad de las "fuerzas patri¨®ticas" frente a los partidos sucursalistas con la intenci¨®n de absorber parte del voto de Esquerra e, incluso, del PSC y de IC. No obstante, tampoco Pujol tiene el control absoluto de la situaci¨®n. Alberto Fern¨¢ndez ya le advirti¨® hace un par de d¨ªas que "es incompatible atacar al PP y reclamar su apoyo en el Parlament". Dios aprieta y, a veces, tambi¨¦n ahoga. Su actual aliado puede llegar a convertirse en su verdadera oposici¨®n.
Francesc de Carreras es catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la UAB.
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