La 'efeseme'
Un lejano d¨ªa de 1813, Jos¨¦ Bonaparte abandonaba para siempre Madrid camino de un fatal desenlace militar en Vitoria, dejando tras de s¨ª al general Hugo expoliando la villa, pero tambi¨¦n decenas de proyectos que la hubiesen convertido, de realizarse, en la ciudad que jam¨¢s existi¨®. Desde la marcha del italiano de Corti, nunca m¨¢s Madrid fue pensada en proporci¨®n a su tama?o hist¨®rico, y, con el paso del tiempo, se fue convirtiendo en una ciudad provinciana y apocada. De poco o nada sirvieron las Ordenanzas del XIX, el Ensanche de Castro, la propuesta en 1923 de los arquitectos Salaberry, Lorite, Aranda y Garc¨ªa Cascales o los planes en su mayor¨ªa mediocres y tard¨ªos del siglo XX.La regi¨®n metropolitana, la villa-capital, abandonada a su suerte, creci¨® colmatada sorteando iglesias, rompiendo muros, enterrando sus innumerables recursos hist¨®ricos y culturales que a¨²n existen, bautizando muchas de sus calles con los actuales nombres de dictadorzuelos del XIX, y expandiendo su propio caos centr¨ªfugamente sobre el espacio de su hinterland, inventando una regi¨®n macrocef¨¢lica y de congestionada centralidad, generando urbes dormitorio y estradas axiales, pol¨ªgonos asolados, oscuras barreras de hormig¨®n, asfalto y silencio.
La d¨¦cada progresista 1979- 1989 en el Ayuntamiento de Madrid, y la docena de a?os no menos pr¨®speros del 83 al 95 en la Comunidad Aut¨®noma, sentaron las bases de un Madrid m¨¢s humano, m¨¢s justo, m¨¢s culto y en definitiva, mejor. Pero ese breve par¨¦ntesis en la historia de nuestra regi¨®n fue cerrado con la llegada de otra forma de ver las cosas, otra pol¨ªtica, otros objetivos, con la llegada, digo, de la derecha a los gobiernos municipales y regional. Desde entonces Madrid ha estado ajena a reformas tales como la de la D¨¦fense en Par¨ªs, el complejo Pirelli en Mil¨¢n, los Docklands en Londres, o la espectacular reconversi¨®n urbana de Barcelona de los a?os noventa.
Hoy pregunto a los madrile?os y a las madrile?as: ?somos capaces de desarrollar nuestras capacidades en una regi¨®n como ¨¦sta? Si la respuesta es negativa, o nos vamos, o nos empe?amos en transformarla.Una transformaci¨®n que hemos de llevarla a cabo todos, impulsando as¨ª y desde el primer momento la democracia participativa, como forma de trabajo y de gesti¨®n, como h¨¢bito y costumbre. Ahora los vecinos no participan en la cosa p¨²blica, y la regi¨®n y los municipios gobernados por la derecha siguen el sistema autoritario que el alcalde Alberto Alcocer logr¨® perfeccionar en la d¨¦cada de los veinte y ?lvarez del Manzano imitar en los noventa.
Siguiendo el principio de la accesibilidad debemos propugnar un Madrid descentralizado que vitalice sus municipios. Un Madrid en el que, estemos donde estemos, podamos acceder a los bienes, los servicios y el trabajo que necesitemos sin necesidad de arduos desplazamientos.
Una regi¨®n madrile?a cosmopolita y ¨¢gil, porque desde que en 1898 el conde de Pe?alver introdujo el primer coche en la Villa de Madrid, en la actualidad 500.000 de ¨¦stos entran y salen diariamente en movimiento pendular, s¨ªstole-di¨¢stole, haciendo agonizar nuestro medio ambiente, nuestro tiempo y nuestra renta. Mientras, el Metro va donde se necesita, pero no donde m¨¢s se necesita; debemos apostar por un modelo de movilidad de gran velocidad que una los n¨²cleos urbanos circundantes a la villa con el propio centro de Madrid.
Un Madrid que consume 750 hect¨®metros de agua al a?o y emite m¨¢s de veinte millones de toneladas de CO2 ha de reconvertirse en un Madrid sostenible; sin embargo, parad¨®jicamente, en 1998 se invirti¨® menos en medio ambiente que en 1995.
