Pudrirse en festivo

La vaca cay¨® fulminada en el establo a las seis de la madrugada de ayer. "Fue de repente, pensamos que de un ataque al coraz¨®n", dice su propietario, Xaqu¨ªn L¨®pez, que tiene dos granjas con un millar de cabezas de ganado en Mes¨ªa (A Coru?a). El cad¨¢ver sigue tendido en el mismo sitio donde la res acab¨® sus d¨ªas, ante la mirada perpleja del resto de animales. Y si alguien no lo remedia, all¨ª continuar¨¢ hasta el pr¨®ximo lunes. Las normas para prevenir la encefalopat¨ªa espongiforme bovina (EEB) proh¨ªben su inhumaci¨®n. Deber¨¢ ser incinerada en el crematorio animal de Ourense, el ¨²nico que hay en Galicia, pero antes de su traslado la res tiene que ser inspeccionada por un veterinario de la Xunta. Como es sabido, los empleados p¨²blicos est¨¢n de puente. Y nadie hace guardia en su lugar."Est¨¢ tan hinchada que parece un trompo, y a ver c¨®mo llega hasta el lunes". Seg¨²n las normas de sanidad animal, a la vaca habr¨ªa que extraerle una muestra para hacer el an¨¢lisis de la EEB. Pero, de aqu¨ª al lunes, lo m¨¢s probable es que su enc¨¦falo se deteriore irremediablemente y que el an¨¢lisis resulte inviable.

"?Qu¨¦ es peor enterrarla o dejarla aqu¨ª tres d¨ªas pudri¨¦ndose, con un foco de contaminaci¨®n dentro del establo?", preguntaba, airado, el ganadero tras una ma?ana de fallidas gestiones telef¨®nicas. En el crematorio de Ourense le dijeron que s¨®lo aceptan reses trasladadas por la ¨²nica empresa que cuenta con autorizaci¨®n de la Xunta. Pero en los tel¨¦fonos de la firma encargada del transporte no contestaba nadie. Y, aunque lo hiciesen, tampoco hab¨ªa ayer disponible en la comarca ning¨²n veterinario de la Administraci¨®n. Es como si las funerarias y los forenses no trabajasen los festivos.

En el caso de L¨®pez, presidente en Galicia de la Federaci¨®n de Empresarios de Producci¨®n L¨¢ctea (FEPLAC), ya llueve sobre mojado, porque desde el pasado 15 de noviembre no puede comprar ni vender vacas: su explotaci¨®n est¨¢ inmovilizada. El 30 de octubre, una de sus reses fue sacrificada en el matadero de Betanzos (A Coru?a) y, como ten¨ªa una pata enferma, se le tom¨® una muestra para enviar a la Universidad de Zaragoza, al laboratorio de referencia de la EEB en Espa?a. Desde entonces, el ganadero no ha vuelto a saber nada, pese a que los an¨¢lisis suelen tardar poco m¨¢s de una semana.

"Hace 14 a?os que se conoc¨ªa esta enfermedad en Europa y aqu¨ª estamos improvisando medidas ahora que ha aparecido", denuncia Roberto Garc¨ªa, secretario general del sindicato Uni¨®ns Agrarias de Galicia (UU AA). No hay, por ejemplo, instalaciones suficientes. Galicia tiene suerte de ser una de las cinco comunidades aut¨®nomas con planta de incineraci¨®n, pero otra cosa es que ¨¦sta re¨²na las condiciones adecuadas. Se trata de una antigua f¨¢brica de curtidos, en las afueras de Ourense, que estos d¨ªas trata a duras penas de hacer frente a la avalancha. Manuel Bouzas, otro dirigente de la FEPLAC, comprob¨® que el pasado fin de semana el crematorio estaba cerrado y sin vigilancia. "Los despojos se amontonaban al aire libre, y los perros andaban husmeando por all¨ª", asegura Bouzas.

La Xunta ha anunciado que va a hacerse cargo de los gastos de traslado e incineraci¨®n de las reses. Porque, de momento, los ganaderos pagan de su bolsillo: a Xaqu¨ªn L¨®pez puede costarle unas 70.000 pesetas deshacerse del cad¨¢ver que expande la pestilencia en su establo.