Jornada de ausencias
Muchos funcionarios deciden renunciar al salario de un día para protestar pacíficamente por la pérdida de poder adquisitivo
Mostradores despejados
Los centros de la Administración pública vivieron ayer una jornada atípica. Algunos, por falta de actividad, y otros, debido al colapso que supone atender al mismo público con menos trabajadores. En ambos casos, las sillas vacías recordaban que algunos empleados públicos habían decidido renunciar al sueldo de un día para reclamar las pérdidas acumuladas por la subida de la inflación.No todos los funcionarios descontentos con el adelgazamiento progresivo de sus sueldos podían permitirse un día sin trabajo. "Yo estoy totalmente de acuerdo con los motivos de la huelga, pero mi marido también es funcionario y hemos tenido que echar a suertes quién la hacía", explicaba ayer desde su puesto en una céntrica oficina de turismo madrile?a Cruz Brihuega, funcionaria de categoría D (correspondiente a auxiliar) de la Comunidad de Madrid. Según esta trabajadora, sus 142.000 pesetas líquidas mensuales se quedarían en 122.000 por un día de paro.
Las pistas de la huelga eran evidentes en el centro de Madrid y no sólo en los edificios públicos. Grupos itinerantes de funcionarios transitaban por las principales vías de la capital con las correspondientes marcas de identificación: pegatinas y banderas de los sindicatos convocantes para que no hubiera dudas de por qué paseaban en lugar de trabajar. A las doce de la ma?ana, la céntrica Puerta del Sol se llenó de manifestantes que volvieron a sintetizar en uno los motivos de su protesta: la pérdida de poder adquisitivo de sus salarios. Algunos de los allí concentrados se hacían eco del último dato de la inflación, conocido ayer, que "ha subido un poquito más" en noviembre (un 0,2%).
En Correos, uno de los sectores más afectados por la huelga, las protestas eran activas, aunque pacíficas. "Seguramente, el paro de hoy [por ayer] no modifique la posición del Gobierno, pero es el primer paso para volver a dar la tabarra el a?o que viene", reconocía Jon Machimbarrena, secretario provincial de Correos y Telégrafos de Comisiones Obreras en Madrid. Este sindicalista sostenía, junto con otros compa?eros, una pancarta frente al edificio central de Correos. Aproximadamente la mitad de las ventanillas al público de este centro estaban vacías ayer por la ma?ana.
Mayor tranquilidad reinaba en una céntrica oficina del Inem alrededor de la una de la tarde. Aunque el responsable del centro se negó a dar datos de asistencia (los trabajadores de este organismo alegan prohibición de hablar con la prensa), sólo una persona permanecía en el mostrador principal de la oficina. Los huecos también eran evidentes en las dependencias de la Seguridad Social de la calle de la Cruz, muy cerca de la Puerta del Sol. Allí la huelga la siguió un 45% del personal y no todos los trámites estaban garantizados. Según la responsable del registro, estaba asegurada la información al público, pero no se podía dar de alta o de baja a los trabajadores, por ejemplo, aunque sí solicitarlo. Otros servicios más sencillos, como facilitar informes de vida laboral, se cumplían con mayor celeridad que otros días, dada la escasez de público solicitante.Donde no disminuyó la actividad fue en el centro sanitario de atención primaria Palma Norte. Aunque también había trámites que no podían ser satisfechos, el personal habitual de atención al público permanecía ayer en sus puestos, y con clientela suficiente, aguardando en la sala de espera. "Aunque parezca mentira, estamos de huelga", se?alaba uno de los responsables de información.
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