Necesitamos un Madrid del empleo que vuelva a ser, adem¨¢s, motor econ¨®mico de Espa?a, como lo es, todo sea dicho, cualquier regi¨®n urbic¨¦ntrica en fase expansiva (?lle de France, Berl¨ªn, Londres); al contrario, hoy por hoy, la fuga de empresas como Retevisi¨®n, el Central, Argentaria, Terra, dinamitan una generaci¨®n de empleo que en el caso madrile?o tendr¨ªa que ser mucho mayor, desde el reparto de trabajo hasta el impulso a los emprendedores.
S¨ª, necesitamos un Madrid capaz de aflorar sus innumerables recursos hist¨®ricos como capital del m¨¢s vasto y basto Imperio. Una villa que convierta en performance sus recursos hist¨®ricos, sali¨¦ndonos del aburrimiento y del supuesto sentido com¨²n del que, si tuvi¨¦ramos que continuar fi¨¢ndonos, la tierra seguir¨ªa siendo plana.
Pero sobre todo necesitamos un Madrid para las gentes, para todas las gentes: j¨®venes, ancianos, mujeres, inmigrantes. Porque hay generaciones que demandan gobernar antes que ser gobernados, generaciones a las que hay que decirles que el Presupuesto de la Comunidad de Madrid de 1999 destinado a los j¨®venes fue un 7% menor que en 1995. Un Madrid para nuestros mayores que necesite un Gobierno inteligente, que sepa prever que en el 2010 una quinta parte de nuestra poblaci¨®n tendr¨¢ m¨¢s de 65 a?os. Un Madrid que convierta en h¨¢bito el equilibrio de g¨¦neros. Un Madrid para todos, para los de aqu¨ª y para los que vinieron de all¨ª y hacen de nuestra regi¨®n crisol de culturas y sensaciones.
Un Madrid que merece un Gobierno de progreso que se enfrente a la existencia de 350.000 viviendas vac¨ªas en nuestra regi¨®n frente a la parad¨®jica dificultad de encontrarlas. Un Madrid para las personas es un Madrid que evite el actual retraso del hospital de Fuenlabrada, y el olvido de la construcci¨®n del de Valdebernardo y el de Aranjuez. Un Madrid m¨¢s educado es un Madrid m¨¢s libre, que asuma y mejore las competencias educativas que hoy por hoy estamos recibiendo, frente al espectacular hecho relativo a que en 1998 no se cubrieron por falta de demanda 200 millones que debieron ser destinados a becas universitarias.
Aclaremos entonces que el principal instrumento de transformaci¨®n de la sociedad madrile?a durante el par¨¦ntesis de progreso y alrededor del cual se aglutina hoy la alternativa a la derecha que nos gobierna es la Federaci¨®n Socialista Madrile?a: FSM-PSOE. La crisis de ¨¦sta, sus luchas intestinas, la p¨¦rdida de sus principales efectivos, dio lugar a que -perdido el instrumento, perdida la labor- la izquierda abandonara la inacabada transformaci¨®n de la regi¨®n y de la Villa de Madrid. Pues bien, los socialistas, ahora, tenemos los pr¨®ximos d¨ªas un urgente aunque meditado trabajo durante nuestro 9? Congreso Regional: reconvertir la efeseme en el instrumento id¨®neo, el fulcro adecuado, sobre el que concentrar las fuerzas que garanticen con respeto hemerol¨®gico volver a hacer de Madrid, regi¨®n y villa, un ¨¢rea habitable y m¨¢s grande en el concierto de las grandes ciudades y regiones metropolitanas del mundo.
Si creemos en la democracia participativa creemos en una FSM m¨¢s democr¨¢tica, desde las primarias reguladas, hasta la limitaci¨®n de mandatos, pasando por las incompatibilidades y las listas abiertas. Y cuantos m¨¢s seamos, mejor, de tal manera que se evite la tentaci¨®n clientelar: nuestro objetivo ser¨¢ alcanzar los cuarenta mil militantes de los veintipocos mil que en estos momentos somos.
Pero m¨¢s democracia no tiene por qu¨¦ confundirse con el asamblearismo y el caos. Al contrario, necesitamos una Ejecutiva fuerte que apoye a los compa?eros y compa?eras que est¨¢n pactando con los grupos independientes, eleve la expulsi¨®n del partido de aquellos y aquellas que apoyan a otras candidaturas no socialistas sin autorizaci¨®n de la direcci¨®n pol¨ªtica, imponga el cumplimiento de los estatutos, exija responsabilidades a los cargos p¨²blicos, ordene los censos, supere la ectopol¨ªtica de las familias, as¨ª como imponga un presidente del Grupo Parlamentario que sea del PSOE.
