El Gobierno brit¨¢nico sospecha que el 'doctor Muerte' mat¨® a 300 pacientes en 24 a?os
El m¨¦dico fue condenado el a?o pasado a cadena perpetua por el asesinato de 15 mujeres
Cuando Harold Shipman, de 54 a?os, fue detenido en 1998 por haber falsificado el testamento de una de sus pacientes, Kathleen Grundy, de 81 a?os y antigua alcaldesa de Hyde , la polic¨ªa de la ciudad de Manchester abri¨® una de las m¨¢s penosas diligencias criminales recordadas en la historia criminal brit¨¢nica. El comisario Bernard Postles sospechaba que la dama en cuesti¨®n hab¨ªa sido asesinada y tem¨ªa que otras ancianas hubieran sufrido la misma suerte. El estudio encargado por Sanidad a Richard Baker, experto en auditor¨ªas cl¨ªnicas de la universidad de Leicester y remitido ayer a la Fiscal¨ªa General, ha venido a confirmar los miedos del polic¨ªa.
Harold Shipman, un hombre muy querido por sus pacientes, no s¨®lo inyect¨® dosis mortales de diamorfina, un poderoso anest¨¦sico, a 15 pacientes indefensas, delito por el que cumple cadena perpetua. A lo largo de 24 a?os de carrera aplic¨® sus conocimientos a procurar la muerte de por lo menos 236 enfermos, posiblemente hasta 300, en lugar de aliviar sus dolencias, seg¨²n el Ministerio de Sanidad.
Estudio secreto
En una labor sin precedentes elaborada en secreto hasta ayer, Richard Baker, antiguo m¨¦dico de familia como Shipman, examin¨® los archivos relativos a su colega desde que ¨¦ste obtuviera el t¨ªtulo en 1974. Durante un a?o, Baker sigui¨® el rastro dejado por el asesino en las localidades cercanas a Manchester donde ejerci¨® hasta establecerse en Hyde.
Baker compar¨® primero el n¨²mero de certificados de defunci¨®n firmados por Shipman con los expedidos en otras consultas similares de la regi¨®n. A continuaci¨®n tuvo que establecer las causas de cada muerte, a base de preguntar a los familiares el tipo de tratamiento que recibieron los fallecidos y los detalles del ¨®bito. Para su sorpresa, la mayor¨ªa de los desaparecidos eran mujeres de avanzada edad que perec¨ªan de repente en su hogar y a primera hora de la tarde. En todos los casos, el m¨¦dico las hab¨ªa visitado de improviso.
Una vez recopilados los datos, Baker hizo sus c¨¢lculos y vio que las cifras no casaban. En un cuarto de siglo, Shipman hab¨ªa informado de 236 muertes m¨¢s en pacientes a su cargo -casi una al mes- que el resto de sus colegas. Para el comisario Postles, las conclusiones del estudio oficial han corroborado sus peores recelos.
A pesar de que s¨®lo nueve de los 12 cad¨¢veres exhumados hasta la fecha -todos pertenecientes al grupo de 15 mujeres cuyo asesinato ha podido demostrarse- mostraban restos de diamorfina, las circunstancias de la muerte de las 200 personas investigadas por sus agentes son similares a las de este grupo oficial de v¨ªctimas.
'Lees el trabajo de Baker y casi puedes titularlo Muerte al atardecer', dijo ayer Liam Donaldson, funcionario m¨¦dico del Gobierno que suele anunciar las medidas sanitarias que afectan a todo el pa¨ªs. 'La estricta supervisi¨®n a que est¨¢n sometidos hoy todos los m¨¦dicos brit¨¢nicos, no s¨®lo los de cabecera, impide que este tipo de tragedias pueda repetirse', a?adi¨® ayer, mientras los parientes de los muertos ped¨ªan que Shipman fuera juzgado de nuevo por sus cr¨ªmenes.
Dicha posibilidad ha sido descartada por la propia Fiscal¨ªa General, que no cree que el m¨¦dico pudiera tener un proceso justo a estas alturas. 'La publicidad dada al caso ha sido de tal magnitud que ning¨²n jurado ser¨ªa capaz de ofrecer un veredicto ecu¨¢nime si llev¨¢ramos otra vez a Shipman ante los jueces', en palabras de David Calvert, uno de sus portavoces. Para los hijos de las muertas, si los tribunales no pueden condenarle otra vez habr¨ªa al menos que forzarle a que pidiera perd¨®n por sus cr¨ªmenes.
'Mientras no lo haga, no tendremos paz. La pena, el horror y la repugnancia que sentimos no cesar¨¢n hasta que Shipman explique lo que hizo', asegur¨® anoche Jayne Gaskell, que perdi¨® a su madre a manos del m¨¦dico. 'La ¨²nica persona de la que nadie sospechar¨ªa algo as¨ª', seg¨²n la asociaci¨®n formada por los familiares de las v¨ªctimas.
Investigaci¨®n
Para la juez Janet Smith, de 60 a?os y miembro del Tribunal Supremo, empieza ahora una de las labores m¨¢s delicadas de su carrera. Sin fecha definitiva de apertura pero fijada para este a?o, la investigaci¨®n que presidir¨¢ debe analizar el trabajo de Shipman, as¨ª como las negligencias, si es que las hubo, de la divisi¨®n de medicina familiar de la Asociaci¨®n M¨¦dica Brit¨¢nica que le permitieron matar sin ser descubierto durante tantos a?os, y las normas que rigen el uso de drogas tan fuertes como la diamorfina por parte de los profesionales.
'Las familias saben que ser¨¢ un an¨¢lisis prolijo y amargo, pero lo dan por bien empleado si con ello se evitan casos similares', admiti¨® ayer Ann Alexander, la abogada de los hijos de las fallecidas.
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