T¨¤pies huye de la realidad superficial y del entretenimiento banal a trav¨¦s del arte
El artista expone en Barcelona su ¨²ltima obra, que en 2001 viajar¨¢ a Madrid y a Londres
Podr¨ªa permitirse vivir totalmente alejado de la realidad, del d¨ªa a d¨ªa de la historia, pero no es as¨ª. A punto de cumplir 77 a?os, Antoni T¨¤pies sigue atento y vigilante. Le interesa todo menos lo que ¨¦l denomina el entretenimiento banal que se extiende como una plaga en las mentes de la ciudadan¨ªa. Para "desprenderse de esa realidad superficial", hay varias maneras de hacerlo y una de ellas, defiende, es a trav¨¦s del arte. El suyo puede verse a partir de hoy y hasta mediados de enero en la galer¨ªa Toni T¨¤pies-Edicions T, de Barcelona, que regenta su hijo.
Unidad e individualidad
"Vivimos distra¨ªdos por cosas que en realidad no interesan pero que nos absorben cuando nos las proyectan continuamente desde los medios de comunicaci¨®n", afirma el artista. "Por eso, de tanto en tanto, es muy saludable hacer un poco de limpieza y desprenderse de toda esta realidad superficial, de estas distracciones idiotas, de estos temas que tanto preocupan al homo economicus".El arte puede ayudar, por ejemplo, a recuperar algunos valores fundamentales para el hombre que, en su opini¨®n, se han despreciado demasiado alegremente. "Se habl¨® mucho durante un tiempo de que hay que desacralizarlo todo, y en mi opini¨®n es al rev¨¦s", se?ala. "Tenemos que volver a sacralizar incluso la vida cotidiana, porque a lo mejor as¨ª le tendr¨ªamos m¨¢s respeto". Deber¨ªamos aprender, sostiene, de otras culturas que mantienen la importancia de las cosas sencillas, de los peque?os rituales diarios, de la importancia de cada gesto. "Afortunadamente, esto ha sido algo que he tenido en casa, porque mi mujer es de las personas que piensan que hay que tener presente y disfrutar de lo que se est¨¢ haciendo en cada momento. Alguna vez he entrado en la cocina cuando ella preparaba, por ejemplo, una salsa con la intenci¨®n de comentarle alguna noticia que me hab¨ªa indignado o una idea que me ten¨ªa preocupado, y ella me ha detenido inmediatamente dici¨¦ndome: 'Ahora estoy haciendo una salsa y quiero hacerla bien. Ya hablaremos despu¨¦s'. Esto, para m¨ª, tambi¨¦n es sabidur¨ªa".
No es una idea nueva en ¨¦l ni tampoco una ocurrencia personal. Como Teresa de ?vila, que T¨¤pies suele citar a menudo, considera que "Dios tambi¨¦n est¨¢ entre los pucheros". Pero, aunque no sea nuevo, sigue siendo necesario. Como para ¨¦l es necesario pasarse los tres meses del verano encerrado en su taller de Campins, un pueblo cercano a Barcelona, para crear nueva obra. La que exhibe ahora en Barcelona -y la que en febrero se ver¨¢ en la galer¨ªa Soledad Lorenzo, de Madrid, y en marzo en la Waddington, de Londres- la ha realizado ¨ªntegramente en este a?o 2000.Es una obra muy diversa en lo que a materiales se refiere, y tambi¨¦n compleja en su tem¨¢tica y s¨ªmbolos. "Supongo que s¨ª puede apreciarse una evoluci¨®n o un cambio entre las obras que pinto a principios de verano y las ¨²ltimas, pero suelo trabajar con unos conjuntos que instalo en el estudio para crear una atm¨®sfera especial a la que voy a?adiendo nuevas obras. Sin embargo, pese a esta unidad atm¨®sferica, cada cuadro tiene su propia individualidad".
Uno de los m¨¢s impactantes, situado justo a la entrada de la galer¨ªa, se titula Fertilidad. Est¨¢ realizado sobre madera, y en ¨¦l destacan en relieve de polvo de m¨¢rmol seis generosos pechos femeninos situados en dos renglones verticales. No le gusta hablar del simbolismo concreto de su obra, pero reconoce que ¨¦ste tiene mucho de canto a la vida.
En cambio, m¨¢s triste podr¨ªa parecer una tela casi lisa con fondo negro y dibujo blanco en el que aparece una figura "tachada" por una cruz blanca y que ¨¦l ha titulado Figura sobre morado. "Para m¨ª se refer¨ªa m¨¢s a la contemplaci¨®n interior", afirma el artista. "Muchas veces me dicen que mis pinturas son tristes, pero yo no lo creo. Lo dicen porque para mucha gente profundizar en la existencia humana les parece triste, y yo no lo veo as¨ª. Aunque es cierto que en ocasiones s¨ª quiero manifestar el dolor directamente en el cuadro cuando estoy costernado por alg¨²n acontecimiento. De todas formas, en el dolor estamos sumergidos siempre. Lo que pasa es que hay formas para aliviarlo, y los artistas tenemos esta pretensi¨®n de ser ¨²tiles a los hombres ayud¨¢ndoles a superar los estados dolorosos. No a olvidarlos, porque creo que es bueno tener siempre presente lo que es la existencia, pero contribuir a que la persona tome conciencia m¨¢s profundamente de las cosas".
Son ideas, a?ade de inmediato, que no se ha inventado ¨¦l. "Es un t¨®pico de todas las sabidur¨ªas, y que quede claro que no me considero un sabio, pero s¨ª me gusta aprender de ellos".
Los ojos que nos miran
"Los ojos, en las pinturas de T¨¤pies, son la mirada que nos devuelve aquella que nosotros le lanzamos: la mirada que nos mira y nos interpela, as¨ª como la mirada que nos acoge", escribe el cr¨ªtico y profesor Xavier Antich en el cat¨¢logo de la exposici¨®n de la obra reciente de T¨¤pies que ahora se exhibe en Barcelona. Son el elemento que m¨¢s destaca en algunas obras, pero, como explica Antich, est¨¢n ah¨ª aunque no aparezcan visualmente.
"La verdad es que es dif¨ªcil describir el tipo de cuadro que hago", reconoce. "Tienen una simbolog¨ªa muy espont¨¢nea, salida del inconsciente. Pero es que creo que los mensajes del incosciente tienen un componente muy humano, como los sue?os, y nos ayudan a vivir".
T¨¤pies se siente m¨¢s cercano a los s¨ªmbolos zen o del hinduismo, pero considera que tambi¨¦n hay muchos b¨ªblicos que son aceptables. Respecto a los ojos, afirma que siempre forman parte de toda esta cosmolog¨ªa. "Siempre tengo presente esta idea general de que, cuando miramos una cosa, la cosa tambi¨¦n nos mira a nosotros. En este sentido, nosotros creamos la realidad y ella nos crea a nosotros. Por eso pienso que esta posibilidad que tenemos de crear realidades, de inventarla, es lo que nos puede ayudar a mejorarla".
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