Gracias, Lluch
-Paco Egea?-S¨ª.
-Soy Alain Jupp¨¦.
Aquel d¨ªa, El Diario Vasco publicaba mi an¨¢lisis acerca de la evoluci¨®n de la econom¨ªa francesa, dirigida entonces por el gobierno neogaullista de Alain Jupp¨¦, a quien el art¨ªculo criticaba. Al otro lado del hilo telef¨®nico, Ernest Lluch me saludaba con su acostumbrada e inteligente iron¨ªa para enriquecer la reflexi¨®n publicada con el acierto que su experiencia, su agudeza y su cultura econ¨®mica, le hab¨ªan otorgado.
Lluch se hab¨ªa labrado una carrera acad¨¦mica brillante, de la que ¨¦l disfrutaba con una intensidad vitalista, alejada de cualquier asomo de petulancia que el paso por el primer Gobierno socialista hubiera podido tentar a apersonas sin su car¨¢cter. Lluch trabajaba mucho. Esta faceta de su personalidad, combinada con una curiosidad intelectual pluridisciplinar, hab¨ªan cuajado un economista de alto rango, que transmit¨ªa sus conocimientos y su entusiasmo con generosidad.
Lluch era un hombre bueno. Su humanidad, su exquisita atenci¨®n, su disposici¨®n a compartir preocupaciones, lo significaba como un amigo atractivo, cuya compa?¨ªa siempre resultaba agradecida. Lluch era un ciudadano moderno, civilizado y cosmopolita. Hab¨ªa hecho de la tolerancia y el respeto una piedra angular de su comportamiento. Y su autoexigencia le manten¨ªa siempre atento para no titubear acerca del mantenimiento de los buenos modales aun cuando a veces se topara con actitudes zafias.
Sosten¨ªa que un poco de inflaci¨®n engrasaba el empleo, se re¨ªa de los economistas pop que hacen del d¨¦ficit cero un icono, y no se recataba en defender la Teor¨ªa General de Keynes como uno de los mayores logros de la historia econ¨®mica e intelectual del siglo XX, ante aquellos que ven en el mercado la ¨²nica herramienta de pol¨ªtica econ¨®mica.
Pero la sinraz¨®n y la ignorancia han segado su vida. Una vida necesaria, dif¨ªcilmente prescindible, llena de entusiasmo y de amor precisamente por eso que le han arrebatado: la vida.
Expreso mi dolor (solicito para ello licencia), por la p¨¦rdida del maestro y del amigo. Porque no podremos ver juntos en Ipurua un pr¨®ximo partido del Eibar. Y porque, adem¨¢s, no le han dado tiempo para contestar el ¨²ltimo mensaje que dej¨¦ grabado en su buz¨®n de voz. Querido Ernest: all¨ª donde est¨¦s, me debes llamada.
Francisco Egea es ex consejero de Justicia, Econom¨ªa y Trabajo del Gobierno vasco.
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