Y si queremos recuperar una regi¨®n descentralizada debemos poner en marcha una FSM-PSOE descentralizada, desarrollando por fin la comarcalizaci¨®n, impulsando la presencia exterior de los secretarios de ?rea, celebrando las Ejecutivas en las agrupaciones de los pueblos o los distritos, y creando la figura del diputado de zona.
?Qui¨¦nes?: hay que aplicar nuevos remedios para evitar nuevos males, aprovechar entonces el cambio generacional en forma de equipos, por lo que estamos dispuestos a asumir la responsabilidad de una Comisi¨®n Ejecutiva que sea apoyada por nueve de cada 10 delegados. Sin padrinos, sin viejas glorias que nos respalden: seamos nosotros mismos nuestros propios cl¨¢sicos.
Creemos en la pol¨ªtica como instrumento de transformaci¨®n de la sociedad, a la que le falta, sin duda, inteligencia, humor, amor y poes¨ªa. Inteligencia porque ha de ser capaz de poner en orden todos los elementos sociales para alcanzar un fin com¨²n, no s¨®lo a trav¨¦s del papel coercitivo de la Administraci¨®n; humor para poder ver el lado serio de las cosas tontas y el lado tonto de las cosas serias, y no fiarnos de los esp¨ªritus graves que tan a trasmano nos vienen trayendo; amor, para que la pol¨ªtica sea conocida m¨¢s por lo que ofrece que por lo que exige; y poes¨ªa, por ser ¨¦sta la m¨¢s cercana forma de interpretar la realidad, cuando la prosa en s¨ª misma es tan pobre en los tiempos que corren, m¨¢xime escuchando a algunos castelares en las instituciones madrile?as.
Frente a una derecha especialmente encabezada por Gallard¨®n, un gobernante ocurrente, como Alberto Aguilera, aquel alcalde cuyo mayor ¨¦xito fue poner estufas en la Puerta del Sol, pero estando tanto uno como el otro bien lejos del estadista que Madrid necesita.
Los que llevamos muchos a?os en la efeseme, en los mejores pero tambi¨¦n en los peores tiempos, sabemos que la organizaci¨®n madrile?a necesita recuperar su posici¨®n y tener criterio pol¨ªtico en los grandes temas nacionales -desde la celebraci¨®n de comit¨¦s regionales tem¨¢ticos hasta impulsando la formaci¨®n de la militancia-, si es que desea tener peso en la composici¨®n federal del partido socialista: sobre la Ley de Extranjer¨ªa, sobre el Plan Hidrol¨®gico, o sobre los Presupuestos Generales del Estado.
El valor es la escalera por donde suben las dem¨¢s virtudes, por lo que debemos atrevernos a hablar tambi¨¦n de aquello en lo que siempre ganamos a la derecha: la ideolog¨ªa. Debemos atrevernos a postular una nueva izquierda, un nuevo socialismo en el que ¨¦ste no sea capaz ¨²nicamente de cubrir las necesidades de aquellos que lo necesitan, sino tambi¨¦n sepa alentar las capacidades de aquellos que las tienen; un nuevo socialismo en el que todo derecho lleve aparejado una obligaci¨®n, una base ideol¨®gica a partir de la cual -los bueyes antes que el carro- se elabore un proyecto de hegemon¨ªa social para Madrid, nucleado sobre la clase trabajadora pero teniendo en cuenta a los aliados de ¨¦sta, como los comerciantes, los emprendedores o los trabajadores de la cultura. Un nuevo socialismo donde no s¨®lo el Estado, la Administraci¨®n, sea instrumento de transformaci¨®n, sino que todos los elementos de la sociedad -las familias, las organizaciones, las empresas, las personas, la unidad de acci¨®n con los sindicatos- habr¨¢n de disponerse hacia la consecuci¨®n de los objetivos colectivos democr¨¢ticamente elegidos, verdadera y dif¨ªcil tarea de hacer pol¨ªtica.
Antonio Miguel Carmona es profesor universitario de Econom¨ªa, diputado regional y delegado por su agrupaci¨®n al 9? Congreso Regional de la FSM (www.antoniocarmona.com).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.